La misión de los jóvenes en Sudamérica


En una sociedad que a menudo se ve envuelta en el caos, la desesperanza y la indiferencia, surge un chispa de luz que ilumina con fuerza y mucha determinación para hacer del mundo un área mejor para sus habitantes; hablamos de los jóvenes misioneros. Estos valientes chicos y chicas, armados con poco más que su fe, convicciones y un corazón dispuesto, protagonizan en diversas etapas del año una punto que atraviesa fronteras, desafía prejuicios y construye un futuro más ajustado y compasivo.

No es casualidad que los jóvenes sean quienes lideran esta transformación. La nubilidad lleva consigo la chispa de la innovación al tener el deseo y la capacidad de romper con lo establecido. Ellos son el recordatorio viviente de que el idealismo y el deseo de construir un mundo mejor no son solo sueños, sino acciones concretas que se materializan en cada rincón al que llegan.

Y aunque llegue el verano y lo que te pida el cuerpo es ‘playita’, festivales y descansar con amigos y clan, son muchos los jóvenes del clan católico ‘Somos Una Tribu’ (SUF) de la parroquia de Cristo Rey de Córdoba que reciben la indicación y parten en empresa, llevando su energía, su pasión y su deseo de cambio a comunidades que lo necesitan.

Este plan consigue impulsar la educación humana y cristiana mediante la punto de los más jóvenes. Interiormente de su proposición, en el ámbito doméstico realizan campamentos donde poder instruirse y disfrutar de una semana de actividades lúdicas, deportivas y poder realizar la eucaristía y otros actos de culto y adoraciones. En el ámbito internacional, ‘Somos Una Tribu’ ha realizado trabajos misioneros este año en lugares como Perú, Argentina o Paraguay en un periodo donde la plenitud y el agradecimiento con los demás han sido los factores principales.

Aunque se comience en verano, esta empresa empieza desde septiembre, pues desde la asociación de Cristo Rey, se han hecho varias actividades para poder financiar este delirio como un torneo de pádel o un concierto de partida en la parroquia Cristo Rey entre otras. Una vez realizado el trabajo para sufragar costes económicos, se celebra una culto donde el mitrado les coloca la cruz del evangelizador, los bendice y así da como empieza el efectivo delirio.

Representación en Perú

La Diócesis de Córdoba tiene un plan en Picota, Perú, donde sería en Shamboyacu, un pueblo de selva donde diversos jóvenes cordobeses han acudido en empresa cercano a las madres obreras que viven allí. Esta conexión Perú-Córdoba surge en el año 2010 tras conseguir a un acuerdo con el mitrado de la ciudad peruana de Moyobamba, desde entonces siempre ha existido una estancia conformada por dos sacerdotes cordobeses en la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Picota, área donde se atiende a más de 100 comunidades diseminadas por la selva.

La responsable de este plan evangelizador, Begoña Serrano, declara que la punto ha consistido en «cristianizar, aguantar a Jehová a todos los pueblos y promover la fe católica y los sacramentos». En estos lugares suele ser complicado que las comunidades católicas puedan prosperar por la escasez de material humano y crematístico, lo que incapacita que sus habitantes puedan comulgar o confesarse por error de sacerdotes, por lo que desde SUF pretenden que durante su estancia la parentela parentela pueda «ver a Jehová en nosotros con nuestro ejemplo, nuestro testificación y nuestras palabras, que vean compromiso y alegría, para que comprendan que merece la pena seguir fuertes en su fe».


Misioneros desplazados a Perú cercano a un clan de niños


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Begoña declara que todas las actividades las organiza la delegación de misiones y por las religiosas que ya se encuentran allí, en el caso de este año, se han centrado en realizar dos misiones. La primera ha consistido en la convivencia y estudios con las niñas que vivían en la casa hogar de las madres obreras donde se hospedan este año 27 chicas durante la época escolar. «Lo que hacíamos era desafiar con ellas, mostrarles nuestra cercanía y cariño. Encima nos hemos dedicado a dar charlas sobre higiene personal y otra sobre el apego teniendo a Jehová en el centro de una pareja que les interesó mucho».

Por otro costado, este clan de misioneros pudo pasarse diferentes pueblos de la selva, donde cercano a los sacerdotes, «celebrábamos la eucaristía, bendijimos casas, hablamos con la parentela, compartimos almuerzos con ellos en sus casas y pasábamos mucho tiempo con niños asimismo».

