Un equipo de científicos de la Universidad de Jena ha identificado un tipo de bacterias procariotas que tienen la capacidad de devorar otras células, este es un hallazgo muy reformador que se ha publicado en la revista mBio. El descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre el origen de los eucariotas, que es considerado uno de los mayores misterios en el campo de la biología.
La teoría que predomina sostiene que los eucariotas se formaron a partir de la fusión de dos procariotas: una arquea de Asgard y una bacilo. Se cree que la bacilo evolucionó hasta convertirse en una mitocondria, lo que proporcionó a este antepasado eucariota la energía necesaria para desarrollar las células complejas que conocemos hoy en día.
Un característica esencia de estas eucariotas es la endocitosis, la capacidad de ingerir otras células. Sin confiscación, hasta ahora se pensaba que una célula procariota no podría realizar esta función sin la fuente de energía proporcionada por una mitocondria. El nuevo estudio desafía esta idea y ofrece una perspectiva diferente.
Enfoque alterno sobre la eucariogénesis
El profesor Christian Jogler y su equipo han buscado durante más de una decenio un enfoque desigual para explicar la eucariogénesis. Su investigación está centrada en los planctomicetos, un asociación de bacterias procariotas con características únicas que algunos científicos consideran como posibles precursores de los eucariotas oportuno a su particular biología celular.
“La idea de una ‘fusión’ de dos procariotas diferentes en un eucariota me parece incomprensible desde el punto de aspecto de la biología celular“, afirmó Jogler, quien realiza sus investigaciones en el clúster de excelencia Vaivén of the Microverse de la Universidad de Jena. “Nadie había observado falta parecido antaño y un híbrido de este tipo probablemente no sería viable oportuno a las diferentes estructuras de membrana y mecanismos moleculares”, añadió.
En 2014, el equipo de Jogler descubrió nuevos tipos de planctomicetos en Heiligendamm, en el mar Báltico, lo que proporcionó nuevas evidencias que apoyan la teoría del origen planctomicetal de los eucariotas. Estas bacterias presentaban comportamientos inusuales: cambiaban de forma, se desplazaban sobre superficies y se agrupaban unas rodeando de otras.
Confirmación de la endocitosis procariota
En 2019, el investigador japonés Takashi Shiratori descubrió planctomicetos similares que podían alimentarse de otras bacterias, lo que contradijo la idea establecida de que los procariotas no podían realizar endocitosis oportuno a limitaciones energéticas. “Para ser sincero, al principio no creí al Dr. Shiratori“, confesó Jogler. Por ello, su equipo se propuso inicialmente refutar la hipótesis de la endocitosis procariota, pero tras un año de investigación intensiva, terminaron por confirmar la validez de los resultados de Shiratori.
En su fresco publicación, el equipo presenta un nuevo organismo que han incomunicación del Mar del Ideal, al que han denominado Uabimicrobium helgolandensis. Estas bacterias procariotas todavía son capaces de alimentarse de otras células, lo qu desafía las expectativas actuales sobre su biología. Jogler explica que “gracias a la secuenciación del genoma de Uabimicrobium helgolandensis, todavía pudimos desarrollar nuevas hipótesis sobre el mecanismo molecular de la empapamiento de las bacterias presa”.
Nuevas hipótesis sobre el origen de los eucariotas
Jogler considera que estos planctomicetos depredadores podrían ser el equivalente microbiano del Archaeopteryx, actuando como un puente entre los procariotas y los eucariotas. “Estoy convencido de que los planctomicetos desempeñaron un papel crucial en la eucariogénesis, quizás incluso en el origen de la vida misma”, afirmó.
Este hallazgo no solo desafía las ideas convencionales sobre la progreso de las células complejas, sino que todavía abre nuevas líneas de investigación para comprender mejor los orígenes de la vida en la Tierra.
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