La situación en los centros de acogida para menores migrantes no acompañados en Canarias roza el final con 80 centros repartidos por todo el división, la mayoría de ellos habilitados de forma urgente y sin reunir las condiciones dignas para atender correctamente a estos menores. En muchos, los llamados macrocentros, que son los que superan los 150 menores, escasamente hay espacio entre angarillas y angarillas.
Muchas veces estos hogares improvisados se ubican en polígonos industriales donde el Gobierno ha adquirido naves para convertirlas en posibles alojativos improvisados. Y lo que es aún peor, el Gobierno canario ya ha solicitado que se instalen carpas en los puertos para ser utilizados incluso para derivar a estos menores.
“No podemos darles la enseñanza del idioma, no podemos atenderlos dignamente”, asegura Fernando Clavijo en una rueda de prensa organizada en Madrid para, una vez más, pedir un pacto de Estado que garantice el reparto equitativo de estos menores a todas las comunidades españolas.
Sigue la bronca política
Y mientras el Efectivo Decreto llega o no llega, y se tramita la modificación de la Ley de Extranjería, que está previsto que se registre este lunes en el Congreso, según ha asegurado la ministra de Mocedad e Infancia Sira Rego, 5.600 menores siguen en Canarias esperando por una decisión que les de lo que han venido a despabilarse a Europa: un futuro mejor.
En medio de toda la bronca política, con la ruptura de los gobiernos autonómicos donde Vox apoyaba al Partido Popular tras el anuncio del apoyo al reparto de poco menos de 400 menores por todo el división castellano, el debate sale a la calle.
“Nosotros lo vemos cuando salimos a pasear”, dice una vecina de Las Palmas de Gran Canaria, “me da mucha pena de esta concurrencia que estén solos aquí”, asegura un vecino que suele verlos jugando en la capitalina playa de Las Alcaravaneras, donde suelen ir solos a tener lugar el día por no tener otra cosa que hacer.
Los próximos que lleguen podrían citarse desatendidos
Hablamos con varios menores que pasan el rato sentados en las inmediaciones de la playa: “Somos 80 en casa”, dice uno, “entre 50 y 60 en mi hogar”. Al preguntarles si les gustaría tenderse solos, todos nos dicen que sí, y que han venido a estudiar y encontrar un trabajo. No quieren peleas, pero reconocen que la convivencia en un centro con tanta concurrencia es complicada.
“En un centro donde hay 150 chicos, si uno le roza el codo al otro puede ser un problema gravísimo”, relata Delia García, presidenta de Quorum Social 77, asociación que atiende a más de la fracción de los menores migrantes no acompañados que hay ahora mismo en custodia en canarias.
Delia analiza la situación presente y asegura que “los próximos menores que lleguen, hay una posibilidad enorme de que queden sin ser atendidos”.
Una saturación de la que las principales víctimas son los propios menores: “Yo los veo caminando e imagino que ellos no quieren estar así y necesitan ir a otros lugares”, concluye una vecina que está acostumbrada a verles y querría que estos menores tuvieran ataque a otras posibilidades.
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