El sexto chiquero de las fiestas de San Sebastián de los Reyes nos ha mostrado esos peligros que muchas veces pasan inadvertidos, pero que existen. Si vemos la imagen de la carrera nos parece que ha estado caracterizada por la pundonor.
Casi nada hemos gastado un derrote o un mal mueca de nadie de los toros. Y sin bloqueo el cómputo nos deja un varetazo, dos traumatismos y otras seis asistencias. El varetazo es un llamada de un cuerno del toro. No implica una cornada pero sí una herida. Todo eso ha sido casi imperceptible y sin bloqueo ha ocurrido. Por eso hablo de los peligros ocultos del chiquero en el titular.
Muchas veces ponemos el foco en las cornadas, cuando en un chiquero se producen otro tipo de heridas que todavía pueden resultar complicadas para el que las sufre.
Por lo demás, los toros de Zalduendo nos han dejado un chiquero propicio para que los corredores pudieran disfrutar. Un toro ha cogido la capital en la calle Postas y, aunque iba midiendo a los corredores, no ha enérgico ningún derrote. Algunos han podido acercarse a él, aunque el resto de la manada venía muy cerca.
Luego ya en la calle Auténtico se ha amplio muchos huecos. La manada se ha dividido en varias partes e incluso algún toro se ha quedado solo. Eso ha permitido a los corredores coger cuerno y disfrutar durante metros. La gran dificultad es aprender lo que viene por detrás para intentar coger a algún otro toro o desaguarse. Eso hay que pensarlo en décimas de segundo.
Luego en la plaza uno de los toros se ha ido en dirección a las tablas y varios jóvenes se han tenido que propalar al callejón. A Dios gracias al instante ha sido redirigido por los dobladores y los pastores y se ha agrupado la manada.
Este viernes todavía se ha notado la cercanía del fin de semana. Había más manifiesto y más corredores. Mañana la excursión será más complicada.
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