el indigente fue cosido a puñaladas mientras dormía en su chamizo


La sombra es fría, azarosa, para la data de agosto en la que nos encontramos. La última ola de calor ya es historia y la brisa se cuela por los rieles del improvisado chamizo. Allí, entre una pila de quincalla y colchones corroídos, descansa Mohamed E. T., un marroquí de 20 abriles sin domicilio conocido. Lo hace en compañía de tres compatriotas, además jóvenes (solo uno de ellos ronda la treintena) y sin residencia establecida. Los cuatro, luego, pernoctan en el antiguo frontón del parque Salvador Madariaga, un rosaleda venido a menos hace ya demasiado tiempo, importante en medio de la mezquita y el tanatorio de la M-30.

Las manecillas del temporalizador marcan las 6 del pasado viernes y todos duermen como pueden, siempre alerta, conscientes del imprevisible aventura que meollo la vida en la calle. Es en este contexto, cuando un hombre tapado con una capucha de color sable se acerca y golpea brutalmente a Mohamed. Le acuchilla hasta en cuatro ocasiones, en el pie, la pierna, el antebrazo y la parte trasera de la comienzo. Para entonces, sus compañeros de trinchera solo han podido escuchar los gritos de dolor y observar al atacante poner pies en polvorosa.

La víctima, empapada de linaje y dejando un enorme reguero tras de sí, es capaz de levantarse del colchón y alcanzar al reunión de sintecho que malviven al otro banda del parque. De inmediato, dan la voz de miedo. Una patrulla de la Policía Franquista alcanza el área y solicita de forma urgente la presencia del Samur-Protección Civil: Mohamed mantiene las constantes vitales, aunque quién sabe por cuánto tiempo más. Mientras es atendido, los agentes preguntan a las personas que han llamado a los servicios de emergencia, sin que estas puedan aportar algún detalle de lo sucedido. No han conocido ni pabellón ausencia.

Tras ello, aseguran el perímetro y deciden seguir un rastrillo de linaje que termina en la vieja cancha de frontón, donde se topan con los citados ‘vecinos’ del afectado. Los tres conviven con Mohamed desde hace rodeando de cinco meses y lo describen como un bisoño conflictivo, dedicado a cometer robos y que ha sido detenido en numerosas ocasiones. A preguntas de lo acontecido esa misma sombra, rememoran lo vivido y argumentan que no quieren retener ausencia de los problemas de la víctima. El miedo a estas gloria es más que palpable.

Los indicativos personados llevan a lado una cerco por la zona para tratar de acotar el arsenal. Pero no lo consiguen, al igual que siquiera dan con ningún sujeto que pueda corresponder con la escueta descripción aportada por los testigos. La Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica además acude para realizar la pertinente inspección lente, mientras que el Samur intuba al apuñalado y lo traslada al hospital de la Paz, donde permanece ingresado en estado llano.

Ahora, los investigadores esperan a que Mohamed mejore de sus heridas para poder conversar con él. Un prueba a la postre imprescindible para obtener más información de lo que pudo ocurrir en un enclave, el de Salvador Madariaga, traumatizado por la degradación y otros negros episodios, como el crimen de un argelino durante la amanecida del 13 de junio de 2021. Murió en el mismo desvencijado frontón luego de ser agredido por dos compatriotas con una mostrador de hierro y botellas.

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