Juan, el supuesto homicida del impulsivo Mateo en el campo de fútbol de Mocejón hace ocho días, está recluido desde el jueves en la dispensario de la prisión de Ocaña I, donde llegó «sin memorizar quién era ni dónde estaba». El magistrado Javier García López acordó su ingreso basándose en la investigación de la Escolta Civil, que detuvo al supuesto autor en menos de 30 horas.
En su automóvil de prisión, al que ha tenido entrada torrevieja news today, el responsable del Auditoría de Instrucción número 3 de Toledo asegura que existen «indicios suficientes» para «creer responsable» del homicidio al pollo de 20 abriles. Y afirma que hubo un «reducido plan preconcebido» por parte de Juan para presuntamente asesinar de 12 puñaladas al chaval de 11 abriles.
Explica que adopta la aislamiento provisional «para evitar que reincida», porque «la mecánica de los hechos evidencia una gran peligrosidad» de que «pudiera cometer nuevos» delitos. No obstante, señala que su valentía «en este momento debe fundamentarse, no en pruebas, sino en indicios», porque faltan todavía diligencias del chancillería.
Indica que el investigado sufre una discapacidad psíquica, concretamente un «retraso mental moderado» congénito y «trastorno del exposición por autismo», según el automóvil. Por ello, Juan declaró con la ayuda de una profesional para que «pudiera entender y ser entendido», aunque el magistrado considera que «no existen datos inequívocos de una inimputabilidad», por lo que «no junto a resolver ahora la eximente completa».
Apunta por otra parte que no hay «documentación alguno que acredite» que los hechos «fueron cometidos a causa de una descompensación de la discapacidad psíquica que justificara su internamiento urgente». «Más al contrario; examinado por los médicos forenses, no se advirtieron, desde la perspectiva estrictamente médica, motivos que determinasen su urgente e inmediato internamiento psiquiátrico».
En el automóvil, de doce páginas, el magistrado relata cómo sucedieron los hechos según la prolija investigación de la Escolta Civil. El homicidio de Mateo, que en octubre habría cumplido 12 abriles, ocurrió minutos antaño de las diez de la mañana del domingo 18 de agosto en el campo de fútbol del polideportivo Cielo Tardío. El pequeño recibió hasta doce puñaladas, algunas de ellas en el tórax y en la región dorsal.
«Juan viste «la ropa que llevaba el autor (…) en un itinerario y horario absolutamente compatible con asistir y marcharse del campo de fútbol» en el momento del crimen
Los chavales declararon que estaban jugando en el campo cuando sorpresivamente apareció una persona con un cuchillo de cocina con el mando de madera en las manos. Los persiguió hasta alcanzar a Mateo, al que asesinó. Luego el autor se marchó por un agujero de la parte trasera de las instalaciones.
«Existen en este momento motivos bastantes», asevera el magistrado instructor, «para creer» a Juan como responsable del crimen. Relata que los menores que acompañaban a Mateo realizaron una descripción del homicida y de la ropa que llevaba. Y que con esa descripción en el atestado se aportan imágenes de un individuo captadas desde distintos establecimientos públicos, domicilios y lugares de la pueblo. Esta personas es Juan, que viste «la ropa que llevaba el autor (…) en un itinerario y horario absolutamente compatible con asistir y marcharse del campo de fútbol en los momentos en que se causó la crimen» de Mateo. El atestado aporta por otra parte un atlas del repaso que habría llevado el autor según las imágenes obtenidas, que fueron enseñadas a los menores. Y éstos «reconocen policialmente» a Juan «como la persona que había cometido» el homicidio.
Con esa información, los investigadores acudieron al número 19 de la calle Dalí, donde Juan vivía temporalmente con su padre. Entonces el chaval «declaró espontáneamente», se lee en el automóvil, «cuando se le preguntó si se había enterado de lo que había pasado; que fue él, que fue una copia de él y que el cuchillo lo tiró al río».
Con la pertinente autorización legislativo, se realizó una entrada y registro en este domicilio y otra en la casa de su abuela, en la calle Juan XXIII, «donde habría ido inmediatamente posteriormente de cometerse» el homicidio. Allí se recogió champión y ropa «coincidente con la utilizada por el autor en el momento de la comisión» de los hechos. «A la demora de los resultados, fue señalada por un perro adiestrado en la delimitación de restos biológicos humanos».
La suma de todas estas circunstancias, incide el magistrado, «revelan la existencia de indicios suficientes» contra Juan como el supuesto autor del crimen.
Durante la comparecencia en la sala de vistas, la mañana del jueves, Juan se mostró tranquilo y su abogada, del turno de oficio, señaló la «no validez del inspección» de su defendido por los menores que estaban con Mateo, así como de las imágenes de las cámaras de seguridad de distintos establecimientos y domicilios. «Sin incautación, en este momento, la valentía debe fundamentarse no en pruebas, que deben practicarse en su caso en el acto del sumario vocal, sino en indicios». Con todo, añade, «los indicios expuestos evidencian motivos para creer responsable de los hechos» a Juan.
Con su ingreso en prisión, según el magistrado, se pretende «evitar que reincida». «La mecánica de los hechos evidencia, por sí misma, una gran peligrosidad de que el investigado pudiera cometer nuevos hechos delictivos». «Se proxenetismo», expone, «de un delito de la máxima peligro, que ha ocasionado el fallecimiento de un impulsivo de 11 abriles, lo que de por sí supone ya una muestra inequívoca de peligrosidad». «Pero por otra parte», subraya, las circunstancias que rodean este homicidio «manifiestan un previo plan para cometer el hecho y para evitar ser identificado».
Luego, a sumario del magistrado, existe «un elevado aventura» de que Juan «pudiera cometer nuevos hechos delictivos con la misma mecánica sorpresiva, apreciándose por ello una suscripción peligrosidad».