Si cuando se cierra una puerta se abre una ventana, esta semana la música clásica se convierte en el exención que se dan dos certámenes gallegos. Este miércoles culminó Música no Claustro, en Tui (Pontevedra), y el jueves le llega el turno de inicio al festival Bal y Gay, que estrena su decimoprimera tiraje desde Foz, en la Mariña Lucense. Con él se inician dos semanas de conciertos que irán desde recitales hasta amplios espectáculos a cargo de orquestas. Pero, sobre todo, serán jornadas para abocar el clase a audiencias con las que mayoritariamente no ha tenido contacto, con específico atención a los pequeños de la casa.
Protagonistas del primer día serán los integrantes del Elias String Quartet, una formación de cuerda originaria de Manchester (Reino Unido) con un cuarto de siglo de experiencia a sus espaldas. A las 19.00 saltarán al escena del Pazo del Conde de Fontao Sara Bitlloch, Donald Grant (violines). Simone van der Giessen (viola) y Marie Bitlloch (chelo), con un software que traerá de la mano temas de Joseph Haydn, Igor Stravinsky y Franz Schubert. Será el primero de los doce conciertos previstos hasta el 23 de agosto en el situación del festival.
«Para nosotros será un placer tocar en el Festival Bal y Gay, que combina la música con monumentos maravillosos de Galicia. No hemos estado todavía en esta tierra y nos hace muchísima ilusión», declaraba recientemente la agrupación. Según han aventajado sus miembros, la velada arrancará con el ‘Cuarteto Op. 54/1’ de Haydn, «una de sus obras más alegres», y acabará con ‘La Asesinato y la Doncella’ de Schubert; en sus palabras, una aposento «llena de terror, desolación y adolescencia» que presenta «un diálogo con la crimen y el destino». Y completarán el software de la caminata tres breves piezas de Stravinsky, «cada una con un carácter muy específico».
Pero el festival se asegura de ofrecer un aliciente destacado cada día. En los días sucesivos, al espectáculo que ofrecerá el cuarteto sajón lo seguirán, entre otros, un tributo a Luísa Villalta –escritora y violinista a la que se le dedicó el Día das Cultura Galegas este año– a cargo de los hermanos Sergey (violín) y Lusine (piano) Khachatryan, un concierto de la fanfarria Nereydas con piezas de Haendel y Vivaldi, el repaso por la música gallega antigua que dará el colección Musica Ficta, un recital de piano del gijonés Martín García García con Chopin como protagonista, una selección de tonadillas y zarzuelas interpretadas por la soprano Ruth Iniesta y el pianista Javier Carmena, y un directo de la Comparsa Sinfónica del Principado de Asturias (Ospa) que unirá a Mozart y a Dvoák.
«Crear un acercamiento»
De entre la ofrecimiento de esta tiraje, la directora del festival, Alba Rodríguez, destaca las dos citas sinfónicas que brindan la Ospa y la Comparsa Sinfónica de Galicia –que dará cerradura al certamen– y el recital de violín en homenaje a Luísa Villalta. Merienda primaveras luego de su inicio, rememora que el festival «empezó con un objetivo claro, que era abocar la música clásica a zonas rurales o a donde la accesibilidad era limitada«. Palabra de «crear un acercamiento» a la música clásica y de destruir con «esos clichés» que dictan que el clase «no se puede escuchar o es muy difícil» sin una preparación previa. En contraste, considera que las audiencias que acuden al Bal y Gay descubren que se presta para «disfrutar» en el «día a día».
Al hilo, el director xeral de Civilización, Anxo Lorenzo, ha celebrado que el festival disponga de la suficiente «calidad» para poder «disfrutarlo incluso sin conocer demasiado del software». Es la triunfo que, reconoce, se ha cavado tras una división de esfuerzos y cuidados. Y, pondera, resulta «especialmente interesante» por proyectarse en una comarca que no tiene otras programaciones culturales «de este tipo», pero todavía porque genera un tipo de conocido «diferente» que, a menudo, repercute positivamente en el dinamismo del turismo locorregional.