Una furgoneta celeste recorre diez pueblos ourensanos. El transporte toma las carreteras de la provincia con un puñado de libros que ilustran su carroza: en el centro, un micho ojea uno de sus tomos y hacia lo alto del animal puede leerse en vasto: “Levo libros frescos”. Y es que esta no es una furgoneta cualquiera, es una furgoteca que ofrece esa frescura enriqueciendo al rural. Aunque se desplaza como el resto y igualmente precisa de gasolina, su interior alberga otro mundo de posibilidades, las que encierra cualquier biblioteca global, aunque esta vez esa tarea la desempeña sobre ruedas.
La Furgoteca es una iniciativa de la Xunta de Galicia que se puso en funcionamiento en Ourense a principios de marzo del año pasado. El objetivo era tan simple y crucial como lograr a la parentela y dinamizar las zonas rurales. Para ello, viaja a los municipios de Baltar, Os Blancos, Calvos de Randín, Castrelo do Val, Cualedro, A Gudiña, Laza, Oímbra, Trasmiras y Vilardevós, para ofrecer este servicio en este conjunto de poblaciones que no superan entre todas los 15.000 habitantes.
“Esta iniciativa pretende ofrecer una comodidad en la que puedas finalizar pensando: no me gustaba adivinar, pero voy a probar”
La Furgoteca llega a los municipios con un índice bajo de población para dar cobertura y ofrecer esta utensilio cultural a pueblos que no tienen bibliotecas municipales. Una función que este servicio realiza durante todo el año, y como no iba a ser una excepción, continúa durante la época veraniego. A lo prolongado del verano, la furgoneta se acerca a ludotecas y campamentos de estos concellos para hacer visitas y seguir con ese contacto mientras los centros educativos permanecen cerrados, según explica una de las coordinadoras de la iniciativa.
“La parentela del rural se sorprende, ven este servicio de forma novedosa”, afirma la trabajadora. Y es que, en unos tiempos en donde, mediante el avance tecnológico, la adquisición puede lograr al felpudo de la entrada con tan solo un click, lo rural se ha quedado poco marginado de esta proceso. Bajo ese pensamiento la coordinadora encuadra una de las mayores ventajas de este plan: su accesibilidad. “Si las personas tienen que desplazarse varios kilómetros para coger un vademécum, y por otra parte no tienen el experiencia del leyente, igual deciden no hacerlo. Esta iniciativa pretende que sin tener que moverte mucho puedas tener este servicio, ofrecer una comodidad en la que puedas finalizar pensando: no me gustaba adivinar, pero voy a probar”.
Esta furgoneta se nutre de la biblioteca central de Ourense, pudiendo tomar cualquier vademécum que allí internamente se encuentre. Por otra parte, la iniciativa permite hacer sugerencias de nuevas lecturas que no están disponibles, existiendo la posibilidad de que el servicio conocido compre el tomo si lo contempla como una buena opción.
Esta sinergia entre la biblioteca ordinaria y la de ruedas, ha permitido fomentar un experiencia que ha trascendido cuestiones como la tiempo o incluso el propio conocimiento. La coordinadora cuenta que le notificaron el caso de un pueblo donde muchos de los ancianos de la zona no sabían adivinar. Eso no fue un impedimento para los habitantes si no una nueva oportunidad. Por lo que organizaron un pequeño género de lección, donde los que sí sabían adivinar, narraban las páginas a aquellos que no.
El interior de la furgoneta es de madera, varios estantes albergan los tomos y el suelo está adorno con césped sintético. Aunque este espacio pudiera ser contemplado como un extensión donde dejar y coger libros, lo cierto es que acoge mucho más como recomendaciones de lecturas, préstamo de revistas y otros materiales, resolución de dudas en un sentido digital y igualmente organiza actividades culturales como certámenes, talleres o cuentacuentos, entre otros.
La Furgoteca recorre la provincia visitando cada concello dos veces al mes para ofrecer “un espazo aberto a toda a comunidade, servindo de apoio a toda a veciñada para facillitarlle o camino á lección, á información e á aprendizaxe”.