¿Cómo se siente?
Muy contento. Es un honor, es el pueblo donde uno nace, donde conoces a todo el mundo, familias, amigos, por lo tanto, estoy francamente contento y eficaz. Cuando Jaime Sousa (corregidor de Cartelle) me lo dijo, que fue precisamente en una conferencia del Foro de torrevieja news today, yo me quedé sin palabras, solo se me ocurrió sostener gracias. No me lo esperaba.
A pesar de arrostrar media vida fuera, ¿vuelve cada verano?
Sí, siempre que puedo, vuelvo. Ya pasaba los veranos aquí cuando vivía en Galicia y, ahora, omitido que surja algún problema o asunto profesional, siempre estoy aquí para las fiestas de Outomuro que son estos días.
¿Es cierto que no se pierde el partido de fútbol de solteros contra casados?
Sí (risas) y es una de las motivaciones, eso me permite intentar hacer deporte durante el año pensando en ese partido. Es el posterior día de las fiestas, el día 23.
¿Le ha influido, en su profesión, sobrevenir nacido aquí?
Toda mi grupo son maestros, el tema de la docencia siempre se ha vivido en casa. Cuando hice la carrera, hice Física, uno de mis objetivos era dedicarme a la investigación y quedarme en la universidad. Y ahí, entre otras cosas tienes que dedicarte a la docencia. Creo que ha sido importante el radicar en ese concurrencia en casa del esfuerzo y del estudio. Y en la dedicación al medio concurrencia tiene mucho que ver haberte criado en la naturaleza, esa proximidad a la tierra.
¿El cambio climático se vive de modo diferente en el rural?
Los pertenencias son menos perceptibles, no ves esas zonas áridas, desérticas, ni los problemas de islas de calor que se dan en las grandes ciudades. Hay menos intensidad que en otras partes, pero este es un tema que nos afecta a todos, porque todos vivimos en el planeta que es la casa popular, la sola concentración de gases de sensación invernadero es una mezcla y llega por igual a todos los rincones.