El informe de los Mossos confirma la grave cadena de errores que facilitaron la huida de Puigdemont


El referencia que los Mossos d’Esquadra han entregado al instructor del ‘procés’, el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, reconoce «errores en el dispositivo» para detener al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y hace autocrítica. En el referencia, del mismo modo que los máximos responsables policiales ya explicaron en una rueda de prensa posterior a los hechos, los Mossos reconocen que cayeron en la trama planeada por Puigdemont y su entorno. «Que el señor Puigdemont regresara a España para a posteriori huir no se contempló como una posibilidad», admite el comisario director, Eduard Sallent, en el escrito remitido a sentenciador Llarena que lleva su firma, ha destacado ‘El Confidencial’.

Adicionalmente de hacerse cargo fallos propios, entre estos que el dron que seguía la concentración en la que intervino Puigdemont no enfocó al expresidente sino a la comitiva de autoridades en la que supuestamente debía estar de camino al Parlament, el referencia de los Mossos destapa que el presidente de la Cámara catalana, Josep Rull, obstaculizó la bordado policial.

En este sentido, la policía catalana apunta que 24 ayer de la sesión de investidura pidieron autorización para aceptar a la cámara y registrar sus dependencias. Había la sospecha de que Puigdemont podía poseer accedido al interior días o horas ayer. Pese a la demanda de los Mossos, la entrada les fue denegada por distintos motivos: el Parlament pidió primero que fuese el comisario director el que formalizara la petición por escrito, luego reclamaron que la comunicación se le entregara a Rull en persona. Por zaguero, negaron el camino «porque no había personal gremial adecuado» para el extras.

Así las cosas, los equipos de Mossos encargados -sin contar a los agentes que asiduamente desarrollan su bordado en el interior de la Cámara- no pudieron aceptar al interior del edificio hasta el mismo día de la investidura. De poseer accedido, siquiera hubiesen localizado a Puigdemont, pero los hechos sí destapan los obstáculos puestos por Rull -en su momento ya advirtió de que no permitiría una detención en el interior de la Cámara- y el acatamiento por parte de Mossos delante la imposibilidad de realizar su trabajo.

Todos estos datos están contenidos en el referencia que el sentenciador Llarena había pedido a los Mossos -también al Profesión del Interior- para que informaran sobre el dispositivo policial desplegado en Barcelona el 8 de agosto y que tenía como objetivo cumplir con la orden de detención de Puigdemont, sobre el que pesa una orden de detención del Supremo, y «sobre los instrumentos que determinaron su fracaso desde un aspecto técnico policial».

En su referencia, Interior comunicó a Llarena que en los dispositivos de control establecidos por la Policía Doméstico y la Escolta Civil en la frontera con Francia «no se detectó en momento alguno» al expresidente catalán Carles Puigdemont y que, pese a que ofrecieron a los mossos el apoyo de estos cuerpos para dar con Puigdemont tras su huida no se requirieron estos apoyos.

Ahora, el propio referencia de la policía catalana confirma que su conducta fue del todo ineficiente. El momento esencia se produjo entre las 9.03 y las 9.10, cuando Puigdemont depreciación del decorado tras su intervención y se introduce en una de las carpas dispuestas, carpas «delimitadas por vallas metálicas y protegidas por en torno a de un centenar de personas que formaban filas y que mantenían los brazos unidos a modo de barrera de protección». Una vez en el interior, a Puigdemont, que se tapa con una cachucha de béisbol y se quita la saco, se le pierde la pista.

Sí se detecta un transporte blanco que ascendió por la rampa de salida de un aparcamiento subterráneo de Arc del Triomf, al banda del decorado, y se ubica próximo a las carpas. El ingenio de vigilancia graba cómo un colega de Puigdemont corta las bridas de una de las vallas y permite la salida de Puigdemont. El agente de paisano sobre el contorno detecta el movimiento y sigue a la carrera a Puigdemont, ya montado en el coche. La logística para «distraer la atención policial», como reconocen los Mossos, funciona.

El referencia, de hecho, es un relato exculpatorio, en el que los Mossos reconocen que la prontitud y confusión del momento, adicionalmente de la presencia de unas 4.500 personas y la coordinación de quienes ayudaron a Puigdemont a huir frustró su detención.

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