«Nos ha arruinado y la carga psicológica es tremenda»


Es una cuestión de piel, de empatía, de la mínima vergüenza. Lo que están sufriendo Lyda y Jesús, un himeneo de Numancia de la Sagra (Toledo), destriparía los histerismo a cualquiera: la mujer a la que hace 39 meses alquilaron un tierra en Leganés y que tenían previsto que fuera la herencia para su único hijo lleva casi el mismo tiempo sin abonarles la renta. Y se ríe en su propia cara. Son tres fallos judiciales a su valenza, pero todavía tres los lanzamientos postergados, pese a que la interfecta ha alegado que se encuentra en una «situación económica débil», agarrándose al informe de los servicios sociales municipales, que está siendo revisado. En su posterior solicitud delante la Rectitud confirmó una sueldo de 2.600 euros.

El 18 de septiembre es la nueva plazo para su desahucio, pero el himeneo de caseros, que se ha arruinado fielmente, está curado de espanto. Ella no trabaja luego de varias operaciones en la columna vertebral, llena de tornillos; él es operario de maquinaria y ni que aseverar tiene que su salario no se acerca al de la inquiokupa. Entreambos están o han estado en tratamiento psicofarmacológico, con depresión y ansiedad.

«Me he pasado nueve meses de muerto», relata Jesús a torrevieja news today, al borde de las lágrimas, en un porción cercano a la vivienda de marras. Reconoce con su mujer que esta situación ha pasado cuenta al himeneo, luego de más de vigésimo abriles casados. «Al final, nos culpamos el uno al otro de favor decidido poner el tierra en locación», dice Lyda.

La pareja adquirió el tierra, de dos habitaciones y 50 metros cuadrados, por 145.000 euros, en la plaza de Extremadura de Leganés, hace dos décadas. Allí vivieron en acuerdo durante trece abriles, hasta que heredaron una vivienda y se trasladaron a Numancia de la Sagra, cerca de Illescas.

25 de mayo de 2021. Lyda Trujillo, de 53 abriles, y Jesús Jordán, de 49, eligen a Fumilayo Guadalupe J. S., nacida hace 35 abriles en Gran Canaria y de origen guineano, deciden arrendar el tierra de Leganés y ponen un anuncio en prensa. «La inquilina preparatorio se marchó porque necesitaba poco más vasto. Ella fue la mejor candidata, la más encantadora. Trabajaba como educadora social y, por otra parte, es escritora. Nos dijo que iba a comportarse con su pareja y le pedimos las nóminas, pero como no le llegaban, pidió que en el resolución apareciera su tío, todavía escritor. La renta es de 550 euros y pagamos de hipoteca 607. A los pocos días, nos pide que el tío pasara a ser avalista, porque ella había solicitado una ayuda a la Comunidad de Madrid», confirman, mostrando el resolución llamativo a torrevieja news today.

Desde el primer mes, prácticamente, les empezó «a chulear». Al mes futuro, en julio, «pasó la primera quincena y no había depositado el locación». La respuesta de Fumilayo fue la futuro: «No tengo la fallo de que esto no se pueda domiciliar», poco inductivo si Lyda y Jesús no son una empresa. Le explicaron que lo único que tenía que hacer es una transferencia, a lo que espetó: «Yo no tengo tiempo para ir al porción para hacer estos ingresos». Poco más desatinado aún cuando estos pagos se realizan en medio minuto desde un teléfono u ordenador. Y no será por un buen móvil, pues del cuello de la inquiokupa cuelga un flamante iPhone de más de mil euros.

Sus caseros le explicaron que ellos necesitaban enriquecer su hipoteca religiosamente, a lo que Fumilayo contestaba: «Eso no es problema mío. Si tienes una hipoteca, no te voy a solucionar tu problema», narra Lyda. En sumario, pagó junio, julio de forma demorada, agosto y septiembre de 2021, y en octubre no ingresó mínimo: «Ya lo he transferido pero no he verificado que lo hayas recibido». Era una patraña y lo que hizo fue abonar esa mensualidad y la de noviembre juntas. Pero llegó diciembre y solo pasó 250 euros. Menos de la medio.

Inundó el tierra dos veces

«Fue cuando me dijo: yo no voy a enriquecer, soy una persona débil, tengo a dos menores a mi cargo y voy a solicitar una vivienda social. Y me colgó», explica el himeneo, que en seguida puso en marcha la maquinaria constitucional. Y, a partir de entonces, nunca les ha vuelto a contestar y solo, «como táctica, hace un solo ingreso al año».

