En Galicia es fácil de encontrar más de cien variedades de setas en una salida a la montaña entre los meses de octubre y diciembre. El vínculo que existe entre cada seta y una especie vegetal se puede comprobar al caminar entre castaños, pinares y otros árboles, que suelen asociarse, los primeros a los boletus, los segundos a los rebozuelos.
Salir a buscar setas es una práctica muy saludable porque requiere ejercicio tranquilo en un entorno tan natural como una montaña o un bosque. Pero para que el disfrute no se convierta en tragedia, hay que tener la certeza de que aquellas setas que se van a utilizar en la cocina son comestibles. El asociaciones, como Os Cogordos de Ourense, ofrecen asesoramiento a quienes deseen identificar las setas sobre las que tienen dudas dadas las similitudes entre algunas variedades comestibles y otras que no lo son.
De sociedades micológicas Aconsejan recolectar sólo aquellos ejemplares de los que se tenga absoluta certeza., ir acompañado de alguien que conozca las especies locales o acudir a una asociación para asegurarse de que son comestibles. Otro de los consejos que proponen es realizar una recogida responsable: sólo la cantidad que se va a consumir, ejemplares ya maduros, utilizar un cuchillo para cortar sin desplumar y transportar en una cesta de mimbre que ayudará a esparcir las esporas de las setas ya cortadas por el mismo ambiente.