Arranca un ojo a una joven en La Orotava y admite haber cometido “una salvajada, una brutalidad”


En un tenso seso celebrado en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, una de las dos mujeres acusadas de pegar brutalmente a una chavea en La Orotava confesó ser la autora de lo que ella misma calificó como “una salvajada, una brutalidad”. Esta mujer, acusada de robo, lesiones, retención ilegal y ataque a la autoridad, alegó que su obra estuvo influenciada por el trastorno periferia de la personalidad que sufre y por el consumo de bebida y tranquilizantes durante el día del incidente.

Los hechos se remontan a marzo de 2023, cuando las acusadas acudieron al cuarto de instrumentos donde residía la víctima, supuestamente para recuperar pertenencias que esta última habría retenido tras una mudanza. En su declaración, ambas mujeres aseguraron que la intención auténtico era recuperar un teléfono móvil, un ordenador y otros objetos personales. Sin requisa, lo que comenzó como un intento de recuperar sus pertenencias terminó en un ataque estupendo.

La primera atentado ocurrió cuando las acusadas lograron apropiarse el móvil y causaron varias heridas a la chavea. Sin requisa, el ataque más estupendo tuvo punto al día próximo, cuando, en presencia de la negativa de la víctima de devolver el resto de los objetos, una de las acusadas la golpeó con un palo, la arrastró por el suelo y le hizo tragar tierra. Por otra parte, una de las mujeres le clavó una cuchara en el ojo izquierdo, dejándola ciega de ese costado y obligándola a padecer una prótesis que le ha causado numerosos problemas desde entonces.

La víctima, que ahora reclama una indemnización de 160.000 euros, ha quedado con secuelas físicas y psicológicas severas. Los forenses confirmaron que las lesiones que presenta son compatibles con los instrumentos descritos por la Fiscalía, como la cuchara y las patas de una mesa.

Durante el seso, la acusada principal asimismo admitió sobrevenir agredido a los agentes de la Vigilancia Civil que las detuvieron poco posteriormente del incidente, por lo que se enfrenta a un cargo adicional de atentado contra la autoridad, con una multa de 1.600 euros.

Los peritos que evaluaron a la acusada concluyeron que, a pesar de su trastorno de personalidad y el consumo de sustancias, fue consciente de sus actos durante el segundo ataque, descartando así la inimputabilidad. A pesar de sus intentos de acreditar sus acciones, la solemnidad del ataque y las pruebas presentadas por la Fiscalía han dejado pocas dudas sobre su responsabilidad.

“No era ella”

La otra acusada, que comenzó pidiendo perdón a la agredida y a su tribu, reconoció el daño ocasionado y reconstruyó los hechos, asegurando que su compañera estaba fuera de sí el día del incidente.

Relató que la primera excursión (el 29 de marzo de 2023) entraron con tranquilidad en el cuarto de instrumentos y fue la agredida quien se enfrentó a ellas, por lo que prefirieron retirarse para poder platicar con tranquilidad al día próximo, aunque ya se llevaron un móvil que según dicen- era suyo.

Al día próximo, asegura que su compañera comenzó desde temprano a tomar cerveza y pastillas lo que dio punto a que se comportara de forma muy violenta, intentando asfixiarla, golpeándola contra la muro, en la habitante con la pata de una mesa y la tirándola al suelo (de ahí que la acusen de obligarla a tragar tierra, explicó). Luego, cogió una cuchara, se la clavó en el ojo izquierdo y arrancó mechones de guedeja, de forma que según dijo “no era ella” y no paró hasta que tomó conciencia de lo que hacía, recogió sus supuestas pertenencias y se fueron.

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Playa La Barrosa

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