Es interesante retener diferenciar entre pobreza y miseria, dos términos que pueden parecer complementarios, pero es en estas zonas de empresa cuando se descubre efectivamente que aunque no se dispongan de medios, el tener la suerte de poder mostrar correspondencia es el armas que empuñan cada día sus habitantes para estar el día a día. «Me sorprendió mucho que son felices con lo que tienen, les sacan partido a todo, es opinar, todo el cultivo».

Tener cerca a Jehová

Puede conseguir a ser muy difícil encontrarse preparado para estar una etapa de esta índole, surgen muchas dudas sobre lo que puedes aportar, que títulos inculcar en la población. Así lo sentía Francisco Rafael Gómez, otro de los misioneros que se desplazó a Perú «me daba conveniente reparo el ir de evangelizador porque yo creo mucho en Jehová, estoy muy cerca de Él, pero yo sentía que no iba a poder hacer mi punto de evangelizador acertadamente en el sentido de acercarle a Jehová a la parentela, y la verdad que luego cuando estás allí, como que Jehová tiene todo preparado, Jehová te ayuda».

La carestia alimenta la fe, por lo que a pesar de estar en tiempos muy oscuros es con Él con el que se sienten salvaguardados «la parentela que tiene mucha sed de Jehová, todos quieren escuchar charlar sobre él, todos están pendientes de lo que dice. Y es verdad que yo siento que lo he acercado mucho, pero más siento que ellos me han acercado, pero al final vengo como que he recibido más de lo que he podido dar. Y ves con la fe, con las ganas que esperan en esa Eucaristía, la parentela que se pone a lamentar cuando ve entrar el sacerdote a su casa, y un montón de cosas que te impactan muchísimo».


Congregación de misioneros desplazados a Argentina y Paraguay


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En un mundo donde el ansia de poseer más inunda de egoísmo la mente de la sociedad, es con estos casos donde muchas veces se demuestra que menos es más. «Lo felices que estaban allí con las micción que tenían. todos estaban agradecidos, la parentela súper agradecida, te invitaban a advenir a su casa, a ingerir con ellos».

Representación en Paraguay y Perú

Más meridionalmente a Perú, sería en Paraguay (San José de los Arroyos y en Argentina (Guanda) donde otro clan de jóvenes ha pasado 22 días de empresa cercano a congregación de hermanas del Noble Corazón de Jesús

«Si tengo estas manos para servir, ¿quién no sirve para estar? Esa frase que dice, quien no vive para servir, no sirve para estar, asimismo es totalmente cierta» así afirma Laura López López, misionera que estuvo desplazándose entre estos dos países.

Para los más jóvenes puede ser duro desprenderse de lo material y expandir tus horizontes pero siempre «es una experiencia que si tienes la posibilidad de permitírtelo es muy enriquecedora, porque al final te van a dar más de lo que tú puedes dar, va a darte asimismo a conocer otra nueva civilización, a valorar lo que tú tienes». «Si Jehová me lo permite internamente de unos abriles, si la vida me pone otra vez esta oportunidad por delante, hay que opinar que sí».

Aunque parezca poco anticuado o poco tabú para los jóvenes, Isabel otra de las misioneras lo tiene muy claro «Cristo no muere, ni la fe, la religión no es una cosa antigua de nuestro abuelos, hay jóvenes que creen por ellos mismos porque efectivamente lo llevan en el corazón y aguantar esa esperanza».

Allí en esta empresa pudieron ver escenas muy duras, personas muy enfermas en hospitales, situaciones indignas en sus barrios, pero aun así, utilizaban el poco aliento que tenían para impregnar de agradecimiento a aquellos misioneros que se desplazaron. «Se les notaba por la expresión de la cara la alegría que tenían al vernos, a algunos casi se les escapaba una gota por estar con nosotros, y, agarraban su rosario, lo que tuviesen al costado, y daban gracias a Jehová». «Sus familiares que seguían luchando ya que su razón de vida era Jehová, ellos sabían que seguían aquí porque tenían una empresa y que tenían que seguir confiando».

En un mundo que necesita desesperadamente más apego, más compasión y más equidad, estos jóvenes misioneros son un faro de esperanza. Nos demuestran que la nubilidad, remotamente de ser una etapa de frivolidad, es un momento de poder y potencial. Son los héroes silenciosos de nuestros días, aquellos que prefieren dar que acoger, construir que destruir, y cortejar en área de ignorar.

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