Moreno, Ayuso, Maueco, Gamarra, López Miras y Rueda creen que el líder del partido se consolida con “un proyecto de cambio cuya trascendencia aumentará cuando el presidente en funciones dé pasos”.
Alberto Núñez Feijó se fue Congreso sin un solo voto más. Con la certificación empírica de su derrota aritmética, pero también con el convencimiento de haber apuntalado un proyecto político a medio plazo no sólo para la oposición -desde la que ya actúa- sino para intentar de nuevo saltar a La Moncloa próximamente. Los dirigentes del PP consultados por EL MUNDO consideran que si Pedro Sánchez logra mantenerse en el Gobierno, el PP podrá tirar del hilo de esta investidura durante los próximos dos años. La mayoría de los nueve presidentes regionales presentes en el foro de autoridades coinciden en que Feijó marcó la pauta para ampliar las bases electorales del partido, tras los errores de campaña del 23-J: Ha dado el primer paso para reunificar al electorado de la derecha en la próxima cita con las urnas.
Ha visibilizado y definido un proyecto de cambio, un nuevo liderazgo social, juzga Fernando López Miras, presidente de Murcia. Su discurso cobrará mayor trascendencia a medida que Sánchez dé pasos y desvele sus cartas en la negociación con Junts y ERC, con la amnistía como telón de fondo.
LBÚM
Los protagonistas de la sesión de investidura
Los protagonistas de la sesión de investidura
Isabel Díaz Ayuso El mensaje de Feijó contra Junts y el PNV es clave: Os han votado para que la política económica de Poder?, fustigó al candidato. Lo que más me gustó es que recordó que los independentistas son una minoría que está cayendo por sí sola, añade el presidente madrileño. Las tornas se han vuelto contra nosotros. El programa electoral del PSOE ha cambiado por completo. Resulta que vamos a una república y eso lo tenemos que pagar desde toda España, añade.
juanma morenopresidente de Andalucía, asegura que la clave fue el tono presidencial de Feijó y el contraste que marcó con un Sánchez que no quiso enfrentarse a él y que envió a la tribuna en su lugar al diputado vallisoletano. Puente de la cicatriz.
Sobre esta cavilación que se dio el presidente en funciones, en Génova creen que Sánchez podrá soportar la humillación de Puigdemontpero no el de Feijó. Cuca Gamarra, secretario general del PP, asegura a este periódico que Sánchez ha vuelto a demostrar cero respeto por las instituciones. No puede enfrentarse a los españoles con la amnistía y el referéndum de por medio. Todo el mundo en el PP cree que el líder socialista no quiso subir al estrado a pelearse con Feijó para no tener que hablar de la amnistía. Todo lo que toca se vuelve turbio; Ese es él, añade Gamarra.
Sin embargo, el PP cayó en esa misma trampa de barro con gritos de ¡cobarde, cobarde! contra Sánchez por no haber subido a la tribuna. Porque el PP nunca presentó la investidura de Feijó como un pesaje de votos, sino como la oportunidad de apuntalar su liderazgo político chocando cuernos con Sánchez. Lo menos importante fueron las medidas que enumeraba el candidato, por la sencilla razón de que no se van a materializar. En términos prácticos, la investidura es estéril, pero en términos políticos es un acto de primera.
Feijó se la jugaba delante de su pueblo: tenía que demostrar valentía política y liderazgo. Le pidieron que sedujera a la España del futuro. Configurar el tono. Y para los dirigentes autonómicos de su partido, los diputados y los funcionarios presentes ayer en el Congreso, lo hizo.
Alfonso RuedaEl presidente de la Xunta de Galicia, aseguró que lo mejor del discurso de Feijó había sido su crítica a la amnistía, al principio, y sus contraataques a Junts, PNV y PSOE al final. En ese sentido, Alfonso Fernández Maueco Hizo un símil taurino: era como El Viti al principio. Empezó muy sobrio, profundo, con una larga muleta dialéctica. Ha marcado claramente las diferencias con Sánchez. Y en la parte final ha tirado más hacia romero, adornándose. A su lado, Feijóo, que no es muy aficionado a los toros, ríe.
Igual que Sánchez se rió (vitrílico) cuando el líder del PP le afeó al no querer debatir: ¡Y encima se rió!