Julio Ancochea, la dimensión humana de la medicina


En su larga trayectoria profesional acumula más de una veintena de premios y distinciones. Pero ninguna le hace sentirse más orgulloso que la de Hijo Predilecto de A Pobra de Trives. Julio Ancochea es médico, principal del servicio de Neumología del Hospital de la Princesa, del que fue director médico; profesor en la potencial de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, en la que estudió la carrera y de la que ahora es director de cuatro cátedras Universidad-Empresa. Preside la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega) que nació en Madrid hace treinta abriles pero ahora tiene extendida su red a los cinco continentes. Vuelve a Trives siempre que puede y allí lo encontramos, pasando sus reposo.

¿Qué es Trives para usted, adicionalmente de sus raíces?

Trives son mis raíces, mis amigos, mis sueños, los expresiones que siempre están ahí a mano, yo vuelvo a Trives y vuelvo a ser un chiquillo. El memoria de mis padres hace que vuelva a percatar la dulzura con la que me criaron. Y estoy muy orgulloso de ser de Trives, ese espíritu de pertenencia.

¿Ahí pasó su infancia?

Y estudié hasta los ocho abriles. En ese momento mis padres decidieron que fuese interno a Ourense y allí estudié hasta que acabé el bachillerato, en los Maristas. Remembranza que fuimos campeones de Galicia de minibasket, fuimos campeones de fútbol pueril y ganamos aquel concurso que había en televisión que se llamaba “Cesta y puntos”. Remembranza la rivalidad que había con los salesianos. Llevo conmingo una pulsera que pone “ourensanía”, porque, adicionalmente de trivés me siento ourensano y es un sentimiento de orgullo. Y como sabes, incluso hay un movimiento que se pasión “Ourensividade” y que dirige su foco en la persistencia y la promoción de la vigor en el medio rural, y tenemos muchos centenarios.

Julia Ancochea (Foto: Marcos Atrio).
Julia Ancochea (Foto: Marcos Atrio).

¿Qué le llevó a dedicarse a la medicina? ¿fue influencia de su viejo?

Ahora estoy en su casa que data de finales del siglo XIX. Mi viejo era médico con una trayectoria académica interesante. Él había hecho la juicio doctoral con Roberto Nóvoa Santos. Mi viejo era de Maceda. Cuando llegó la constipado de 1918 dejó la universidad y se fue a su pueblo. Recorría a heroína las aldeas de Maceda y vivió en primera persona aquel drama. Luego se enamoró de mi abuela, Elena, que era trivesa y terminó ejerciendo la medicina en Trives hasta el final de sus días. Era el médico de Trives. Y adicionalmente el forense. Yo de chiquillo viví todo eso. Lo veía advenir consulta. Como buen médico rural hacía de todo, eran médicos del cuerpo y del alma. Con muy pocos medios resolvían situaciones increíbles. Él me transmitió esa inclinación.

Compagina su actividad en el hospital con la docencia ya desde hace tiempo. ¿Son facetas que se complementan?

La plaza de profesor se pasión plaza vinculada con actividades asistenciales, docentes y de investigación. Así que dirijo un servicio en el hospital y un equipo de investigación porque entiendo la medicina desde esas tres facetas: socorro, docencia e investigación. Han pasado ya vigésimo abriles desde que soy principal de servicio de Neumología en el Hospital de la Princesa, donde empecé mi carrera como Mir, cuando volví de hacer el servicio marcial.

Dirige usted cuatro cátedras Universidad-Empresa. ¿En qué consisten?

El objetivo de esas cátedras es disputar por los jóvenes. Una se pasión “Respira Vida” , medicina respiratoria centrada en el paciente, de la investigación a la vida diaria y su objetivo es dar la oportunidad a médicos jóvenes y incluso a enfermeras de iniciar su carrera académica y hacer su juicio doctoral.

Tengo curiosidad por asimilar qué le hizo dedicarse a la neumología. Sé que podría favor favorito la que quisiera.

Me gusta opinar que los neumólogos somos los poetas del flato y a mí me seducía esto que yo llamo el asombro de la respiración. Ahora estás hablando conmigo y respiras entre quince y dieciocho veces por minuto. En cada respiración arrastras quinientos mililitros de flato. En ese flato hay un 21 por ciento de oxígeno. Ese oxígeno, pasa del alvéolo pulmonar al capilar rojo y a través de la hemoglobina se distribuye por todo el organismo y eso es un asombro. Yo soy neumólogo por espíritu poético.

Estuvo en primera andana cuando llegó la covid. ¿Le hizo pensar en su viejo y la constipado del 18?

Sin duda. Remembranza al enfermo al que le apretaba la mano mientras él con una mascarilla me sonreía con los fanales cada vez que se la apretaba porque yo era en ese momento más que su médico, su tribu, porque sus familiares no podían entrar en el hospital. Fue una etapa muy dura. Neumología pasó de tener 18 camas a ser la responsable de más de la centro del hospital. Neumología fue adicionalmente la puerta de entrada y salida de la UCI. La primera oleada fue especialmente dura porque personas frágiles, con morbilidades, añosas, etcétera, tenían un pronóstico difícil. Yo creo que la covid nos hizo mejores médicos y mejores personas.

¿Cómo nació Asomega, la asociación de médicos gallegos que preside?

Hace ya treinta abriles. El 26 de abril de 1994, para ser más precisos. En aquel momento éramos quince médicos gallegos, jefes de servicio, profesores de universidad, “madrigallegos”, como me gusta llamarnos. Entonces estábamos todos en Madrid. Pero esto ha evolucionado. Yo llevo dos legislaturas como presidente y hoy podemos opinar que Asomega no tiene fronteras. Hay médicos gallegos de talla mundial en los cinco continentes. Así que, insólito de Madrid y del resto de España hay miembros por todo el mundo. En la última actividad que tuvimos que fue hace unos días en A Estrada estaba Bartolomé Burguera, que es director de la Clínica Universitaria de Cleveland, había parentela de Salvador de Bahía, de Upsala… Tenemos en popular que compartimos la pasión por la medicina, la pasión por la palabra pero todos compartimos poco más que es el simpatía a Galicia.

¿Qué es la medicina para usted?

Yo creo que la medicina es la más humana de las ciencias y la más científica de las humanidades. Con mis alumnos profundizo en la dimensión humana de la medicina. El médico-persona que piensa, siente, llora, sufre, es del Celta o del Deportivo y vive una situación de incertidumbre. Somos personas que trabajamos con, por y para personas, de guisa que ese componente de la medicina basada en los afectos y los sentimientos es muy importante. Tenemos que profundizar en el concepto de humanización de la socorro sanitaria y esa humanización pasa por centrar la atención en el paciente y recuperar la dignidad del paciente como ser humano. Hay que conjugar la medicina basada en la evidencia con la medicina basada en la sensibilidad. Es poco que defendemos desde Asomega todos y cada uno de sus miembros.

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