Alfonso Guerra y Felipe Gonzlez llaman al PSOE a rebelarse contra la amnista: “No podemos dejarnos chantajear por nadie”


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Una sala repleta recibiendo con aplausos de pie a los dos hombres más ilustres del PSOE en democracia: el presidente del Gobierno Felipe González y ex vicepresidente Alfonso Guerra. La pareja más relevante de la política española, tal y como los presentó el presidente del Ateneo, Luis Arroyo.

Felipe y Alfonso, González y Guerra. Juntos, uno al lado del otro, en una pose que marca su reconciliación ante el público 25 años después de que ambos abandonaran el escenario político y se marcharan, separando sus caminos, del Palacio de Congresos de Madrid, en 1997, después de que González sorprendiera a todo el PSOE y el país al anunciar su decisión de no presentarse nuevamente a la secretaría general del partido.

Hoy los vuelve a unir la política, la defensa de la democracia, el socialismo y la Constitución. Hoy les vuelven a unir ideas firmes sobre el Estado, la unidad de la nación, la igualdad entre todos los españoles y la necesidad de diálogo y pacto. Hoy también les une su desacuerdo con un partido que empiezan a no reconocer como el que refundaron en Suresnes hace 50 años. Y hoy, en definitiva, unen sus voces contra la resignación y advierten: no podemos dejarnos chantajear. Su oposición a la posibilidad de una amnistía para los implicados en el proceso La exigencia de autodeterminación planteada por los independentistas es rotunda y radical.

Todo esto es lo que dejaron claro anoche los dos protagonistas en la presentación del libro de Alfonso Guerra, La Rosa y las espinas. El hombre detrás del político (La Esfera), en el Ateneo de Madrid.

Felipe González
Felipe González y Alfonso Guerra.bernardo daz

El exvicepresidente no defraudó. Si un hombre ve injusticias debe decirlo en voz alta, arranc. Y recibí los primeros aplausos. Luego llamó disidente al otro, en referencia a Pedro Sánchez que, según dijo, cambia de opinión y un día defiende una cosa y otra, otra. Yo, afirmó, siempre he sido el mismo.

“Una gran estafa”

A las palabras de Guerra no le faltaron reproches al nacionalismo, lamentando que en el país se hable ahora de una posible amnistía para quienes cometieron el delito de sedición y de un futuro derecho a la autodeterminación. Para él, la amnistía es la humillación deliberada de la Transición, la condena de la democracia. Todo esto, explicó, es resultado de la nueva política, que es una gran estafa.

Con su verbo agudo, rechazó rotundamente el olvido de lo ocurrido durante la proceso. Y, como socialista, pidió solemnemente que no se dé el paso de conceder amnistía a los delincuentes que prometen volver a hacerlo todos los días. La pregunta es si se puede extinguir la responsabilidad penal de quienes, según la Corte Suprema, impulsaron un proceso para subvertir el orden constitucional. Esto, añadió, si se adopta, obstaculizaría el futuro de la nación porque, en última instancia, implica que la nación se niega a sí misma.

Guerra lamentó que toda la política española dependiera de los nacionalistas que en conjunto apenas representan el 6% del conjunto de la nación. Los dos grandes partidos tienen que hablar, repitió, para impedir que el nacionalismo minoritario tenga poder y deconstruya el orden constitucional. La izquierda tiene que distanciarse de los partidos que defienden el separatismo. El nacionalismo es una ideología reaccionaria, zanj.

Para Guerra, es doloroso que los dos grandes partidos se estén distanciando cada vez más, girándose hacia sus extremos. Ha constatado el actual declive del Parlamento que, según él, se reduce a legitimar las decisiones de Sánchez expresadas a través de decretos leyes que no responden a ninguna necesidad urgente.

El Parlamento, concluyó, es una asamblea deliberante de la nación en la que debe prevalecer la razón general. De ahí, aseguró, la necesidad de deshacerse de los nacionalistas y pequeños grupos que buscan la destrucción de la democracia. No me resigno, insistió, y sé que muchos se me resisten.

“La amnistía no es constitucional”

Felipe González lo dijo entonces todo en una sola frase: ¿A alguien le sorprendería que aceptara? No hacía falta más. Él también era duro. El PSOE, recordó, es la única fuerza política que continúa con sus siglas y que formó parte de la redacción de la Constitución. Y en ese sentido, como único superviviente del pacto constitucional, tiene el deber de defenderlo. Uno puede defender las ideas que quiere pero lo que no puede hacer es ignorar la ley. La amnistía no es constitucional, sentenció. No encaja, como tampoco encaja la autodeterminación.

González y Guerra. Felipe y Alfonso. Ambos coincidieron en que no tenían dudas al respecto. En dos días destruyeron el Estatuto y en dos días destruyeron la Constitución y ahora con una amnistía que se borraría y se quitaría la legitimidad a quienes intentaron defenderla, dijo González, quien dijo no conocer ninguna. país democrático que introduce un elemento de autodestrucción. de su unidad, de su integridad. No podemos permitirnos ser chantajeados por nadie. Para nadie. Y mucho menos por las minorías en peligro de extinción, gritó, provocando el aplauso del público.

También abogó por acuerdos entre PSOE y PP porque, de lo contrario, dijo, no saldrán adelante reformas importantes. Y citó, por ejemplo, la reforma del Senado para convertirlo en una verdadera cámara de representación territorial. Lo que escucho es que la gente quiere que se pongan de acuerdo pero, se preguntó, ¿cómo vamos a ponernos de acuerdo con esa señora que da lecciones a todos?, en referencia a Yolanda Díaz. González apuntó en varias ocasiones contra la segunda vicepresidenta y su tendencia a sermonear siempre, incluso, dijo, contra quién ha ganado todas las elecciones, en obvia referencia a Alberto Núñez Feijó.

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