Muere una española tras realizarse una operación estética en Estambul


Un terrible suceso ha tenido extensión en Turquía. Una mujer española ha muerto tras someterse a una intervención quirúrgica con fines estéticos en un hospital privado de Estambul.

La mujer, de 42 primaveras, vivía en la Comunidad de Madrid y viajó al país turco para realizarse la operación. Acudió al quirófano el pasado 2 de agosto, según la agencia de noticiario turca Anadolu. Y, tan solo un día luego, la paciente sufrió dificultades respiratorias y permaneció ingresada. Desgraciadamente, a las horas falleció de una parada cardíaca, según la prensa.

Por esta razón, la Fiscalía turca abrió un caso de “homicidio por negligencia” y detuvo al médico que operó a la española, del que no ha trascendido más información. El cirujano ha quedado finalmente en autodeterminación con cargos, mientras sigue la investigación y las autoridades continúan con sus pesquisas.

Turquía cuenta con un reformista ampliación tecnológico en Medicina y con unos precios muy competitivos. Como consecuencia, se ha posicionado como un popular destino de turismo inodoro. Tiene una amplia ofrecimiento, desde operaciones estéticas e implantes de flequillo hasta procedimientos de fertilización in vitro. Tanto es así que el Servicio de Sanidad otorga certificados de osadía para el ‘Turismo Váter’ y muchos hospitales públicos, por otra parte de los privados, cuentan con una mecanismo de intervenciones estéticas.

Otros casos

La prensa turca recoge con frecuencia casos de complicaciones ocurridas en clínicas ilegales que funcionan sin los controles preceptivos, pero todavía varios hospitales aprobados por el Servicio se han manido envueltos en polémicas. En marzo del año pasado, un escándalo sacudió a la opinión pública turca al denunciarse la intoxicación de 250 pacientes, la mayoría extranjeros, tras someterse a intervenciones de inyección de botulina en el estómago como parte de un terapia para adelgazar. Los hospitales implicados tenían los certificados en regla, pero expertos turcos sospechan que se proveían de bótox en el mercado frito para satisfacer una demanda por encima del meta facultado por el Gobierno.

Pero esto todavía ocurre en nuestro país. En diciembre de 2022, Sara Gómez, una mujer de 39 primaveras natural de Alcantarilla (Murcia), falleció tras someterse a una lipoescultura. Tuvo que estar ingresada en la UCI, pero acabó muriendo en la mecanismo de cuidados intensivos del hospital sabido Santa Lucía de Cartagena, con múltiples perforaciones y lesiones en el riñón, el hígado, el duodeno, el colon y el intestino. Según el médico que la operó, la intervención duró cinco horas y salió correctamente. Sin requisa, Sara necesitó ser hospitalizada en una situación muy difícil que, 29 días luego, le provocó la crimen. A posteriori se descubrió que el médico que operó a Sara no estaba especializado en cirugía estética, sino en cirugía vascular.

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