Frente a la mentira y la manipulación sobre las tierras raras, información veraz


Entre amenaza y amenaza, debe pensar don Francisco Javier Merino de la Cuesta, presidente de Quantum Minería, que en la provincia de Ciudad Actual (y todavía en Castilla-La Mancha) la población comulga con ruedas de molino cuando tráfico de enfrentarse el impacto de la minería de tierras raras en sus comunidades. Pero se equivoca de espacioso, porque la transparencia y la verdad de una información contrastada se han convertido en requisitos indispensables para cualquier hecho social que se realice en beneficio de la ciudadanía.

La Plataforma Sí a la Tierra Viva nació con este objetivo: informar y transmitir a la población de guisa clara y objetiva cuáles pueden ser los pertenencias de la implantación de un plan de minería de tierras raras en nuestras comarcas de un modo verídico, accesible y comprensible porque la divulgación de datos precisos sobre impactos ambientales, sociales y económicos de esta actividad extractiva son aspectos cruciales para promover un diálogo despejado en torno a esta industria y sus riesgos. De hecho, sólo a través de la transparencia y la honestidad podremos construir una sociedad informada y participativa que pueda tomar decisiones fundamentadas en relación con la actividad extractiva y su influencia en nuestras vidas.

Y no, Sí a la Tierra Viva como entidad registrada sin talante de beneficio no inventa nadie, sino que se sostén en informaciones contrastadas y opiniones de expertos, y así ha sido desde el principio. Porque son ellos, los expertos, los que desde los inicios de este conflicto han alertado de los múltiples problemas que conllevan los planes de Quantum Minería.

Desconocemos si Javier Merino considera todavía que José María Rey Benayas, catedrático de Ecología de la Universidad de Alcalá, y Mayor Florín, profesor titular de tecnología y evaluación ambiental de la Universidad de Castilla-La Mancha, todavía pueden calificarse de «indocumentados», pero han sido ellos, y muchos otros especialistas los que desde el primer momento han alertado de la inviabilidad de sus proyectos tanto a nivel ambiental como social. La Plataforma Sí a la Tierra Viva sólo ha amplificado su mensaje porque si los expertos alertan sobre esta problemática, ¿qué se supone que deberían hacer los vecinos de las áreas afectadas? ¿quedase de brazos cruzados?

Y no es por casualidad, porque en el caso de la minería de tierras raras, como desde la plataforma nos hemos cansado de repetir por activa y por pasiva, es reseñable la gran cantidad de conflictos socioambientales que se han desatado por todo el planeta, tal y como ha venido destacando desde hace abriles el Instituto Universitario de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), que ha registrado en un planisferio hasta 25 casos en países tan diversos como Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, India, Estados Unidos, Brasil, Kenia, China, Pimiento y Nueva Zelanda entre otros. Sí, todavía en el denominado primer mundo.

Miente, miente Javier Merino y vuelve a mentir cuando reitera su delirio de que desde la plataforma sólo de palabra de China cuando positivamente China sólo es uno de los puntos negros del problema. Quizá el maduro, pero ni mucho menos el único.

Al final no sólo los investigadores sino que los médicos del Sescam consultados todavía nos alertan de una actividad que ya asumimos que ni en broma quiere nadie en su tierra alertando de que la explotación y refinado a gran escalera de tierras raras puede provocar en las áreas afectadas una «ingesta diaria promedio» a través de la inhalación de partículas y polvos finos cuyo ínfimo tamaño hace que alcancen en profundidad las vías respiratorias provocando «pertenencias tóxicos crónicos». ¿Cómo reaccionar cuando hasta el propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha alertado en sus comunicaciones que las actividades previstas por la mercantil son susceptibles «de suscitar un impacto radiológico para los trabajadores, el notorio y el medioambiente»?

En definitiva Sí a la Tierra Viva se hace eco de quienes saben y pueden explicarlo mientras que Javier Merino recurre a amenazar a los vecinos afectados vía burofax. Y no es cualquier amenaza, sino la de un leal que cuanto menos puede considerarse que tiene un pasado «turbulento». Turbulento por su implicación en una retahíla de escándalos que reflejan los medios de comunicación nacionales, que abarcan desde el uso de información privilegiada con multa millonaria y condena penal incluida hasta los vinculados al tema urbanístico, sus follones africanos en Sudán del Sur o los impagos fiscales de algunas empresas con las que ha estado relacionado. En esto no existe ningún tipo de animadversión personal alrededor de este personaje, sino que siempre nos hemos definido a reverberar lo que los medios publican. Son verdades (muy) incómodas, evidentemente, pero la parentela afectada por sus proyectos, que sólo podemos encasillar de especulativos, tiene derecho a aprender con quién se la juega.

Es por ello que siquiera ha sido necesario presionar oficialmente ni «a punta de pistola» a los productores agrarios, cooperativas, denominaciones de origen, entidades sociales, asociaciones ecologistas ni ayuntamientos porque como reza el dicho «esta mercancía se vende sola»: de hecho consideramos que Javier Merino es el peor embajador posible de cara al notorio de los proyectos de la compañía que preside. Y no lo decimos nosotros, sino que es su propia actividad pasada la que palabra. Y nunca hemos entrado a valorar su vida personal sino que nos centramos en hechos publicados y verificables.

No hay «alarmismo» ni «mentiras» ni «ruido» por parte de Sí a la Tierra Viva, entidad en la que confluyen productores, profesionales del sector servicios y otros ámbitos y simplemente vecinas y vecinos que ven peligrar el futuro de su tierra, sus familias y quienes a posteriori vendrán. Y por el otro banda, sin bloqueo, si ha habido ocultación, décimo de grupos de presión en reuniones privadas y «matonismo» siciliano del tres al cuarto a través amenazas judiciales por burofax. No conocemos ni una sola empresa que pueda considerarse responsable que se haya comportado de modo parecido.

El de Quantum Minería es un plan minero incompatible a nivel social y ambiental con la provincia a la que afecta, que supone una amenaza para los escasos medios hídricos que la zona posee en centro de una de las mayores sequías que se recuerdan, que en nadie va a mejorar de cara al futuro la vida de las poblaciones concernidas y que puede alterar sin remedio la producción agroalimentaria, hoy reconocida por su gran calidad a nivel franquista e internacional. El «diálogo constructivo» que promete Quantum es en verdad «deconstructivo», un cambio de maniquí que Ciudad Actual, y sus habitantes, ni quieren enfrentarse ni van a permitir.

SOBRE EL AUTOR

Luis Manuel Ginés

Presidente de la Plataforma Sí a la Tierra Viva

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