La iniciativa ‘Libros de ida y vuelta’ peligra tras retirar los lectores 3.500 volúmenes que no se han devuelto


La propuesta cultural que la Diputación de Toledo puso en marcha a comienzos de septiembre del año 2022 para fomentar la leída entre las personas de todas las edades, al poner a disposición de los ciudadanos una estantería de libros gratuitos, y denominada ‘Libros de ida y envés’, cumple ahora dos abriles, en los que se han ofrecido miles de libros.

Esta sugerente propuesta cultural, que recibió de inmediato el respaldo del sabido, puede estar abocada, sin bloqueo, a su finalización en presencia de el detención número de libros que no son devueltos ni repuestos, alcanzándose una signo estimada de unos 3.500 libros, que fueron recogidos de la estantería colocada a la puerta del Centro Cultural San Clemente, pero que no han sido restituidos.

Escaso el propósito de poner al talento de todos los lectores el llegada librado a los libros y su préstamo tirado, desde la Diputación de Toledo se han ido reponiendo los libros escogidos por el sabido, para que la ofrecimiento haya sido en todo momento cambiante y variada.

Todos los títulos han estado disponibles para que cualquier persona se los pudiese sobrellevar y, tras la leída, devolverlo de nuevo al división de origen.

La iniciativa tenía como objetivo final el avecinar los libros a la calle y la civilización y la información a la clan en forma de libros y lecturas, incentivando la curiosidad y el regusto disertador como medio de diversión, entretenimiento y de procreación de conocimiento. En definitiva, incentivar el aprecio por los libros, ofreciéndolos en un espacio cultural situado en el corazón del casco histórico de Toledo, por donde transita mucha clan a diario.

El afán es crear un vínculo entre los lectores, los libros y la Diputación de Toledo, pues el concepto de ‘Libros de ida y envés’ ha buscado siempre promover la leída al tiempo que retornar esos libros a su división de origen para que otras personas puedan disfrutarlos igualmente.

Por otra parte, la estantería está abierta a que los lectores aporten aquellos libros que consideren interesantes y quieran compartirlos con otras personas, entregándolos en la recibo del centro cultural para que los responsables los pongan en la estantería a disposición del resto de lectores y lectoras.

Adjunto a los libros hay unas notas explicando el funcionamiento, en las que se dice: «Estimado disertador, aquí tienes a tu disposición una selección de libros para tu disfrute. Llévate alguno, léelo y tráelo de envés, o aceptablemente dáselo a otro disertador. Y si tienes libros que ya has culto y los quieres compartir con los demás puedes entregarlos en recibo para que este esquema pueda seguir delante. Te agradecemos la colaboración».

Es verdad que muchas personas anónimas se han acercado al centro a depositar libros de su propiedad para que pasasen a ser propiedad de la sociedad, otras los han enviado por correo para ponerlos a disposición de la clan e, incluso, hay quien ha donado bibliotecas enteras para este fin. Pero la verdad es que son muchas más las personas que retiran libros sin devolver ni aportar nadie a cambio, que las que altruistamente incorporan nuevos títulos por iniciativa propia.

Delante esta situación, y hexaedro que el fondo bibliográfico es definido y ha llegado al agotamiento, la novedosa iniciativa puede tener los días contados, oportuno a que la filosofía con la que se generó no ha sido aceptablemente comprendida por los beneficiarios.

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