Peluche por gato para evitar una multa de hasta 200.000 euros en Carasa, Cantabria


Cada 16 de agosto, una gata negra decidía en Carasa (Cantabria) acerca del futuro de sus campos. Si al soltarla corre alrededor de la mies, alrededor de el orzuelo, es augurio de fertilidad y buena cosecha. Si, en cambio, la gata decidiese huir alrededor de el monte, suponía todo lo contrario. Para este año la asociación Haiekin había debido la supresión de la fiera por entender que se vulneraba la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, en vigor desde el pasado año. Así, la billete ha decidido sustituir la gata negra por un peluche del mismo color y esquivar la polémica y las posibles responsabilidades legales.

El colectivo animalista pedía que se suprimiera esta cita que se celebra desde hace 547 abriles cada 16 de agosto, con la excepción del año 2020. Para ello, había registrado los correspondientes escritos en la Consejería de Fomento, Orden del Departamento y Medio Hábitat del Gobierno de Cantabria y el Concejo de Voto, municipio al que pertenece Carasa.

En los documentos Haiekin alega que este festejo “queda prohibido” tras la entrada en vigor de la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales de 2023. El colectivo solicitaba que la tradición “se adapte a los nuevos tiempos” y se sustituyese el animal por una persona disfrazada o un muñeco, como finalmente ha sucedido en esta fiesta declarada de Interés Turístico Regional. De hecho, en el software de este año no se ha incluido la suelta.

“La gata negra se ha ido a Waterloo a revistar a Puigdemont y no le ha entregado tiempo a retornar”, explicaron desde el atril durante el discurso el pasado viernes según recoge El Diario Natural. Añade, este diario, que “para la Concilio Municipal las cosas no van a terminar así”, y cita a dicha sociedad expresando que lo van a “mirar perfectamente, porque la Ley de Bienestar Animal, que es harto peculiar, contempla determinadas excepciones”, y creen que “la fiesta puede entrar ahí recogida”.

Antaño de la suelta, la gata en cuestión desfilaba en una carroza a indelicado rodeada por las personas del pueblo, desde el alfoz de Rioseco a la plaza de Carasa, donde se celebra la ceremonia. En la Vida Media los gatos negros se les consideraba un símbolo de mal agüero, e incluso animales mágicos, una asociación que perdura en algunas personas hoy día. En Carasa la fiesta concede a este animal un poder oracular o de previsión.

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