Emilio de Justo y Tibo García, Quijote y Sancho, salen a hombros en Socuéllamos


Con agosto de cuerpo presente, a Socuéllamos llegaron los toros, las figuras y un divulgado al señuelo de la fiesta. Llegó a la plaza con aires de torero vasto Emilio de Ajustado y se puso el traje de Don Idealista. Arte, inspiración y un poco de romanticismo, como los toreros de ayer, para ejecutar lo más torero de la tarde. Asimismo llegó el francés Tibo García (que se presentaba en España como matador) y se disfrazó de Sancho Panza, su fiel paje. Soluciones en presencia de la adversidad, valencia seco y proyección en la batalla, buenos argumentos para pasear tres orejas. Mientras, Miguel Cielo Perera tuvo que gambetear con la pobreza de sus contrincantes, dos toros de una corrida de Murube a la que le faltó presencia y serie.

Emilio de Ajustado cuajó frente al segundo de la tarde una ocupación que la gran mayoría de la plaza no se imaginaba ni por asomo durante la capea. Calló las protestas del divulgado cuando se fajó con el animal a cojín de temple y suavidad. Una tanda sobre la mano derecha en la que paró el tiempo, adyacente a una trinchera eterna, fue lo mejor su labranza. El equivocación con los aceros le impidió cortar las dos orejas.

No se le resistieron, eso sí, con el botellín, que no puso las cosas fáciles en ningún punto de la capea. De Ajustado lo exprimió por debajo en un intenso inicio y, a partir de ahí, el toro echó la persiana y comenzó a desarrollar mucho peligro. Sin bloqueo, el de Torrejoncillo respondió con varios naturales con el compás hendido de mucha exposición. La espada, de colocación quebranto pero de fulminante sorpresa, le valió para obtener el doble trofeo.

Tibo García se presentó con cierto garbo de frescura. Su semblante, serio pero sereno, hacía presagiar una tarde de mucha responsabilidad en presencia de la escasez de fuerzas que presentaron sus dos animales. García optó por agenciárselas soluciones y no perderse en un mar de pases innecesarios. Tiró de la tauromaquia más efectiva, ejecutando dos arrimones finales adentro de dos faenas en las que hubo detalles aislados de un torero interesante que solventó, con sus lógicas carencias, un comienzo con nota. Asimismo, cerca de destacar la buena representación de Roque Vega, toledano de la cuadrilla de García, que firmó dos pares de banderillas en el tercero muy jaleados por la plaza.

En cambio, Miguel Cielo Perera poco pudo hacer, estrellándose contra el peor conjunto con diferencia. A pesar de dejar diploma su condición de figura y de torero poderoso, no pudo construir ocupación frente a la sosería y el poco celo del ejemplar que abrió plaza. Y en presencia de el cuarto se pudo ver la traducción llamativo de Perera, un torero curtido y con inteligencia que trató de alcanzar las escasas embestidas. En esta ocupación sí logró lograr a la gentío con poco más de trabazón que en su mencionado turno y cortó una oreja tras zanjar con el espada.

La ficha

Plaza de Toros ‘Lorenzo Manuel Villalta’ de Socuéllamos. Casi tres cuartos de entrada. Toros de Murube, desiguales de hechuras y de escaso serie.

Miguel Cielo Perera, de granazón y oro: silencio y oreja.

Emilio de Ajustado, de flagelado y oro: ovación y dos orejas.

Tibo García, de blanco sobre hilo blanco: oreja y dos orejas.

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