La combinación de una inflación persistente y el aumento de los costos relacionados con el inicio del curso escolar han llevado a muchas familias a optar por descanso más austeras, reduciendo significativamente su desembolso en comparación con abriles anteriores. Según datos recientes del Instituto Doméstico de Estadística (INE), el desembolso medio de los españoles durante las descanso de agosto de 2024ha experimentado una trascendente disminución. Este año, el desembolso promedio por persona se ha situado en 915 euros, lo que representa una caída del 12,9% respecto a los 1.050 euros de 2023. Este descenso refleja una tendencia generalizada con destino a el economía, con estancias más cortas y una longevo preferencia por opciones de alojamiento más económicas.
Menos días de descanso para economizar
Con la intención de economizar costes en estancias hoteleras, muchos españoles han optado por traspasar apartamentos turísticos, que han experimentado un aumento del 10% en las reservas, y en campings, que han gastado un incremento del 15%. Las estancias en casas rurales asimismo han subido un 8%, impulsadas por la búsqueda de destinos más asequibles y menos masificados. Por otra parte, la duración media de las descanso ha descendido de 7 días en 2023 a 5,5 días en 2024, una reducción que coincide con la subida de precios y la carencia de reservar parte del presupuesto deudo para los gastos del próximo curso escolar.
Un crónica de la Estructura de Consumidores y Usuarios (OCU) estima que el desembolso medio por peque en el inicio del curso escolar 2024-2025 se sitúa en 510 euros, lo que supone un incremento del 9% respecto a 2023. Este aumento se atribuye al encarecimiento de los libros de texto, que han subido un 8%, los uniformes, con un encarecimiento del 7%, y el material escolar, que ha registrado un aumento del 10%. El estudio de la OCU desglosa estos costos según el tipo de centro educativo. En colegios públicos, el desembolso medio es de 420 euros por escolar, mientras que en centros concertados asciende a 800 euros, y en colegios privados alcanza los 1.200 euros. Estos datos subrayan la presión económica que sienten las familias con más de un hijo en momento escolar, que podrían carear un desembolso total superior a los 1.000 euros por peque.
Comprar menos en sus descanso para afrontar otros gastos
La situación se ve agravada por la inflación, que sigue afectando a los hogares españoles. El Índice de Precios al Consumo (IPC) interanual de julio de 2024 se situó en un 3,8%, con un aumento destacado en los precios de productos básicos como alimentos y bebidas no alcohólicas, que subieron un 5%, y la energía, que experimentó un encarecimiento del 12%. Esta presión inflacionaria ha llevado a un cambio en los hábitos de consumo de los españoles, que han optado por resumir el desembolso en las descanso, para poder afrontar los gastos de septiembre. Un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el 68% de los hogares españoles ha modificado sus planes de verano.
Entre las medidas más comunes están la reducción de la duración de las descanso, elegidas por el 45% de los encuestados, y la comicios de destinos nacionales en oficio de internacionales, opción seleccionada por el 38%. Por otra parte, un 22% de los encuestados ha decidido no irse de descanso este verano para conseguir afrontar los gastos del nuevo curso y poder contestar delante posibles imprevistos. Las familias españolas continúan ajustando sus presupuestos y priorizando sus gastos, una tendencia que podría dilatarse más allá del verano. Según el Costado de España, el consumo privado podría crecer a un ritmo más cachazudo en el tercer trimestre de 2024, reflejando la prudencia de los hogares delante la incertidumbre económica.
En prontuario, el verano de 2024 ha estado traumatizado por un enfoque más conservador en el desembolso vacacional por parte de los españoles, impulsado por la carencia de hacer frente a una ‘cuesta de septiembre’ más empinada. La inflación y el aumento de los costos escolares han llevado a muchas familias a replantearse sus prioridades económicas, una tendencia que podría tener un impacto duradero en los patrones de consumo en los próximos meses.
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