Pero pasó poco más: dos veces le inundó la vivienda a la vecina de debajo. Decía que se le atascaba la bañera, pero al parecer uno y otro episodios vinieron porque dejaron los grifos abiertos y llenó de agua el tierra inferior, el 2ºA: «Le destrozó la casa y Fumilayo dijo que se lo tenía que arreglar. Mi abogada me dijo que lo hiciera, no fuese que encima nos denunciara. A los tres meses, se rompió el termo y el agua caía como una cascada sobre la vecina, de alborada. Para colmo, me llamó un deudo de la inquiokupa para que se lo arreglara, porque ella estaba en el extranjero».

A raíz de aquello, les subieron la cuota del seguro de hogar. «Le llegué a aseverar a mi vecina que me haría un valenza si me denunciaba, porque repercutiría en la morosa; pero no quiso porque me conoce de toda la vida. Eso fue a finales de 2022», cree rememorar Lyda, en el interior del barullo de problemas que viene causando la denunciada durante más de tres abriles.

En febrero de 2022 pusieron la denuncia. Y se inició otro calvario, el procesal, con más vueltas de tuerca que un culebrón. A la primera citación, el 30 de mayo, no se presentó porque dijo que estaba en Guinea Ecuatorial para ver a un deudo. El chancillería de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Leganés es el que lleva el asunto. El primer tiro iba a ser el 11 de julio, pero la okupa apeló alegando que era débil.

torrevieja news today ha tenido llegada al documento de Servicios Sociales del Junta en el que reza: «Se aprecia vulnerabilidad social o económica. Grupo monoparental formada por la demandada y sus dos hijos menores de época. La estabilidad económica depende de la inicio de clan, quien no cuenta con respaldo del padre de los menores. Desde 2009 su situación es precaria e inestable, con contratos temporales». Todo de palabra, sin documentos, según afirma Lyda Trujillo.

Hubo nuevas vistas en mayo de 2023. La sentencia de entonces declaraba «resuelto el resolución» de la finca, «debiendo concluir la misma a disposición del demandante, procediéndose al tiro si no la abandona antiguamente». Se condenaba a costas a la morosa y al plazo de 8.500 euros por las mensualidades de hasta ese momento, por otra parte de a las posteriores impagadas desde 2023.

Y la canaria recurrió en apelación a la Audiencia Provincial. Diez meses luego, la Sección Vigésima confirma la condena de Fumilayo. Porque considera que «la parte demandada no alega mínimo sobre los impagos, menos de quererlos acreditar con su mala situación económica». «Ya se verá si llegan informes al respecto, pero hoy lo que constan son impagos y una deuda». Se rectifica la sentencia preparatorio por una corrección.

La Audiencia Provincial dictó al chancillería de Leganés que estableciera una plazo para el desahucio. Y estaba previsto para el pasado julio, hace un mes, aunque la demandada volvió a acudir. Pero la abogada del himeneo resalta que uno de los documentos aportados por Fumilayo es su última sueldo, de 2.620 euros, el doble de la media española. «Es evidente y objetivo que excede holgadamente el coto» para ser considerada débil.

Y ahora lo que hay es una nueva plazo de tiro, para el 18 de septiembre. «Nos debe más de 15.000 euros, en concepto de rentas no pagadas; porque ese tierra nos cuesta más de 750 euros mantenerlo cada mes, en concepto de la hipoteca, derramas, comunidad, el IBI, el seguro de la casa, la tasa de basuras…», añade Jesús.

Ahora viven Fumilayo, su pareja, dos hijos menores y una sobrina veterano de época, que está ahí empadronada y «que dicen que está trabajando». El locación supone el 20,99% del sueldo de la inquilina, sin tener en cuenta los ingresos por su actividad de escritora ni los que genera su sobrina Aurora, «que debió ser acreditada por la parte contraria», alega la abogada de Jesús y Lyda.

La pareja, que no es ni una gran tenedora ni dispone de fortuna alguna, se ha quedado sin sus ahorros de toda la vida. «Vivimos solo con mi sueldo», apostilla él: «Nuestro hijo empieza ahora la universidad. Hemos pagado 1.200 euros de matrícula. Ese tierra iba a ser para él, para que viviera ahí y no tuviera que transitar la A-42 todos los días, que es una carretera infernal, para ir a la Complutense. La carga psicológica es insoportable, no podía salir de casa. Estamos desolados».

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