O Barco de Valdeorras fue informante de un emotivo refriega entre una clan de Jerez y dos perros que un día tuvieron que producirse por la protectora de animales Peludines Callejeros de Valdeorras. Pancho y Vizco regresaron a la que fue su tierra. Los dos animales fueron adoptados por la auxiliar de veterinaria María José Pérez y su pareja, el veterinario Juan Pedro Díaz, en sus viajes a O Barco, aunque esta no es la primera vez que acogen a un perro valdeorrés.
Esta historia comenzó con “Piluco” en el 2017. “Era otro mayorcito de Peludines. Lo vi en Internet y vine desde Jerez en coche. Estaba ciego, sordo y con problemas de corazón y no podía ir en un transporte. Volvimos al año ulterior y nos llevamos a Pancho y cada verano venimos a que vean como están”.
En marzo, adoptaron a otro perro que necesitaba un hogar con necesidad. Esta audacia refleja su inquebrantable compromiso con el bienestar animal, una característica que ha definido su vida durante muchos abriles: “A Vizco lo conocíamos de estar aquí. Estaba muy mal, tiene 14 abriles y la Leishmania le había afectado a las articulaciones. Pegó un caída muy egregio. Llamamos y dijimos que lo adoptábamos”.
Explican encima que si no fuera por la protectora no habrían conocido la comarca. Es casquivana verlos por O Malecón con amigos que han hecho a lo abundante de los últimos veranos. La pareja, que ahora tiene merienda perros, explica que buscan animales con un perfil similar: “Que sean tranquilos”. Detallando que todos conviven en perfecta amistad. Han acabado establecer un hogar donde los animales viven en perfectas condiciones y sus vecinos escasamente se enteran de la presencia de tantos perros.
“Los animales viajan hasta O Barco en coche desde Jerez. Vienen sin ningún problema en la parte de detrás”.
El delirio desde Jerez hasta O Barco, una travesía de más de 850 kilómetros, siempre ha sido cómodo para ellos y sus perros, quienes disfrutan del trayecto en coche: “Viajan en la parte trasera y van muy tranquilos”.
El Hotel Malecón es el zona escogido por la pareja y sus animales para producirse unos días en lo que ya es un segundo hogar. Un establecimiento en O Barco que permite la estancia de perros. Esta alternativa refuerza su simpatía por la región y su deseo de continuar visitándola, tanto para que los perros vuelvan a la que un día fue su casa como todavía por su conexión con la comunidad de Peludines Callejeros.
Por final explican que todo lo que necesitan los animales lo tienen a su disposición: “Al trabajar en veterinaria cualquier cosa que necesiten la tienen”, concluyen.