El especie de homicidios de los Mossos d’Esquadra de la región policial metropolitana ártico búsqueda al autor del disparo en la testuz que este miércoles casi mata a un hombre paquistaní en el ciudadela de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. El suceso ocurrió a la una del mediodía en plena plaza de Camarón, el corazón de este ciudadela, que a esa tenía las calles llenas de clan y a menores jugando. Lo poco que contaron los testigos a las primeras patrullas de seguridad ciudadana de la policía catalana es que un hombre vestido completamente de sombrío y encapuchado se acercó por la espalda a otro que caminaba y le disparó un único tiro en la testuz.
La víctima, paquistaní, que no residía en España y que no hablaba ni una palabra de castellano, solo balbuceaba inglés, aún estaba consciente cuando se acercaron los primeros uniformados, alertados por las llamadas al 112. El individuo llevaba encima documentación que parecía auténtica, no tenía referencias policiales en España y trató de despistar a los policías que hablaron con él unos segundos asegurando que había sufrido un intento de robo. Una argumento que no encajaba en el modus operandi del tirador que actuó por la espalda, sin mediar palabra y, aparentemente, muy convencido de la víctima a la que pretendía finiquitar.
Un movimiento insignificante de la víctima en el final segundo provocó que el disparo cambiara de trayectoria y el hombre salvara la vida. Antaño de perder el conocimiento, aseguró que no sentía las extremidades. Anoche, la víctima permanecía hospitalizada en estado oneroso, no se temía por su vida. Los investigadores de homicidios se pusieron a trabajar priorizando el deshacer el reconvención de la víctima en las últimas horas y tratar de concretar qué hacía en el ciudadela de La Mina. La recital del tirador solo hacía suponer que se trataba de un ajuste de cuentas planificado.
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