‘Los 8.500 de ERC’ deciden hoy sobre la financiación de los servicios públicos de los 49 millones de españoles


Por primera vez en la historia de España, la militancia de un partido político tiene en sus manos la financiación de los servicios públicos de todo el país. Nunca un Gobierno, o en su defecto el partido que lo sustentaba, había sección la investidura de un ejecutor autonómico en pulvínulo a cambios que afectan, directamente, al resto de regiones. El PSOE, a través del PSC y de forma directa desde La Moncloa, ha sección y pactado con ERC que Salvador Illa sea el próximo presidente de la Generalitat de Cataluña a cambio, entre otras cosas, de que la comunidad –una de las tres que aporta a la caja global anejo con la Comunidad de Madrid y Baleares– disfrute de un concierto crematístico y, por lo tanto, salga de la mesa de la financiación autonómica en la que se sienta con el resto de regiones que no son forales.

Entre las 10.00 y las 19.00 horas de hoy unos 8.500 militantes de ERC tienen derecho a sufragar en la consulta interna. Podrán replicar a esta pregunta: «¿Estás de acuerdo con que ERC vote a atención de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la germanía catalana, la Convención Doméstico para la resolución del conflicto político y el resto de medidas acordadas?». De su respuesta depende la financiación de los servicios públicos de los casi 49 millones de ciudadanos que viven en España.

Está previsto que a las 19.30 horas se conozcan los resultados de la votación, que será sólo telemática y solo se habilitarán algunas sedes para que quien quiera pueda ejercitar su derecho desde los ordenadores del partido. Un 2 de agosto, viernes. Inicio de las ocio estivales. Por otra parte, el partido no facilita el número exacto de militantes. Hasta hace unos días eran «unos 8.700», ayer la monograma se quedó en «más de 8.500». Y cuando se pregunta en Calabria (sede de ERC) si tienen más o menos militantes ahora que en 2017, la respuesta es el silencio.

La dirección que controla Marta Rovira no tiene previsto perder –la concurso es ruidosa pero minoritaria– y ayer descartó la posibilidad de que alguno de los 20 diputados de ERC en el Parlament o de los 7 del Congreso rompan la disciplina de voto, ya sea en la investidura de Illa o en la tramitación de algún cambio constituyente. La billete de la consulta será uno de los aspectos a tener en cuenta y la diferencia entre las dos opciones (sea ratificado o no el preacuerdo) dará para las especulaciones.

En noviembre de 2023, las bases de ERC ratificaron el pacto firmado por Félix Bolaños y Oriol Junqueras para hacer presidente del Gobierno a Sánchez. La billete fue del 43,61% y el 89% de los militantes que votaron lo hicieron por el «sí». Cuatro primaveras antiguamente, el secretario universal del PSOE obtuvo el respaldo de las bases de ERC para ser presidente del Gobierno. La billete fue del 70% y los que optaron por el «sí», el 95% del voto.

El «sudoku inalcanzable»

La sustancia del preacuerdo PSC-ERC es el concierto crematístico para la Generalitat, oficina que a partir de 2026 irá asumiendo la mandato, la colecta, la depreciación y la inspección de los impuestos, con una parte incluso norma en coordinación «con el Estado y la Unión Europea», que «soporta» Cataluña. El primero será el del IRPF. La tesoro de la corona. Actualmente, según los datos de la Generalitat, esta oficina recauda el 9% de todos los impuestos. Los independentistas y los socialistas quieren que la Generalitat se encargue plenamente del 100% de los impuestos.

Hasta ahora, País Vasco y Navarra al beneficio por su especificidad constitucional –criticada en muchos ámbitos políticos y económicos por ser insolidaria–, es el Ejecutor, a posteriori de consultar con el Consejo de Política Fiscal y Financiera, víscera de coordinación en el que están representadas las 15 comunidades de régimen global y las dos ciudades autónomas, el que reparte los capital recaudados y los redistribuye. Existen diversos fondos para ello. El que fuera ministro de Peculio y Hacienda con José Luis Rodríguez Zapatero entre 2004 y 2009, Pedro Solbes, definió nuestro maniquí de financiación autonómico como «un sudoku inalcanzable».

Si los militantes de ERC votan «sí» al preacuerdo con el PSC, los cálculos de la Generalitat son que el Gobierno tendrá unos 30.000 millones de euros menos al año para repartir. Y Cataluña, 30.000 millones más. El sudoku se convertirá en una verdad. La monograma es aproximada, pues el pacto entre Rovira y Pedro Sánchez, con Illa de espectador, no concreta cómo se establecerá el cálculo del precio de los servicios prestados por la Despacho Militar del Estado en Cataluña o a los catalanes, matiz que siquiera está establecido. Y habría que restar una cuota de solidaridad, a voluntad del colector, con condicionantes, con vencimiento de caducidad –aunque siquiera se cita en el texto– y que tenga como contraprestación el aplauso conocido del resto de las comunidades.

Rubalcaba, Chacón, Hernando…

Es afirmar, la financiación autonómica de España está en manos de los 8.500 militantes de ERC. No hay precedentes. Ni los militantes del PSC, ni los del PSOE, tendrán la oportunidad de opinar al respecto. Hubo un tiempo, no hace mucho, en que la extensión del concierto crematístico a Cataluña era orientación roja en el PSOE. El motivo es sencillo: es contrario a la redistribución de la riqueza, la honradez social y la igualdad interiormente de la comunidad política.

Así lo entendieron los dirigentes del PSOE antiguamente de la arribada de Sánchez a Ferraz. Dos ejemplos bastarán. Alfredo Pérez Rubalcaba, 2012: «Todo no es discutible. El concierto para Cataluña no lo es». Carme Chacón, militante del PSC, aquel mismo año: «Todo el PSC y Carme Chacón al frente está en contra del concierto crematístico para Cataluña por considerarlo profundamente insolidario».

Eran los tiempos en los que Artur Mas (CiU) exigía a Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, el concierto crematístico para Cataluña. Eso o la independencia, llegó a advertirle el líder de CiU en La Moncloa al mayor responsable del PP. «Ni quiero, ni puedo», caldo a decirle Rajoy.

Poco a posteriori, Antonio Hernando, ahora director adjunto del Ministerio de la Presidencia del Gobierno, incluso lo tenía claro: «Los (límites) nuestros (del PSOE) son: la independencia y el concierto crematístico, porque eso no es posible (para Cataluña)». Hernando acompañó a Sánchez, el miércoles, en la rueda de prensa en la que el presidente del Ejecutor señaló que el concierto para Cataluña era «bueno para España».

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *