La revuelta alcanza el corazón del sanchismo con las críticas de Barbón


Si como dijo Pedro Sánchez sobre Emiliano García-Page, «la notificación sería que convocase una rueda de prensa para apoyar al Gobierno», del presidente socialista del Principado de Asturias, Adrián Barbudo, se podría asegurar lo contrario, que la notificación sería que criticase al Gobierno, a la dirección del partido o al propio Sánchez en una comparecencia pública. Hasta este viernes. Barbudo se ha presentado en Oviedo delante los medios, y aun con el tono suave y las buenas formas que le caracterizan ha dejado clara una cosa, que la revuelta desatada en el PSOE por el concierto crematístico para Cataluña concedido a ERC afecta ya al corazón del sanchismo. O dicho de otra forma, que no es un asunto exclusivo de los tradicionales díscolos, el presidente de Castilla-La Mancha y el de Aragón, Javier Lambán.

Si hay un barón autonómico de probada fidelidad al presidente del Gobierno ese es Barbudo, y si hay una pacto del PSOE de la que se puede asegurar otro tanto esa es la asturiana. Allí donde sigue teniendo mando en plaza la flamante delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Laja, antigua número dos de Sánchez y probablemente la dirigente que más ha creído en el secretario militar por difíciles que fueran los momentos que haya vivido en el cargo, singularmente con su defenestración en 2016. Barbudo no ha dicho una palabra más entrada que otra, pero ha dejado claro que sacar a Cataluña del régimen global de las comunidades autónomas es un brinco cualitativo que ni siquiera él puede tener lugar por stop.

No puede hacerlo «como asturiano, como socialista y como presidente» porque él, ha dicho de sí mismo, no defiende los intereses de los asturianos «de raja, sino con hechos» como alzar la voz contra el pacto entre socialistas catalanes y republicanos para investir a su compañero Salvador Illa. El candidato a ‘president’ le ha llamado por teléfono, ha confesado , pero «lógicamente, [él] tiene su posición y yo tengo la mía», lamentó.

«Todas las comunidades estamos infrafinanciadas», ha denunciado Barbudo, que puesta por ponderar factores como el envejecimiento, la relieve o la dispersión a la hora de repartir capital en vez de aplicar el principio de ordinalidad, recogido en el documento que refleja el preacuerdo entre PSC y Esquerra como «divisoria» de la solidaridad de Cataluña con el resto del Estado, y que viene a asegurar que cada región reciba los mismos capital que aporta al Estado. Una condición a la que Asturias se vuelve a contraponer de forma convincente.

Rigor y debate

El presidente regional, en el cargo desde 2019, ha mostrado este viernes su «sorpresa» por que su postura de rechazo al concierto de su Gobierno «sorprenda» ahora, ya que es la que «históricamente» han defendido a capa y espada: la reforma de un sistema «obsoleto» que, pese a ser «más difícil que un sudoku», hay que afrontar «con visión de Estado federal» y que se fundamenta en principios «irrenunciables» como la «igualdad», la «solidaridad» interterritorial y la «multilateralidad».

Y como prueba del férreo compromiso del Principado con el régimen global de financiación, Barbudo se ha remitido a cuatro acuerdos -«me debo a ellos», ha confesado- de los que su Ejecutante es partícipe con el consentimiento de dirección doméstico del PSOE: el pacto suscrito por todos los grupos del Parlamento asturiano a excepción de Vox en 2020, la Exposición de Santiago de 2021, el documento nacido del XXXIII Congreso de la Alianza Socialista Asturiana de marzo de 2022 y el pacto con Convocatoria por Asturias-IU, con quienes gobiernan en coalición desde las elecciones autonómicas de mayo del año pasado. Asturias y Castilla-La Mancha son los dos únicos feudos socialistas que se inscribe en el maniquí global, cubo que Navarra se acoge al régimen foral.

El presidente regional no rechaza sufrir el concierto catalán a los tribunales, pero pide «rigor» y esperar al debate entre regiones

Aunque no descarta sufrir a los tribunales la cesión de la contraseña de la caja a Cataluña en caso de que ésta vaya en contra de los intereses del Principado, Barbudo pide «rigor» y sobre todo, debate. El líder de los socialistas asturianos reclama al presidente del Gobierno una reunión de los territorios para batallar el asunto, pero no ve necesaria una consulta a la militancia ni cree que esta ‘revuelta’ contra el cupo catalán a la que ya se suman federaciones socialistas como la manchega, la castellanoleones o la extremeña vaya a terminar en «ninguna crisis del partido».

En cualquier caso, «estoy convencido de que mi partido va a sugerir en sus foros internos» este debate «cuando sea el momento» porque «siempre lo ha hecho», ha remarcado en relación a la petición de su homólogo extremeño, Miguel Arcángel Gallardo, de que Sánchez convoque el Consejo Político Federal en el que están representados todos los barones socialistas. Aun así, considera que donde en realidad se va a tratar el tema es en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, «que es quien va a tomar la atrevimiento definitiva» en contraposición al Consejo Político Federal, que es un víscera solo «deliberativo».

Preguntado por el sentido de voto de los dos diputados socialistas asturianos en caso de que el concierto llegue al Congreso mediante la reforma de la ley de Financiación Autonómica -la emplazamiento Lofca-, Barbudo ha explicado que los parlamentarios nacionales, tanto del PSOE como del PP, se ciñen siempre al banderín de sus ejecutivas nacionales.

La pacto asturiana del PSOE, donde Adriana Laja sigue teniendo influencia, es una de las más fieles a Sánchez

Asturias se unió el jueves a la alzamiento iniciada por Emiliano García-Page. El Gobierno del Principado, del PSOE en coalición con IU, ya avisó a Ferraz de que tomarán «las medidas necesarias» para preservar los títulos del socialismo (entre ellos, la solidaridad interterritorial), anunció el consiliario de Hacienda asturiano, Guillermo Peláez, tan pronto como un día a posteriori de que la vicepresidenta, Gimena Llamedo, afirmase incluso que la posición de Asturias es «clara, convincente y coherente».

Barbudo retomó ayer su dietario política tras retornar de ocio: «No soy ningún superhéroe, necesito descansar, pero estaba en comunicación constante», ha respondido a aquellos que le reprochaban que guardase silencio. Lo hizo en el Consejo de Gobierno que comenzó a las 9.30 horas a la par que el inicio de la votación del preacuerdo por parte de los 8.500 militantes de Esquerra, que a última hora de la tarde de este viernes ha ratificado el documento firmado con el PSC que abre el camino para investir a Illa.

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