«Vía Layetana es la topografía del terror para los que sufrimos la represión en Cataluña»


Carlos Vallejo (Barcelona, ​​1950) sabe que tres de sus torturadores ya están muertos, pero quiere justicia. En noviembre pasado presentó una denuncia por crímenes de lesa humanidad contra seis agentes de la Brigada Político-Social, por las golpizas y humillaciones que le infligieron en los años setenta, por el simple hecho de ser sindicalista. Ahora la Fiscalía le ha instado a investigar su denuncia, ya que “la nueva Ley de Memoria Democrática impone al Estado el deber de investigar la violaciónes de derechos humanos que se produjo durante la Guerra Civil y la dictadura. Tras conocer la noticia, Vallejo explicó a este diario: «La Vía Layetana es la topografía del terror para quienes sufrimos la represión en Cataluña«.

En el número 43 de esa carretera de Barcelona es donde Jefatura de policía. Durante la dictadura, el edificio albergó a la Brigada Político-Social que lo torturó a él y a tantos otros. Vallejo llama al espacio un “agujero negro” para quienes Lucharon por las libertades en España Franquista Aunque el “trauma” que arrastra “no se puede arreglar con dinero ni con perdón”, aboga por la llamada justicia restaurativa, y exige “que se esclarezca lo ocurrido”.

Y más de medio siglo después de haber sido torturado en comisaría, todavía no ha tenido acceso a los expedientes policiales, que pueden constituir “material probatorio” de lo ocurrido. «A las sentencias del tribunal de orden publico (ARRIBA) He tenido acceso, pero no a los expedientes policiales. Por otro lado, los militares en consejos de guerra son muy accesibles, es una contradicción, ser aún mayores”, señala. Ésa es una de las pretensiones de la denuncia: el acceso a los elementos probatorios del delito. De »un investigación del lugar de los hechos« -el propio edificio- hasta la toma de declaración de la propia víctima, y ​​de los responsables de quienes lo torturaron.

La decisión de la Fiscalía de acoger su denuncia es “se ajusta a la propia ley” de memoria, afirma Carles, que ya esperaba “una posición favorable”. Ahora está en manos de Juzgado de Instrucción 18 de Barcelona admitir la denuncia. Más allá de los juzgados, Vallejo, como presidente de la Associació Catalana d’Expresos Pítics del Franquisme, es uno de los que aboga por que la Jefatura de Policía se convierta en un “centro de interpretación de la tortura”. «Las entidades memorialistas exigen que lo ocurrido no caiga en el olvido. Creemos que no es bueno que el edificio siga siendo un espacio policial porque La sombra de la tortura y el franquismo se proyecta sobre la policía democrática«, defiende.

Vallejo subraya que su reivindicación no es contra el actual Cuerpo, como siempre ha explicado, sino contra el que, “durante mucho tiempo, fue el agujero negro de la represión y la tortura”. Por eso cree que Vía Laietana, 43 deben “cambiar de roles” para evitar esa “sombra”. Además, recuerda que el edificio actualmente no tiene “utilidad operativa” para el CNP, sino que alberga oficinas. “Creemos que el mejor uso que se le puede dar es el de cultura democrática y eso pasa por poder explicar lo que pasó allí durante la dictadura”, apunta.

«Que sea una vacuna para las nuevas generaciones y decir que la tortura es un crimen de lesa humanidad. Debemos explicar que hubo algunos años, no tan lejanos, en los que esto sucedió en nuestra ciudad.

20 días de tortura

Fue en diciembre de 1970 cuando fue detenido por primera vez. Durante 21 días fue torturado en Vía Layetana, 43, antes de ser trasladado al penal La Modelo. El histórico sindicalista del barrio de El Poblenou inició su actividad a los 17 años, cuando se afilió al todavía clandestino Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC).

Poco después empezó a trabajar en Seat y allí se afilió al entonces también sindicato clandestino Comisiones Obreras. Su actividad culminó con su primer arresto. Tenía entonces 20 años y varios agentes de la Brigada Político-Social Lo detuvieron a las puertas de su casa, cuando portaba folletos de un poema de Rafael Alberti – ‘Los seis clavos’; -en relación con el juicio sumario del Juicio de Burgos, en el que el poeta consideró que serían “los seis clavos en el ataúd de Franco” si el dictador ejecutaba a los acusados ​​para los que se pedía la pena de muerte.

Fue en diciembre de 1970 cuando fue detenido por primera vez. Durante 21 días fue torturado en Vía Layetana, 43, antes de ser trasladado al penal La Modelo.

Una vez en las mazmorras, La tortura, tanto física como psicológica, continuó durante días.. Golpes y patadas en las llamadas “ruedas”, en las que los agentes se turnaban para atacarlo y asfixia con el método de la “bolsa”, que le colocaban en la cabeza para impedirle respirar, además de insultos y humillaciones.

Pasaron 20 días antes de que fuera trasladado a prisión, acusado de asociación ilícita y propaganda ilegal. Salió de allí en junio de 1971 y dos años después fue condenado por ello, hasta que tras la muerte del dictador fue indultado, y en 1978 la Audiencia de Madrid declaró extinguida su responsabilidad penal, al amparo de la ley de amnistía.

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