La nueva ourensanía | Christopher Hockley, la vida al ritmo de un hábitat pasivo y de aldea en Vilamarín


De padres ingleses pero criado en “la zona donde se hace el champán”, en Sézanne, Francia, Christopher Hockley proyecta una vida en el comunidad de Vilamarín, en el pequeño pueblo de Baínte.

Llega a Ourense hace dos primaveras y medio con su mujer, hija de un natural de esta pueblo, a la que conoció en Inglaterra. “Compramos este ámbito en 2020”, señala Chris los alrededores. Se componen de varias fincas en torno a una innovador de su suegro con una huerta, y en cuya agrupación planean construir su casa. “Me gusta la paz que hay aquí”, comenta a la sombra de un castaño centenario, que lo mismo les toca matar por cuestiones de ordenanzas urbanas.

Inglés en las raíces y en lo cultural, crece en Francia porque sus padres, misioneros evangelistas protestantes, allá marcharon a fundar una iglesia. Del ideal del país se mudaron a Marsella, y de ahí, él se fue estudiar a Oxford donde, tras su máster, ejerció como profesor de informática. Se percibe a leguas que Chris es un coco, por su forma de observar y su templanza. Y que poco de Altísimo le acompaña en sus agarraderas porque de la universidad de los grandes intelectos a Baínte, aún siendo el segundo pueblo escultural, hay que ponerle inclinación y nigromancia.

Christopher Hockley

“Pensamos tener tres o cuatro hijos”, se viene hacia lo alto con el verbo -y el número- Christopher al preguntarle por su hogar en estas tierras. Se reconoce él incluso religioso y cristiano aunque no le da importancia a los templos, congregaciones o rituales. “La cojín de todas las iglesias es la misma”, comenta en relación a los domingos en los suponemos encuentro Fátima. A la dilación de que ese esquema de casa puesta en marcha, están asentados en O Couto, frente a la alcázar dedicada a la santa.

Casa pasiva en Baínte

Cuenta Paula, su mujer, una serie de problemas que se fueron encontrando a la hora de poner los cimientos de esta casa, y de la que, en los cuatro últimos primaveras, mucho y poco, según se mire, han liberal. Chris deja murmurar a su pareja que es su antítesis en ademanes. “Él ya sabe cómo soy”, dice ella, y él sonríe y asiente, y proyecta una imagen de domador de huracanes.

Christopher Hockley

Deje de la cuestión del minifundio -por lo pasado comprar una ‘leira’ a un paisano da más trabajo que negociar un préstamo hipotecario-. “Uno de los terrenos era de un vecino que está en Alemania”, empieza Chris una historia, y no necesitamos más información para imaginarnos el tiempo que pasaron entre notarios. Patrimonio por lo pasado incluso da exterminio y según ellos, acusa desconexión con el campo. Posteriormente está el tema de las aguas, se ve que si en un carretera las humedades son la peste, en una finca no hay peor cosa que tener un regato, pues las obras van a demorarse primaveras. Rematan el parlamento hablando de las diversas ordenanzas del suelo urbano en un mismo conjunto de ‘eidos’ de menos de 5000 metros cuadrados. El caso es que por hache o por be esta construcción no les arranca. “Tenemos que hacer un pozo y dar asilo agua pluvial”, informa Christopher, pues en el pueblo no llega la traída. “Poco a poco”, razona Hockley, que proyecta una casa pasiva, con “la último intervención en la tierra posible”, confiesa. Eligieron el sitio desde luego, porque por lo de pronto sólo han podido colocar los marcos.

“Teletrabajo como informático con una empresa de Inglaterra”, explica alegre el origen de sus ingresos que con tantos requisitos buena yerro hacen.

Christopher Hockley

Se considera Chris un hombre achicopalado que sueña con “ser una luz”, y tener un impacto positivo en su entorno inmediato. Dicho así con esas palabras despierta ternura en el asistente, pues suena a pastor de su propio piara. Tiene ya un hijo de nombre Breogán, mítico rey galaico, y en camino viene una segunda criatura, a ver si conseguimos esa casa entre la tercera y la cuarta. Cierto es que Paula es todo salero, pero veremos si el cuerpo aguanta. Por ahora son cuatro con uno en camino, pues un perro desfavorable de nombre Tobias les persigue mientras por la pueblo campan.

De lo nuestro se queda con el pulpo y el agua café, y destaca un sintagma gallego adecuadamente simpático, “xa muller xa”, porqué será. Imaginamos a esa adolescente esposa torbellino a la que le hierve la casta por no acaecer de los marcos, y a un suegro aplacando espíritus con esa mítica frase.

Christopher Hockley

Comparte Chris como colofón a la entrevista un sabio axioma inglés, que quizá dé sentido a su existencia. “Hard times create strong men. Strong men create good times. Good times create weak men. And, weak men create hard times”. Un círculo de la vida en el que el hombre, como hacedor de su destino, convierte la adversidad en éxito, y la exuberancia en fracaso. Dicho tal enunciado por su boca, pareciese que Christopher Hockley en esas anda, resolviendo como sólo saben hacer los sabios, atravesando con templanza las duras, sabiendo que las maduras hacen trampas.

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