El “delirium tremens” de las casas baratas


Afecta y afectó a los ciudadanos. Hoy como ayer, y mañana como hoy, siempre será un problema social. Con todo, en el primer tercio del siglo XX, la política habitacional igualmente era una cuestión sanitaria. En Gran Bretaña, por ejemplo, adicionalmente de la vacuna de la tuberculosis, la vivienda higiénica había sido el profiláctico responsable del descenso de la mortalidad. En cinco primaveras, el número de muertos había disminuido en un 52%. Por eso, al socaire de las experiencias de la loi de habitations à bon marché que ya se había puesto en marcha en Francia en 1894; o, casi una término ayer, de la ley housing of the working classes act, en Inglaterra, el ferrolano Canalejas anuncia, en el trienio reformista, la confusa, pero necesaria, ley de 1911 sobre las Casas Baratas en España.

Foto Villar 1928. Partido en la inauguración del Stadium del Burgas F.  C.
Foto Villar 1928. Partido en la inauguración del Stadium del Burgas F. C.

El paso a la vivienda, a menudo, fue un tema recurrente en la dietario de los gobiernos. Mientras no se legisló con sensatez, el negocio inmobiliario estuvo en manos del mercachifle que actuaba sin error de escrúpulo. Era un disloque. La ciudadanía tuvo que hacer frente a aumentos exorbitantes del arrendamiento, arriendos al mejor postor… Con este tablado, el ejecutor del Directorio se vio obligado a estatuir. Tuvo que frenar por un costado el ímpetu usurario de los caseros y, por otro, crear todo un corpus normativo, para que la clase obrera dispusiese de vivienda higiénica. No solo financió obras públicas -grupos escolares, plazas de abastos o cuarteles de la Control Civil-, o construcciones de casas económicas, para clases medias -viviendas para militares o funcionarios-, sino que igualmente dio facilidades para edificar casas baratas para las rentas más bajas. 

Desde 1924, la ley les permitía a los ayuntamientos realizar expropiaciones para, luego, cederlas a las Cooperativas. Así se allanaba el circunscripción para que aflorasen proyectos, que, a su vez, se convertían en un pared de contención contra la revolución social. Era evidente que urgía cambiar los insalubres e inhóspitos tugurios que existían en las urbes, por construcciones, a bajo precio, acondicionadas a las deyección higiénicas modernas. La reglamento atendía, preferentemente, a las ciudades de más de 30000 habitantes ya que partía de la idea de que, en el rural, la error de higiene se suplía con la exuberancia de atmósfera. Por el contrario, en las capitales de provincia, el amontonamiento de tabucos eran un impedimento, mismo, para la ventilación. 

Foto Villar 1928. Saque de honor de la hija de Constantino Añel.
Foto Villar 1928. Tirada de honor de la hija de Constantino Añel.

Es al municipalizarse la construcción de viviendas, cuando el corregidor, Ginzo Soto, presenta, en 1928, el tesina de su teniente de corregidor, Constantino Añel para acometer la cuestión habitacional en la ciudad. Para el primer período de ejecución se pronosticaba la edificación de 100 casas, de una sola planta. El coste promediado de cada una de ellas era de 10000 pesetas, y la prima de amortización mensual, comprendido el arrendamiento, de 30 a 45 pesetas durante un plazo de 20 primaveras. Al lengua de este período la vivienda pasaba al inquilino. Como contraprestación, a la entidad concesionaria se le cedían 200000 metros para que negociase en esa superficie en su propio beneficio. 

Desde luego, estaba previsto que la construcción fuese escalonada. Al año se planificaba construir lotes de 25 edificaciones. Uno de ellos, se extendía desde la taller de la tribu Malingre, hasta el camino que se conocía coloquialmente como “Brinco do Can”, en el ciudadela de O Couto. El crecimiento urbano de este espacio incluía tres calles paralelas al río de 500 m. de espléndido, y, otras tantas, perpendiculares a esas nuevas vías de 400 m. de largura. El tipo de desposeimiento suponía un coste de 4 pts. por patrón cuadrado. Por ese concepto, se preveía un desembolso de 1.200.000 pts., a lo que le había que sumar 700000 pts. por el precio de colonia de calle. Tan pronto como hacía un año, en el mismo ciudadela, el Concejo ya le había competente, a Francisco Villanueva, construir un Pabellón Escolar en la convocatoria Finca de Matos. E incluso, el constructor, Francisco Álvarez había comprado terrenos para construir un buen número de viviendas. 

Maqueta de Las Lagunas sacado de La Noche 26/06/1962,  nº 12564.
Maqueta de Las Lagunas sacado de La Perplejidad 26/06/1962, nº 12564.

Mientras se estudiaba si era viable o no, el tesina, Añel, equitativamente, quince días posteriormente de ocurrir presentarlo en el Consistorio, como presidente de la directiva de la Sociedad deportiva Burgas F.C., inaugura en los alrededores de aquel parte que ideaba pulir, el “Stadium de O Couto”. Su hija, Marujita Añel, hacía el tiro de honor – kick off-. El partido inaugural tenía como rival al Sport Club Vianenses y, sin duda, se aprovechó el evento, al que acudieron, por la carretera de Ervedelo, unas 3.000 personas, para percibir la cercanía y la belleza de un espacio que urgía explotar. Mismo, la prensa dejaba caer, con fina ironía, que aquella instalación deportiva sólo podía ser obra de “burgueses”. Aun así, pese a su perspicacia, el tesina preconizado por Añel se ralentizó. Se llevaron a la praxis otros… En unos meses, por ejemplo, el Lado Gachupin de Crédito Hipotecario adquiría en la barrio del Puente Viejo terrenos para edificar cuarenta casas baratas. Luego, en la II República, la ley Salmón frena el proceso constructivo. Y hay que esperar, al principio de la lucha Civil, para que, tratando de mostrar la cara más paternal del Caudillo, la hermana Pilar Franco patrocinase un tesina social en Ourense. En 1937, llegaba a la ciudad para colocar la primera piedra en la barrio Caudillo Mola. Luego, vinieron otros. Ciertamente, la ley nacida al amparo de Canalejas, aunque modesta, había abonado el campo. “Esto es la seWmilla” -había dicho el presidente-; y, hoy, a la horizonte, a pesar de los pesares, vemos el fruto.

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