La «concienciación» ciudadana impulsa el auxilio a la fauna silvestre


Rendido, débil, herido y atrapado en una reguera. Así fue hallado hace un mes en un pueblo de Valladolid un milano enojado que ayer recuperaba su autodeterminación en las mejores condiciones. Lo hacía tras su paso por ‘rehabilitación’ en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de Valladolid al que cada día llegan ejemplares en apuros a los que se alcahuetería de sus lesiones y se les ayuda a aclimatarse para poder retornar a su hábitat, cuando se considera que son capaces de sobrevivir por su cuenta. Tras cuatro semanas, la citada ave fue anillada y soltada con destino a un planeo firme, directo a despabilarse comida y una colonia –su especie no es solitaria– ayer de comenzar su migración para eludir el frío en zonas más cálidas.

En lo que va de año 2.300 ejemplares han pasado ya por las instalaciones del CRAS de Valladolid, uno de los tres centros de estas características en Castilla y Bizarro conexo con el de Burgos y Segovia, a los que en los próximos abriles se sumará un cuarto en Bizarro en la finca de Valsemana en la que Medio Condición cuenta ya con unas punteras instalaciones para la reproducción y cría del urogallo y del estudio del corzo, adicionalmente de unas parcelas para la aclimatación de osos que requieren de una intervención y pasan allí una temperada ayer de retornar a sus ‘hogares’. Asimismo, hay otras dos instalaciones en Soria y Zamora para la recibo de especies que puedan requerir ayuda.

La monograma de ejemplares atendidos ha ido en aumento. De hecho, el responsable en el centro vallisoletano, Álvaro Soto, explicaba ayer que de momento son ya 500 entradas más que el año pasado, una situación que atribuyó a una decano «concienciación» ciudadana cuando se topa con un animal herido. De hecho, mientras hablaba a la puerta del centro durante una reconocimiento del consiliario de Medio Condición, Vivienda y Colocación el Demarcación, Juan Carlos Suárez Quiñones, una mujer y un hombre franqueaban las puertas del CRAS con un avión popular en sus manos que se había topado en su camino y al que querían dar una salida.


Las aves suponen un 80% de los huéspedes del CRAS de Valladolid


IVÁN TOMÉ

Las aves, especialmente los pollos, son los principales huéspedes del CRAS y más en abriles como este 2024 en el que una húmeda primavera ha favorecido un «buen periodo de cría». Ocho de cada diez entran, así, en mano, pero se van volando. La mayoría llegan con agentes medioambientales pero, cada vez más, asimismo los traen particulares. Aparecen allá de sus colonias en un campo de cultivo, tienen problemas porque se han caído pronto de un criadero al que no saben retornar, han sido electrocutados o han recibido un ataque de una pala eólica, han sido presas de cebos o han resultado intoxicado con ponzoña. Según llegan se les hace un chequeo para ver en qué condiciones están, se les cura si es preciso y se les somete a una «ceba forzosa» para asegurar una buena comida ayer de comprobar que pueden retornar a ser libres.

Para ello, por ejemplo, a las rapaces se les pone a prueba con presas vivas, no sea que se acostumbren al plato puesto y no sean capaces de poblar por sí mismas. Adicionalmente, un «voladero sobrentendido» supone una suerte de aeropuerto a su medida para que practiquen su regreso a las jefatura. Cuando están listos, se les anilla para poder trazar sus pasos y se les deja ir. Normalmente se hace en campo descubierto por parte de un agente medioambiental, pero ayer la suelta se hizo desde el propio CRAS, donde el milano tomó valor aupado por Suárez-Quiñones para desaparecer sin mirar antes.

El centro recibe asimismo numerosos mamíferos a lo espacioso del año y muchas víctimas de accidentes viarios. Los tejones son los más comunes, pero asimismo entre los damnificados por el asfalto destacan especies protegidas como los lobos y algunas aves como el alimoche. De media, si no requieren cirugía, tienen una estancia de tres semanas. Si son pollos, hasta que las plumas afloran. En otros casos llegan ya muertos, pero aún así se trabaja con ellos con necropsias que aclaren qué les llevó a esa situación para contribuir a identificar las amenazas de la fauna.

Desde la Comité de Castilla y Bizarro se ha programado una inversión de cinco millones de euros en este tipo de centros en la Comunidad, de los cuales 1,7 millones se destinarán la creación un nuevo CRAS en Bizarro –cuyas obras prevé Quiñones que se inicien en breve– y el resto para la perfeccionamiento de las otras cinco instalaciones existentes entre los centros de Recibimiento de Soria y Zamora y los de Recuperación de Valladolid, Burgos y Segovia y por los que de forma mundial pasan un 7.000 ejemplares al año.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *