«Las piernas del paciente quedaron atrapadas»


El incendio de un helicóptero del 061 en la plaza de Chiva el pasado 10 de agosto marcará para siempre a sus ocupantes, cinco de los cuales fueron alcanzados por las llamas; no sólo por las heridas físicas, sino por las secuelas psíquicas tras los momentos de angustia vividos, que estuvieron a punto de costarles la vida.

Un crónica de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil detalla lo sucedido la tarde de autos. El documento, que corrobora que la causa del incendio fue la deflagración de una botella de oxígeno, relata lo sucedido al detalle.

Así, rememora que la aeroplano aterrizó en el campo de fútbol de la Ciudad Deportiva ‘María Dolores Jiménez Guardeño’ del municipio egabrense para guardar a un paciente que iba a ser trasladado hasta el hospital Reina Sofía. «Una vez fue embarcado en la aeroplano, el equipo médico ancló la camilla y ajustó el cinturón antiguamente del despegue. Acto seguido, el piloto inició la secuencia de puesta en marcha de motores, mientras tanto un tripulante hacía la inspección foráneo y tras comprobar el fronterizo derecho, cerró las puertas de ese flanco y se dirigió al fronterizo izquierdo».

Tras ello el crónica detalla que «el personal retrete advirtió que el nivel de oxígeno en la casta del paciente descendía, por lo que decidieron administrarle más y en el momento en el que el retrete accionó la válvula se escuchó un sonido parecido a una deflagración y se inició un incendio en la parte izquierda de la cabina».

Fue entonces cuando se iniciaron los angustiosos momentos de viejo peligro para la vida de los ocupantes del helicóptero. El equipo médico abrió la puerta fronterizo derecha, salieron y se dirigieron al fronterizo izquierdo. Todavía el tripulante que estaba cerrando la puerta de la bodega izquierda cuando se inició el fuego, acudió a ayudar a los facultativos y, sobre todo, al paciente, que seguía atrapado internamente.

Brazos en llamas

Pese que las llamas ya invadían el interior de la cabida, el tripulante «intentó liberar y sacar al enfermo del helicóptero sin éxito. Frente a esto, decidió tratar de soltar el cinturón que sujetaba al paciente a la camilla, aunque para ello tenía que introducir los brazos en el fuego, consiguiendo aclarar el cinturón, al menos en parte, ya que, aunque el tronco del paciente quedó vacuo, las piernas quedaron atrapadas». Finalmente, entre él y el retrete, que ya estaba en ese flanco, consiguieron rescatar al paciente.

El piloto, al escuchar el sonido de la deflagración, suspendió inmediatamente el puesta en marcha de motores. El incendio se extendió tan rápidamente que tuvo que salir de la aeroplano para escapar de las llamas.

El documento detalla que tanto el paciente, como el tripulante y el retrete tuvieron quemaduras de carácter llano, mientras que el piloto y el médico resultaron ilesos.

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