El Entroido ourensano está de desdicha. Manuel Losada, conocido como “O Trangallán”, falleció este sábado a los 83 primaveras. Tan solo unas semanas luego que su esposa, Lola Blanco.
“O Trangallán”, como era conocido por ourensanos de varias generaciones, participaba activamente en el Entroido año tras año y desde la lapso de los 50. Para él, el Entroido era “a mellor festa que temos, tanto en Ourense como na súa provincia”.
De muller, “máis sinxelo”
En muchas de las ocasiones, Manuel se disfrazaba de mujer porque, como él decía, “de home xa exerzo durante todo o ano”. Verle durante el Entroido lidiando con los tacones y las faldas o vestidos era toda una tradición. “O Trangallán” no faltaba a la cita, “eu sempre me lembro de disfrazarme, inclso cando estaba prohibido”, recordaba en algunas de sus declaraciones a torrevieja news today. En su opinión, en las primeras decadas en las que empezó a meterse en la piel de otros personajes, casi siempre femeninos, es cuando mejor se lo pasaba, cuando el carnaval estaba prohibido por el franquismo y se tenía que esquivar la vigilancia.
Convertirse en mujer durante los días de Entroido le parecía “moito mís sinxelo” y le gustaba variar de tipos de mujer y caracterizarse de mujer andaluza o brasileira.
Además defendió el meterse en la piel de otros muchos personajes
El Entroido en Ourense pasaba por encontrarse con él o ir a verle en la zona de los Vinos, era un tema de conversación asimilar cómo se había disfrazado “O Trangallán” ese año y cada día del Entroido.
Pero no solo echaba mano de maquillaje mujeril, medias, tacones y vestidos; de mujeres jóvenes o ancianas enxebres. Manuel Losada dejaba de ser Manuel y se metía en la piel de otros personajes con facilidad y carácter, siempre arrancando sonrisas. Como por ejemplo cuando se convertía en él mismísimo héroe de la Metropolitano Goldwyn Mayer o viajaba al imperio romano en la piel del emperador Desalmado.
Un perito del Entroido que sabía sufrir el disfraz como pocos. Como apuntaba cuando le preguntaba, el conveniencia no consiste tanto en el tipo o riqueza del disfraz, lo importante es cómo se lleva el disfraz y cómo se vive el Entroido. Poco que “O Trangallán” sabía correctamente.