El callejn sin salida del aceite de oliva: muy escaso y a precio de oro


Venimos de un cosecha dramática. Y este año nos enfrentamos a una cosecha aún peor. El aceite de oliva ha incrementado su precio en más de un cincuenta por ciento. Pero aún no ha tocado techo. En otras palabras: es casi seguro que el próximo diciembre pagaremos más de nueve euros por litro de zumo de aceituna. Las perspectivas no son buenas, reconoce Francisco Va, propietario de Castillo de Canena (ene), la marca de aceite de oliva virgen extra con mayor prestigio y reconocimiento del planeta.

España es el principal país productor de aceite de oliva. Andalucía es la región que más produce y Jan, con diferencia, es la provincia que cuenta con el mayor olivar del mundo, más de sesenta y ocho millones de olivos que conforman el mayor bosque realizado por el hombre del planeta. España, por tanto, fija los precios. La última campaña se cerró con una producción de unos setecientas mil toneladas de aceite de oliva cuando la media supere el millón trescientos mil. Este año las previsiones pueden ser igual de dramáticas. “Superar el umbral de los diez euros por litro de virgen extra será una muy mala noticia”, advierte Francisco Va. “Sigo pensando, en cualquier caso, que el aove es un producto barato. El aceite de oliva virgen extra de máxima calidad es posiblemente el Producto gourmet más asequible para cualquier bolsillo, no se puede comparar con un buen salmón, un buen champán, un bogavante, un foie o cincuenta gramos de caviar que alcanzan precios prohibitivos. Pero una botella de medio litro de aove premium por veinticinco euros es un lujo que cualquiera puede permitirse.”

El mercado empezó a descontar a partir del pasado mes de junio, cuando se conoció que la floración y el cuajado habían sido extraordinariamente escasos, las posibles pérdidas que presumía se obtendrían en la siguiente campaña. Y no se equivocó. En esta campaña, como en la anterior, habrá poco petróleo y la misma demanda Como siempre, entonces el precio sube. ¿Hasta cuánto? Aún es pronto para decirlo, pero algunos analistas y consultores acostumbrados a hacer cálculos en mercados de futuro hablan incluso de hasta diez euros por litro o incluso más a partir de principios de 2024.

Francisco Va es un granjero poco ortodoxo, un sólido intelectual, propietario de una vasta biblioteca y todavía presidente del Consejo Económico y Social de la Universidad de Jan. Reconoce que las últimas lluvias sirven sobre todo para que el olivo sacie un poco su sed, el fruto se hidrate y la capa vegetal que lo rodea gana fuerza, se reduce la evapotranspiración y el árbol retiene humedad que le ayudará en momentos de estrés hídrico. “Pero sobre todo esta agua se utilizará para preparar la cosecha del próximo año, los tallos tiernos, los encharcamientos donde la aceituna primero florece y luego da fruto, con los que se obtendrá el aceite para la cosecha de otoño de 2024”, informa. Y todo, por supuesto, contando con un buen otoño y una lógica primavera, es decir, dos estaciones generosas en lluvias.

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Francisco Va, propietario de la marca Castillo de Canena.MPP

La campaña del olivo comienza estos días y el perspectivas Son trágicos. Peor aún: doblemente trágico porque venimos de una campaña anterior de muy poca producción. En el colmado del agricultor andaluz es habitual que después de una mala temporada venga otra buena, pero dos malas temporadas no son recordadas ni por los más veteranos de la zona. “Una tercera cosecha tan terrible como ésta y tan mala como la del año pasado colocaría a territorios andaluces como Jan en una situación de crisis insalvable”, vaticina Francisco Va.

Por otra parte, el calidad de aceite de oliva producido este año será elevado. Hay pocas aceitunas y se espera que se recojan en apenas unos días. Las almazaras cerrarán antes de Reyes y las primeras botellas de AOVE de cosecha temprana, con ese maravilloso color verde clorofila que se pierde al cabo de unas semanas, estarán en las estanterías de las mejores boutiques de alimentación a partir de mediados de noviembre.

En estos dos malas cosechas No sólo ha influido en ello la climatología adversa, el cambio climático y la falta de lluvias. Para Francisco Va, la baja inversión en infraestructuras hidráulicas acentúa también la crisis agrícola en la mitad sur peninsular. En la pasada campaña, la floración del olivo se inició a finales de abril, cuando lo habitual en zonas de larga tradición olivarera como La Loma era que el árbol floreciera en la segunda o tercera semana de mayo. Tras varios meses sin lluvias, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir decidió cortar el riego en una época crítica, cuando el árbol necesita más agua que en cualquier otra época del año. “Debemos aceptar que estamos ante un cambio de ciclo – sostiene Va – y es necesario abordar de una vez por todas la selección de cultivos. Sé que esto es políticamente incorrecto, pero no es posible, por ejemplo, seguir cultivando arroz en Andalucía “Y al mismo tiempo es obligatorio favorecer cultivos como el olivo, el pistacho o el almendro que requieren menos agua”. “Es más”, añade el propietario de Castillo de Canena, “es imprescindible hacer una cálculo, utilizando un metro cúbico de agua dividido por el impacto social. Es decir, cuánta riqueza se crea con un metro cúbico de agua. De esa ecuación se desprende que “el cultivo más social es con diferencia el olivo tradicional o semiintensivo”.

También es necesario fomentar construcción de balsas almacenar el agua del invierno y, lo más importante, acometer de una vez por todas un plan hidrológico nacional donde la España húmeda sea generosa con la España seca. “Sé que lo que pido es una quimera, una incorrección política hoy en nuestro país, pero les aseguro que tarde o temprano tendremos que abordar un debate sobre estos presupuestos. Y cuanto antes lo hagamos, mejor”. afirma el empresario.

Francisco Va es presidente de Grandes Pagos de Olivar, la aristocracia de cultivo mediterráneo por excelencia. La institución, creada en 2005, vela por la excelencia del producto, el cultivo tradicional, el mejoramiento de la agricultura, la comercialización y el marketing. En la asociación están representadas todas las regiones productoras de España. Castillo de Canena representa a Andalucía. Y todos juntos son embajadores del mejor aceite de oliva a nivel internacional.

Los miembros que componen este grupo de gran marca registrada Toman decisiones por unanimidad y, en un sector muy desunido e insolidario, Grandes Pagos de Olivar constituye una cofradía que practica una política de puertas abiertas, transparencia absoluta y transferencia de información que ayuda a todos sus miembros a mejorar su actividad en todos los campos. “Una vez al semestre, las siete marcas que componen Grandes Pagos de Olivar visitan la almazara de una de ellas. Este día sirve para compartir avances, mejorar aspectos y compartir experiencias que ayuden a potenciar el producto”, afirma Va.

Formar parte de Grandes Pagos de Olivar no es fácil. Se requiere un pago, es decir, un terreno que cumpla características ecológicas únicas, una variedad concreta, una almazara y una marca reconocida, una estructura comercial, una comercializadora de prestigio, una estrategia y plan director a medio y largo plazo y, por supuesto, un respeto escrupuloso por los valores de la agricultura clásica y el medio ambiente. . “No se puede crear una gran marca en dos años. Se necesita determinación, tiempo, mucho trabajo, exigencia, dedicación, estructura e inversión”, reconoce Francisco Va.

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