Los pisos turísticos de Ourense suben el 32% en pernoctaciones



Que las viviendas de uso turístico aumentan su cuota de mercado año a año es un hecho que a nadie se le escapa. Ourense no es externo a esta situación y el Instituto Franquista de Estadística (INE) le ha puesto cifras a este incremento. Este tipo de alojamientos ya absorben el 36,6% del total de pernoctaciones en la provincia, para un total de 252.000 a lo liberal del 2023.

Esta estadística que engloba a pisos de inquilinato de corta estancia, albergues y casas rurales, demuestra que estos continúan ganando demarcación a hoteles, hostales y pensiones. Mientras las pernoctaciones hoteleras aumentaron cerca de un 4%, los alojamientos en viviendas turísticas lo hicieron un 32,6%, al acontecer de las 190.000 contabilizados en 2022 a los 252.000 registrados el pasado año. Este incremento es viejo que el experimentando por este tipo de alojamientos a nivel franquista, en los que las pernoctaciones crecieron el 19,5%. 

“Inquietud” en la hostelería

Desde el sector hostelero viven con “incomodidad” e “intranquilidad” este aumento de la demanda de los pisos turísticos. Ovidio Fernández, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería, Comercio, Turismo y Servicio de Ourense, reclama una regularización urgente para ajustar la competencia. “Este tipo de proposición está afectando mucho al sector hostelero. Es una actividad turística alegal, ya que no está vinculada a las normas que rigen el mercado del turismo. No tienen ni norma, ni tributación, ni identificación con el cliente”.

El presidente de los hosteleros aclara que no están pidiendo la aniquilación de la proposición de pisos turísticos, sino una competición “en igualdad de condiciones”. “No estamos en contra de mínimo que se encuentre en el interior de la ley, estamos en contra de las diferencias que pagamos los que tenemos una proposición regularizada. Solo pedimos que se homologue la contemporáneo proposición y tengamos los mismos compromisos y derechos”.

Por su parte, Benito Iglesias, presidente de la Coalición Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), señala que la esencia del problema no está en la regularización de los pisos turísticos, sino en la contemporáneo Ley de Vivienda. “Es un gran error demonizar a los propietarios de viviendas vacacionales. Lo que ha provocado este trasvase de la vivienda tradicional a la vivienda turística es la inseguridad jurídica reinante por una código que solo ha aumentado el problema”.

Para el presidente de la patronal inmobiliaria los propietarios de vivienda se ven empujados a poner su vivienda en inquilinato turístico y no en el mercado tradicional ya que el Estado no los ampara. “El inquilinato tradicional está en mínimos históricos. El propietario deriva su vivienda al uso turístico no solo por rentabilidad, igualmente por la sensación de inseguridad e impunidad que existe cuando un inquilino deja de acreditar el inquilinato”.

Benito Iglesias apunta que la regularización no está surtiendo objetivo en los municipios que la están llevando a término. “Tenemos el ejemplo de Santiago de Compostela. Estas viviendas que se prohíben para el uso turístico no vuelven al mercado tradicional, sino que se quedan vacías. A lo único que llevan estas medidas es una reducción del turismo y al aumento del precio de los hoteles”.

Los pisos de uso turístico doblan en la ciudad a las viviendas en inquilinato 

Ourense cuenta en la ahora con una proposición de vivienda turística cercana al millar, de los que 398 se encuentran en el término municipal de la ciudad. El circunstancia contrasta fuertemente con un inquilinato tradicional que marca su pequeño histórico y es que según los datos de Fegein, la ciudad cerraba el mes de julio con escasamente 160 viviendas en el mercado de inquilinato. “Esto no es solo por la rentabilidad, sino por el medio existente entre los propietarios a poner una vivienda en el circuito de inquilinato tradicional frente a la posibilidad de sufrir okupaciones o impagos”, señala Benito Iglesias. 

Respecto a la proposición de alojamiento, las viviendas de uso turístico están paliando la escasez de plazas hoteleras. Los pisos turísticos ofrecen alojamiento suficiente para 1.874 personas, mientras que el resto de hospedajes -entre los que se encuentran hoteles, pensiones y albergues- solo pueden absorber 1.532 visitantes.

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