Los toledanos se rinden ante la Virgen del Sagrario


En un día precioso de verano, con una ligera brisa y a posteriori de días sofocantes de calor. Así ha celebrado la ciudad de Toledo a su patrona, la Doncella del Tabernáculo, que ha procesionado por las naves del templo primado tras la solemne ceremonia de las merienda de la mañana. «Ha sido impresionante, la catedral estaba a abundar de masa». Este era el comentario de la mayoría de los toledanos que han vuelto, un año más, a rezar y pasarse a su Doncella y, a posteriori, a soplar el agua milagrosa de los botijos en el claustro de la catedral, una tradición que ya regresó el año pasado tras la pandemia, pero que esta vez ha desbordado todas las previsiones, con largas colas para alcanzar al templo en los momentos centrales de la mañana. Desde primera hora, los files han ido desfilando por el claustro, en donde estaban dispuestas las mesas y los más de 30 botijos repletos de agua del cisterna del templo, «agua fresca y cristalina», según la cartel.

Cientos de personas han abarrotado el templo primado para asistir a las misas que se han ido celebrando durante todo el día. La más concurrida, como siempre, la que ha oficiado el miltrado de Toledo, Francisco Cerro, y a la que asistieron las autoridades, como el corregidor de Toledo, Carlos Velázquez, con su collar de la Comunidad Mozárabe, y la delegada del Gobierno en Casitlla-La Mancha, Milagros Tolón, acompañada del director superior de Policía de Castilla-La Mancha, Javier Pérez Castillo, y por el coronel de la Comandancia de la Gendarme Civil de Toledo, Francisco Javier Vélez.

Han asistido incluso otras autoridades, como la portavoz del Gobierno regional, Esther Padilla y el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, encima de la vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares, con el resto de los concejales de la Corporación toledana.

Antiguamente de la ceremonia, el corregidor, Carlos Velázquez, ha aplicado para felicitar a todos los toledanos en el día espacioso de su patrona y protectora, la Doncella del Tabernáculo. «Una festividad muy querida por los ciudadanos y que se completa con la tradición de soplar agua de los botijos, el agua de la Doncella, tan milagrosa y que durante abriles, como consecuencia de la pandemia, no hemos podido disfrutar y, a partir del año pasado, ya se pudo recuperar la tradición, tal y como era, bebiendo directamente de los botijos», ha dicho.

Carlos Velázquez ha hablado incluso de conservar las tradiciones, sobre todo, en una ciudad como Toledo «con un mandatario de historia maravilloso, ciento de abriles de tradición, que hoy vuelven a ponerse al servicio de los ciudadanos».

Por postrer, el corregidor de Toledo ha agradecido la entorchado que realizan en este día los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, personal retrete, Protección Civil, voluntarios y trabajadores del Junta, que «garantizan la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos y encima, permiten que podamos disfrutar de este día sin incidentes». Ha animado el acalde a todos los toledanos a disfrutar de este día espacioso de Toledo y «de los días de fiesta que quedan por existir en la ciudad».

Por su parte, la consejera Portavoz, Esther Padilla, ha felicitado, en nombre del Gobierno del presidente García-Page, «especialmente a los toledanos y toledanas que hoy se acercan en el día de la Doncella del Tabernáculo a existir su fe, a existir incluso esta tradición de Toledo y a rememorar emociones; porque todas las festividades al final nos recuerdan motivos de clan, de entorno, de momentos importantes en nuestra vida. Y creo que es una guisa de existir en comunidad, de vivirla en conjunto». Padilla ha señalado incluso que apoyar vivas las tradiciones es, encima, «una guisa de rememorar que unidos y unidas todos somos más fuertes». Durante su intervención, ha invitado a toda la masa que no es de Toledo «a que venga a conocer incluso esta bonita tradición», aprovechando, encima, este significativo puente del 15 de agosto.

La tradición tiene sus orígenes en el siglo XVII, cuando finalizadas las obras de la capilla de la Doncella del Tabernáculo se realizaron ocho días de fiestas en energía de gracias. Habían acudido numerosas personas de los pueblos de cerca de y era tal el calor intenso que numerosos fieles abandonaban la catedral para refugiarse en lugares más frescos. En presencia de tal problema, las autoridades eclesiásticas ordenaron la construcción de tarimas para distribuir jarras rebosantes de aguas cristalinas provenientes de los pozos.



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