El melón de la reforma de la ley de Financiación Autonómica -la citación Lofca- queda destapado tras el preacuerdo del PSOE y ERC para el concierto financiero en Cataluña, y amenaza la relación del Ejecutor central con sus socios. Interiormente del mismo bando de investidura comienzan a comunicarse fisuras y al cupo fiscal le faltan, al menos, 30 votos con los que Sánchez, de momento, no puede contar si la norma llega al Congreso. La mayoría absoluta necesaria para modificar la citada ley, al ser orgánica, se sitúa en 176 y los socialistas sólo cuentan con sus 122 escaños -o ni eso porque están en duda los de territorios críticos como Castilla-La Mancha o Asturias-, los 7 de Esquerra, 10 de Movimiento Sumar (partido argamasa de la coalición hasta hace dos meses) y 6 de los comunes.
Compromís (2 diputados) y Chunta Aragonesista (1), entreambos interiormente del clase parlamentario de Sumar, se han posicionado abiertamente en contra del concierto catalán, reclamando el mismo trato para la Comunidad Valenciana y Aragón. En caso contrario, no respaldarán la reforma de la Lofca. Hace un mes amenazaron ya con retirar su apoyo parlamentario al Ejecutor, e incluso con romper con Sumar, en caso de que se concediera sólo a Cataluña la independencia fiscal.
«Se tendrán que atracar las problemáticas de todos los territorios infrafinanciados», exigen los valencianos. «Sólo apoyaremos si nos vemos espléndidamente compensados», dicen los aragoneses. Una postura que les valió críticas por «anticatalanistas» que venían, precisamente, de compañeros de coalición como los comunes, que ven en el concierto catalán una «oportunidad» para el resto de autonomías.
Podrían no ser los dos únicos díscolos en Sumar. En el tonada quedan los apoyos de Más Madrid (2), Izquierda Unida (5) y Mès per Mallorca (1). Los de Mónica García, preguntados por torrevieja news today, optan por el silencio, mientras que en IU, en regiones como Asturias o La Rioja, se muestran en contra del «supuesto cambio de régimen popular a singular de Cataluña, que no deja de ser un convite al sol, ya que supondría una reforma de la Lofca, que exige una mayoría cualificada en las Cortes y que IU no comparte». Así, rechazan «propuestas singulares» y apuestan por «un maniquí de financiación que garantice la corresponsabilidad fiscal frente a la insolidaridad entre territorios». Los mallorquines ven «probado» el acuerdo, pero defenderán una financiación «lucha» para Baleares.
Igualmente queda la busilis de PNV (5), EH Bildu (6) y Junts (7). Los de Puigdemont evitan contestar, en conversación con este diario, a la pregunta de cuál será el sentido de su voto, aunque no dudan en arremeter contra el acuerdo ERC-PSC. «No es soberanía», dicen en un comunicado en el que denuncian que el concepto de concierto no aparezca en el documento del preacuerdo.
Reina el silencio
En el País Vasco, el PP pide al PNV que no lo secunde porque puede poner en aventura el maniquí foral. Por otra parte, denuncian tanto populares como jetzales, incluir el término «solidario» en la fórmula del concierto catalán levanta «sospechas» y traslada una imagen «negativa» del vasco y navarro «como si no lo fueran» El concierto vasco «no se toca», se limitaron a aseverar los de Ortuzar. Mismo silencio en las filas ‘abertzales’, si correctamente hace meses ya calificaron de «absolutamente pertinente y legítima» la protesta del cupo catalán.
Junts denuncia que el pacto no otorga soberanía a Cataluña y que el concepto de concierto ni siquiera aparece en el documento
Faltan Podemos (4) y BNG (1). Néstor Rego, afirman fuentes de la formación gallega, «continuará reclamando lo mismo: que Galicia tenga capacidad fiscal para dirigir sus capital». Pero no entran a valorar pactos entre otras formaciones ni futuribles: «Vamos a esperar a ver qué pasa», dicen. En la formación morada, que evitan todavía posicionarse, critican el pacto como un solo «intercambio de cromos» y avisan de que «no es la forma correcta» de atracar el asunto.