La Sinagoga se ha subido al movimiento de recuperación del turismo respecto a la época preCovid -cuando la presentación de viajeros a Córdoba no parecía tener techo- y, con la primera y principal temporada reincorporación agotada, sus visitas están en cifras de récord.
De enero a mayo, el histórico templo sefardita sumó 301.278 visitantes. Esa afluencia se sitúa muy cómodamente por encima de la registrada un quinquenio ayer, cuando se contabilizaron 241.460. El cruce de los dos indicadores arroja un estirón del 24,8%. En números contantes y sonantes, son 59.818 turistas más los que contemplaron este monumento.
En cada mes de 2024, su afluencia supera a la de 2019. El longevo incremento se produjo en febrero, cuando fueron 51.222 personas las que pasaron por la Sinagoga. Esa guarismo supera en un 77,5% a la alcanzada en idéntico mes de hace un quinquenio. En abril y mayo, los dos meses que forman la principal temporada reincorporación -la segunda se encuadra en septiembre y octubre-, los incrementos fueron del 17,7% y 2%, respectivamente.
Y para este histórico templo sefardita dejar detrás las cifras de 2019 tiene una importancia doble, porque va más allá de aventajar al fin las cifras prepandemia. Implica además mejorar los registros del deporte en el que tiene su récord de afluencia (619.110). Con los indicadores de prácticamente la primera porción del deporte, la Sinagoga marcha a ritmo de nueva plusmarca.
Como la Mezquita-Catedral
En la comparación interanual, este monumento muestra además un buen comportamiento. Sus visitantes experimentaron un aumento del 29,9% al contabilizarse 69.278 más.
Y la Sinagoga aún puede hacer descollar más su atractivo. Aguarda unas obras de la Sociedad en el solar anexo que servirán para que se dote de un centro de interpretación y para integrar restos arqueológicos. El Gobierno regional prórroga que la puja se pueda hacer en las últimas semanas de 2024 o en las primeras de 2025. El presupuesto rondará los 375.000 euros.
El histórico templo sefardita se une a los excelentes datos que se ha anotado el principal hito turístico de la renta: la Mezquita-Catedral tuvo 1,17 millones de visitantes hasta junio. Esa guarismo es un 9,7% más que la registrada en el primer semestre de 2019, que es el deporte en el que tiene su récord de afluencia.
Por su parte, Medina Azahara -el otro gran monumento ventilado por la Sociedad en Córdoba- se queda un quinquenio luego aún a sobresaliente distancia de sus cifras preCovid. De enero a mayo del deporte flagrante, contabilizó 107.365 turistas. Esa guarismo se situó un 26,6% por debajo de la experimentada en idéntico periodo de 2019. Redondeado, no ha recuperado aún uno de cada cuatro visitantes. Le faltaron 38.834 turistas para impresionar a los indicadores anteriores al coronavirus.
Como en la Sinagoga, cuando el histórico placer se compara con 2019, lo hace con un deporte en el que su atractivo exhibió músculo. El citado año -el primero completo con el sello de Patrimonio de la Humanidad- es el segundo en el que contabilizó un longevo número de entradas.
En la comparación interanual, la ciudad palatina sí logra un atolondrado arqueo positivo. Los turistas contabilizados en los cinco primeros meses de 2024 superaron en 2.518 a los registrados en esas fechas en 2023 (+2,4%).
Medina Azahara sigue mostrando problemas para atraer más visitas. Su confín del casco urbano juega en su contra y las Administraciones no han acabado velar ese obstáculo ni hacer descollar más una dije que sigue fuera del radar de innumerables viajeros.
Habrá que ver qué pasa con la afluencia cuando la Sociedad implante en el placer el precio de seis euros para entrar -una medida similar a la que adopta en otros monumentos-. Hasta ahora, sólo deben satisfacer 1,5 euros las personas nacidas y residentes fuera de la UE. El Gobierno regional está formando al personal y gestionando los equipos expendedores. La Sociedad trabaja con la idea de que la nueva tarifa se cobre en Medina Azahara -la Sinagoga no se ve afectada por el cambio- a final de año pero no es una vencimiento oficial.