La toledana, que entró villa en meta en la última serie con un crono de 9:17.39, tendrá el martes el premio a toda una vida dedicada al deporte
Irene Sánchez-Escribano, que en tres semanas cumplirá 32 abriles, hizo este domingo la mejor carrera de su vida y el premio es que el martes, a las 21:14 horas, disputará la final olímpica de los 3.000 metros obstáculos. Cuántos saludos se le pasarían por la cabecera a la toledana mientras, agotada y eficaz, se recuperaba del tremendo esfuerzo en la pista morada del ‘Stade de France’, el impresionante estadio donde se están celebrando los Juegos de París. Y cuántas horas, días, meses y abriles de sacrificio que nadie ve implica ser una de las grandes atletas del mundo en tu especialización para luego tener que jugártelo todo en un puñado de minutos.
Las series del 3.000 metros obstáculos femíneo se disputaron por la mañana, que, antes, no es el momento ideal para conquistar una plusmarca. Sánchez-Escribano compitió en la tercera y última y tenía que mantenerse entre las cinco primeras clasificadas para meterse en la final. El plan salió consumado y, a errata de una revés, con la mayoría de las rivales descolgadas, ya se intuía que el sueño se convertiría en verdad. La toledana cruzó precisamente villa la meta, con un tiempo de 9:17.39 (por primera vez en su historial bajó de 9:20).
«Sabía que tenía una marca así en las piernas y las sensaciones han sido increíbles. Ha sido espectacular. Estoy súper contenta de que todo el trabajo haya desencajado y de tener que retornar a ponerme los clavos», declaraba en Televisión Española recién concluida su calado, sin poder reprimir la emoción.
En la final partirá con el peor crono de las 15 participantes y pensar en una medalla y hasta en un diploma se antoja poco sobrado alejado de su nivel.