La Cátedra del Tajo asegura que no se ha reducido el caudal del río en Toledo


Desde hace varias semanas, el aspecto del río Tajo a su paso por la renta toledana ha importante mucha polémica correcto al deplorable aspecto visual, con algunos tramos en los que dominan las piedras del curso más que el nivel de agua. Por eso, desde la Cátedra del Tajo se han hecho una pregunta para al mismo tiempo dar una respuesta: «¿Se está reduciendo de forma amenazador el caudal del río Tajo en Toledo durante este verano?». Y la respuesta es que «no está ocurriendo nulo extra» y por otra parte asegura que «no se ha corto durante el verano el caudal del río en Toledo de forma amenazador».

Según indican desde la Cátedra del Tajo «varias publicaciones en redes sociales están dando la voz de desasosiego por su lamentable estado. Desde la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss queremos contestar a la pregunta de qué está ocurriendo verdaderamente y si es cierto de que se hayan corto alarmantemente sus caudales».

Así, según los datos del Sistema Automotriz de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Tajo, en la época situada en la Casa del Diamantista el caudal medio por hora ha sido de 22,9 m3/s en los últimos diez días, habiendo oscilado entre 14,7 y 32,7 m3/s. En presencia de estos datos, este organismo dedicado al estudio del río concluye que «estas cifras están en perfecta consonancia con lo que viene ocurriendo desde el año 1980, cuando el caudal medio en los meses de agosto de la serie histórica se sitúa en 19,1 m3/s (Anuario de Aforos 2022-21). Por consiguiente, la respuesta a la pregunta que nos hacíamos es negativa: no se ha corto durante este verano el caudal del río Tajo en Toledo de forma amenazador, al menos, no más que otros meses de agosto de los últimos más de 40 primaveras».

No obstante, la Cátedra recuerda algunos datos históricos y alude a que «con anticipación a la entrada en funcionamiento del Trasvase Tajo-Segura, los caudales medios en el mes de agosto sí eran más altos, se situaban en 40,5 m3/s. Este descenso que experimentó el río ayer y posteriormente de 1980 debe ser atribuido, en parte, a las trasferencias realizadas al Oriente y, en parte, a la reducción de aportaciones que ha venido recibiendo de forma natural el río Tajo por el cambio climático».

Y se añade en el referencia que «una vez que conocemos que este mes de agosto no está ocurriendo nulo extra en cuanto al nivel del caudal en el río Tajo a su paso por Toledo, la pregunta que sigue es: ¿por qué este año se ve el curso del río en algunos tramos?».

Los azudes engañan

A este respecto, desde la Cátedra se indica que «para aproximarnos a la causa positivo del aspecto del río durante estos días de verano nos tenemos que remontar a septiembre de 2023. Las lluvias torrenciales generaron una brecha en el azud de Santa Ana que, durante este año, se ha ido haciendo maduro. El caudal ya no es retenido por la barrera de cemento que supone el azud y, por consiguiente, fluye aguas debajo a través de la paso».

Sobre este aspecto, se afirma que «los azudes situados a lo extenso del tramo urbano del río han generado una visión falsa del aspecto positivo del río: se podría opinar que nos tenían engañados. Las aguas discurrían embalsadas, lo que hacía que las aguas se distribuyeran a lo extenso y ufano del cauce, con un movimiento imperceptible, dando una sensación positivo de presencia de gran cantidad de agua almacenada pero irreal de gran caudal. La independencia del río en el azud de Santa Ana ha permitido que las aguas almacenadas fluyan río debajo, ocupando el caudal coetáneo tan solo una parte del cauce en las zonas donde el valle es más hendido y con menos profundidad. Por consiguiente, aunque, como hemos explicado, el caudal sigue siendo muy similar al de otros veranos, sin requisa el agua ya no se almacena ayer del azud de Santa Ana, siendo visible solo el agua circulante. Al activo desaparecido el agua que estaba embalsada, sólo pasa por ese tramo de río el caudal circulante que, como todos los meses de agosto de la serie histórica, es más bajo que en otras estaciones del año».

En todo caso, la Cátedra reconoce que «como muestran las publicaciones aparecidas en redes sociales, la visión que ofrece el río es ciertamente impactante. Ha quedado al descubierto parte de su curso (y con él, basuras acumuladas en su fondo) y aguas retenidas en algunos puntos en las que se llena de algas frente a el exceso de calor y nutrientes. Excepto las basuras, el resto son procesos naturales que los ríos mediterráneos sufren con el estiaje. Los ríos tienen una gran capacidad de resiliencia frente a las alteraciones humanas. Si dejamos que actúe, en poco tiempo la manto vegetal de ribera irá ocupando estas zonas, generando un río más natural y con maduro disparidad.

Finalmente, la Cátedra afirma que «lo que se observa este verano no debe alarmarnos, es natural omitido por la presencia de basuras (que, quizá, fuera buen momento para retirar del curso) y del trasvase Tajo-Segura. La rotura del azud de Santa Ana ha supuesto un primer paso cerca de la recuperación de la dinámica natural del río».

A modo de conclusión, la Cátedra señala, en primer circunstancia, que «este mes de agosto, el caudal del río Tajo a su paso por Toledo no ha sufrido ninguna variación respecto a la media de los últimos más de cuarenta meses de agosto anteriores».

En segundo circunstancia, que «el funcionamiento del Trasvase Tajo-Segura, unido al objetivo del cambio climático, sí han corto significativamente los caudales que discurren por el río Tajo».

Pero lo matiza indicando que «la transigencia parcial del azud de Santa Ana ha generado que las aguas que estaban embalsadas fluyan río debajo y, por consiguiente, que el caudal circulante ocupe ahora solo una parte del cauce, dejando al descubierto parte del curso del río». En definitiva, «los azudes situados en Toledo han generado una confusión entre agua embalsada y caudal. Una vez que ha desaparecido el agua embalsada, lo que se ve verdaderamente es el caudal circulante, que se mantiene en los mismos niveles que los últimos cuarenta primaveras. Son los azudes los que genera un aumento de la anchura del cauce e impiden la continuidad del río» .

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