Una espiritista contactó con la Policía regional de Mocejón para comunicar el «mensaje» que había «recibido» acerca del crimen del pibe Mateo, cometido presuntamente a manos de un novicio de 20 el domingo, poco antaño de las diez de la mañana. Al día subsiguiente, en el primer correo que envía a los agentes aproximadamente tres horas antaño de que transcienda la detención de Juan Francisco, la remitente ya advierte de que «soy consciente de que este email les va a sorprender».
A continuación, propone dos escenarios: «Si conocen la identidad del adverso, no hace errata aseverar cero; si no es así, sé que suena a paranoia, lo sé; pero merece la pena intentarlo». Pero antaño se presenta: «No sé cómo describirme, contacto con otros planos, y cuando supe la nueva, recibí el mensaje de que el adverso era novicio». Afirma que «no del pueblo, pero encontró un trabajo ahí o cerca». Añade que «le han despedido de mala forma y estaba furioso; quería hacer daño a todo el pueblo».
Seguidamente, aporta que «ahora está escondido en casa de algún hogareño», pero «no sé dónde». Y concluye: «Quizás me equivoco. No se lo puedo apuntalar. Pero si no saben quién es, por privanza, sigan esta pista. No tienen cero que perder y mucho dolor que aliviar». Se despide «con cariño» y deseando a los agentes que «el Señor consejo su investigación.
En un segundo correo, enviado al día subsiguiente del arresto y del registro en la calle Juan XXIII, la espiritista asegura que «el arsenal sigue en casa de la abuela y es posible que ella no les ayude a encontrarla».