El Córdoba CF saca punta al balón parado


El partido frente a el Mirandés del pasado viernes dejó algunos brotes verdes, que fueron señalados por el técnico blanquiverde Iván Ania. Uno de ellos es la capacidad para crear peligro del cuadro cordobesista aunque todavía queda por perfilar la efectividad. Sin requisa, la gala del mediapunta Jacobo González abrió la puerta al balón parado. Un memorial poco explotado por el Córdoba en la pasada temporada y que casi consigue cambiar el rumbo del partido en Anduva.

El propio futbolista madrileño tuvo la oportunidad de desobstruir la chapa, pero no acompañó esta vez la suerte. Jacobo estuvo a punto de igualar la contienda en la primera fracción. Una desliz, sobrado alejada del área, en la que cualquier otro participante hubiese optado por apañarse el centro, pero el madrileño decidió probar suerte. Faltaron escasos centímetros para que el balón atravesase la meta de un Raúl Fernández ejemplar durante los 90 minutos.

No es la única ocasión que tuvo. En la segunda parte, en la recta final del disputa, Jacobo probó suerte con una desliz limítrofe, mucho más alejada. Sin requisa, se topó de nuevo con el cancerbero rojillo Raúl Fernández. El madrileño genera peligro cada vez que se encuentra cerca del dominio y le da un plus de peligrosidad al Córdoba en ese sentido. Ya lo demostró en el partido de presentación frente a el Centella Vallecano, cuando marcó el único gol blanquiverde tras una gran vaselina. Por ello, promete seguir dando alegrías con sus golpeos a balón parado.

El Córdoba cuenta este año asimismo con jugadores altos y fuertes físicamente de los que pueden sacar rendimiento en las acciones a balón parado. Es el caso, por ejemplo, de Obolskii. El punta ruso todavía debe encontrar su forma física ideal, pero ya su envergadura destaca sobre los demás y cumple esa función en el descanso vaporoso que cumplía Alberto Toril la pasada semana. El Córdoba necesita más gol que nunca y no obedecer de sus delanteros para ello. Luego, los jugadores de segunda ristra deben barloar el hombro y poner sus virtudes a disposición del equipo.

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