Polémica en la Sanidad vasca por un plan para derivar pacientes a la privada


La pandemia significó una paralización sin precedentes de la atención sanitaria en todo el mundo. También lo hizo en el País Vasco, donde los efectos secundarios se están sintiendo en forma de aumentos en las listas de espera o en el retraso en conseguir la cita con el médico de atención primaria nunca antes visto en la comunidad autónoma. Todo ello ha llevado al Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, a plantearse poner en marcha una plan de derivación a centros privados lo que ha levantado una gran polémica en la sociedad vasca.

Tal y como informó El Correo esta semana, y el Departamento de Sanidad no lo ha desmentido, la hoja de ruta se estructura en torno a dos ejes. Por un lado, los hospitales estarían estudiando qué pacientes e intervenciones podrían ser susceptibles de derivación a centros fuera del sistema público; Por otro lado, se programarán más intervenciones por las tardes en los centros públicos.

A falta de concretar cómo se formularían estas remisiones, el consejero vasco de Sanidad, Gotzone Sagardui, reconoció en declaraciones a los medios tras un acto en memoria de las víctimas de la covid que el sistema sanitario de la comunidad autónoma está “estableciendo medidas organizativas” para intentar recuperar la actividad alterada por la pandemia. Confirmó así que utilizan tanto “recursos propios” como “colaboración con entidades privadas y sin fines de lucro» reducir retrasos y listas de espera.

Las calificó, en todo caso, de “medidas habituales” cuyo único fin era “recuperarse lo antes posible” la actividad que obligó a posponer el coronavirus. Así, desde que en octubre del año pasado se recuperó la actividad normal en los centros sanitarios, ahora sin restricciones, el Departamento ha estado realizando un “análisis de situación” de cada uno de los organismos sanitarios. Algunas fuentes apuntan a que en algunos casos incluso se solicitó información sobre el número de pacientes que consideran “derivables” a otros centros.

68 días de espera

La consejera intentó lanzar un mensaje de calma explicando que el único objetivo de esta medida es “recuperar cuanto antes todo aquello que se ha tenido que aplazar o que ha generado una lista de espera”. Se trata de retrasos en la atención que hace unos años eran impensables en la comunidad autónoma. Si bien antes de la pandemia era habitual esperar un promedio de 48 días para una intervención de cirugía general, en el mes de julio esa espera se había acortado. elevado a los 68 días. Según los últimos datos facilitados por el Departamento de Salud, en el caso de las intervenciones cardíacas el retraso se redujo a 59 días y a 10 en el caso de las intervenciones oncológicas.

Tanto es así, que el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, la principal prioridad del curso político se ha fijado en reducir los retrasos en las intervenciones a 65 días y garantizar que las citas de atención primaria se den en menos de 48 horas, como era habitual antes de la covid. “Esperar un día menos marca la diferencia a la hora de tratar a una persona”, afirmó el lehendakari durante el Pleno de Política General.

Sin embargo, los mensajes lanzados por el Gobierno vasco no han conseguido calmar a la opinión pública. Desde el Federación de Salud CCOO Acusan al Gobierno vasco de no asumir una apuesta “clara y decidida” por la salud pública. En su opinión, derivar pacientes al sector privado no es más que un “parche” y critican que el Departamento de Sanidad siga sin proponer medidas estructurales que den solución a los problemas que se acumulan tras “años de abandono y recortes”.

A estas críticas también se ha sumado el principal partido de la oposición, EH Bildu. En sus últimas intervenciones parlamentarias ha criticado que el plan de desvío responde a la “urgencia electoral” de Urkullu y que sólo servirá para “disfrazar la realidad” sin solucionar el problema “estructural”. Critican que ante el aumento de las listas de espera la única solución es “incrementar el negocio de las clínicas privadas”.

Lo cierto es que la preocupación por cómo recuperar Osakidetza, antaño considerada la joya de la corona del Gobierno Vasco, se ha convertido en uno de los mayores dolores de cabeza del Ejecutivo de Urkullu. Tanto es así, que tras las elecciones del 28M y 23J, el PNV ha dejado entrever que el descontento con la salud pública es una de las principales causas de que su electorado les dé la espalda. Ante la situación, al Lehendakari no le ha quedado más remedio que afrontar las críticas. En su intervención de este viernes durante el Pleno de Control del Parlamento Vasco, ha insistido en que pese a todo, las listas de espera en el País Vasco siguen siendo “las más pequeñas” de España.

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