Blanca, la primera mujer ourensana en ingresar en a Policía con 50 años



Quien la sigue, lo consigue y Blanca es el vivo ejemplo de ello. Tras medio siglo de vida, logró cumplir su sueño de la infancia y se convirtió en policía doméstico, siendo la primera mujer en ingresar en el cuerpo con 50 o más primaveras de toda España, pese a que el camino para alcanzar la meta estuvo repleto de obstáculos. 

Todo comenzó cuando era muchacha y jugaba en un parque de Ourense. ”Es una cosa que te sale, veía calar a la Policía porque antaño había mucho trapicheo y siempre me atrajo esa profesión, era superior a mí, los observaba y me movía poco por internamente”, cuenta. Sin retención, aquella adolescente no se imaginaba en ese momento lo complicado que sería conquistar su objetivo. 

“Siempre me preguntan por qué no me presenté hasta los 40 y pico primaveras y la respuesta es que no pude, ya que los requisitos eran distintos”, confiesa. Primero era obligatorio que las mujeres midieran pequeño 1,65 metros, una condición que se modificó en 2009, permitiéndole estar internamente del pequeño, pero para entonces no cumplía con la etapa máxima exigida, ya que ella tenía más de los 30 primaveras que marcaba el conclusión. Finalmente, el Tribunal Supremo eliminó el requisito de la etapa y Blanca vio una oportunidad y se lanzó a por ella. 

“Dejé el trabajo, hice las maletas y me fui a Ávila porque había una de las mejores academias para preparar la concurso”, relata. Allí ingresó con el objetivo de presentarse a las pruebas para ser inspectora. ”Cuando llevaba dos primaveras preparándolas, el director de aquella corporación nos reunió a tres o cuatro que teníamos más de 40 primaveras y nos dijo: ‘Mirad, creo que no os van a aprobar por la etapa que tenéis, lo mejor es que en vez de en la escalera ejecutiva os metáis en la básica que seguro que la sacáis, os van a suspender probablemente en la entrevista, pero os queda la vía del memorial contencioso-administrativo”, narra.

Un presagio acertado

Como si de un oráculo se tratase, el director acabó acertando sobre lo que iba a ocurrir. Blanca le hizo caso, dejó la escalera ejecutiva por la básica y aprobó, a la primera, las pruebas físicas, el examen teórico y pasó el agradecimiento médico. Al calar a la entrevista, tanto a ella como a sus dos compañeros los suspendieron por lo mismo: desidia de motivación. Una mujer que lo había dejado todo para cumplir el sueño de su vida, gastando sus ahorros, y que había admitido las pruebas oportuno a su gran preparación, era suspendida por no tener la suficiente motivación. Parecía una broma, pero era la sinceridad a la que tenía que enfrentarse.  

“Sentí que se me trató mal porque me suspendieron sin motivo ningún, ya que había pasado todos los exámenes y no había razón ninguna, yo era una más”, relata. Pese a la situación adversa, Blanca, al igual que había hecho toda su vida, no se rindió y continuó luchando en exploración de su sueño. En ese momento, se acordó del consejo del director de la corporación y presentó un memorial al contencioso-administrativo. El proceso fue muy extenso, tardó cuatro primaveras, y durante el mismo hubo momentos muy complicados. 

Finalmente, se hizo razón y la sentencia le dio la razón, exacto en el momento en que los ingresos de Blanca se quedaron a cero y ella se encontraba buscando trabajo. “Me llamó mi abogado, estaba en Madrid en clase de psicotécnico preparándome el examen para que no me pillasen desprevenida por si me avisaban en cualquier momento, salí del cátedra y me dijo: ‘Hemos reses el contencioso, te queda el final examen y para delante”, cuenta. 

Lo aprobó y finalmente entró en la Escuela Doméstico de Policía. “Cuando llegas a través de un memorial tienes la sensación de que te van a mirar raro, pero para nulo, eres una más y el trato es bueno”, cuenta. 

En el 2022, con 50 primaveras, Blanca juró el cargo. Preguntada por si le compensó todo el esfuerzo hasta alcanzar la meta, asegura que “sí, siempre merece la pena” y que nunca pensó en tirar la toalla. “Soy muy cabezona, pespunte que cierto me ponga una traba para que me dé más fuerza y darle en las valor y sacarlo, nunca pensé en rendirme y mira que he antagónico a clan en el camino que me decía: ‘¿Qué vas a hacer? Te vas a meter en un contencioso contra la dirección normal de la Policía”, confiesa.

Actualmente, señala que “ya tengo todo olvidado, en el momento sufrí mucho, pero ya casi ni me acuerdo”. Ahora trabaja como policía en el centro de Madrid e irradia serenidad, de hecho, no puede ocultar su sonrisa. “Estoy encantada, en un empleo que me gusta, es lo que quería y me siento muy orgullosa”, señala. En este sentido, asegura que “si tú tienes claro lo que quieres en la vida, eres perseverante, estudias y entrenas, tardarás más o menos, pero lo consigues”, explica. 

Gracias a la lucha de Blanca, la provincia puede presumir de que la primera mujer en entrar en la Policía Doméstico con 50 o más primaveras sea ourensana. “Gallega y de Ourense, para mí es un orgullo incondicional”, afirma.

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