Asplenium scolopendrium, igualmente conocido como Phyllitis scolopendrium, es un helecho vivaz originario del hemisferio septentrión y perteneciente a la comunidad de las Aspleniáceas,. En Galicia, donde es muy global la subespecie Asplenium scolopendrium subsp. scolopendrium, se le conoce con los nombres de cerviña, cervún, herba cervúa, herba dos escaldados, lingua de boi o lingua de cervo y en castellano con los de escolopedria, escolopendra, escolopendria, hierba cerval, hierba de la parentesco o mermasangre, hierba del bazo o germanía de ciervo.
Etimológicamente, su nombre genérico asplenium deriva del heleno asplenion, haciendo con ello narración a sus eventuales propiedades curativas para el bazo, llamado splen. El epíteto scolopendrium deriva asimismo del heleno scolopedra que significa “escolopendra, ciempiés o milpiés” por el parecido de sus esporangios alargados con ese artrópodo miriápodo.
Posee un rizoma craso, alargado, leñoso y cubierto de numerosas escamitas, de color pardo, llamadas páleas. De él nacen sus vistosas frondes u hojas, perennes, simples y erectas, o a veces poco colgantes. En principio están enrolladas y más tarde extienden sus láminas oblongo-lanceoladas, más estrechas y agudas en la parte superior, con el borde inalterable o más o menos ondulado, y con páleas o escamas en el envés, pudiendo alcanzar hasta más de medio metropolitano de largura. Son de color verde más claro por la parte superior que por la inferior, donde es más pálida, pudiendo variar según la tiempo del año. No están divididas ni subdivididas, como sucede en la mayoría de las especies de esta comunidad de helechos, sino que son enteras y con dos aurículas o lóbulos redondeados o acorazonados en las cojín, característica que lo hace fácilmente identificable. Poseen un peciolo más corto que las láminas, al principio verde y más tarde marrón-púrpura, cubierto de escamas pardas. Sus excitación están proporcionadamente marcados, especialmente en la parte inferior de la viruta. Los soros, situados en la misma parte inferior, son grandes y desiguales, y se sitúan en dos líneas paralelas entre sí y oblicuas al nervadura o eje central. Los indusios o membranas que los cubren y protegen se solapan oportuno a la proximidad existente entre ellos. Los esporangios son esferoidales y esporula durante casi todo el año. Las esporas son de color pardo claro. Crece en las fisuras de las rocas y muros rezumantes de agua, barrancos, arroyos y bosque sombríos y muy húmedos.
Su uso en la medicina era conocido desde antiguo. El filósofo y fisiatra Teofrasto, que vivió en los siglos IV-III a.C., y más tarde Dioscórides en el siglo I, lo mencionan describiendo sus propiedades curativas, aunque en sus textos parece existir cierta confusión con los helechos del mismo categoría Asplenium llamados “doradillas”. Esta duda permanecerá a lo abundante del tiempo llegando incluso a los autores andalusíes de los siglos XI-XIII. San Isidoro de Sevilla la menciona explícitamente con el término de “escolopendra”.
Se le consideró una planta muy eficaz para diversas dolencias. Así, se utilizaban sus frondes, oportuno a sus propiedades astringentes, sudoríferas, diuréticas, expectorantes y aperitivas, tomándose en infusión. Igualmente como refrescante, desecante, para detener las diarreas y disenterías y para eliminar obstrucciones del hígado y el bazo, así como en casos de otras inflamaciones intestinales. Por sus propiedades antibacterianas se hacían con ellas gargarismos para afecciones de la boca y de la cañón. Se empleaba asimismo para el tratamiento de las almorranas haciendo sahumerios, quemando sus hojas, y exponiendo al humo las partes afectadas. Igualmente se elaboraba con ellas una pomada útil para tratar quemaduras y escaldaduras, de ahí que se le llame igualmente “herba dos escaldados”. Las frondes frescas eran igualmente utilizadas a modo de emplastos sobre granos, forúnculos y cicatrices para su curación. Para todos estos usos las frondes se recogían en verano, pudiendo utilizarse frescas o desecadas para usos posteriores.
En algunas zonas se consideraba reguladora del ciclo menstrual y igualmente abortiva, tal como reza un antiguo pregón: “para las opiladas traigo remedio, pierna de morenita y germanía de ciervo”. Igualmente se destinaban a forraje y, en decocción, para tratar afecciones hepáticas o pulmonares del reses. Actualmente tanto en la medicina como en la veterinaria su uso ha quedado obsoleto, aunque posiblemente sea una especie con un potencial farmacológico a tener en consideración en futuras investigaciones científicas oportuno a su contenido en
polisacáridos, mucílagos, taninos, flavonoides y ácidos grasos entre los que destaca el araquidónico.
En el ámbito de la artesanía fue usada para envoltorios y confección de cestos. En cocina se utilizaba para envolver la conocidas “boronas asturianas”, plato pintoresco hecho a cojín de harina maíz relleno de carne de inmundo. Actualmente se usa igualmente como planta ornamental en jardines, huertos y patios. Desempeña un importante papel en la biodiversidad y contrapeso de los hábitats húmedos donde se desarrolla.