Los hosteleros de O Barco buscan con urgencia camareros para cubrir las fiestas



Las terrazas de la hostelería valdeorresa se llenaron de vida este verano. Sin confiscación, tras esa animada figura, muchos bares y restaurantes enfrentan una existencia preocupante: la desidia de personal. Este año, un buen número de locales colgaron el cartel de “se sondeo camarero/a”, un representación de una crisis que viene arrastrándose desde hace tiempo y que amenaza con cargar a sus negocios.

Este problema está prácticamente generalizado en la hostelería de la comarca, generando preocupación entre propietarios, gerentes y clientes. La incapacidad para encontrar y retener personal cualificado comienza a acontecer ejecución en términos de servicio y, en última instancia, en la satisfacción del cliente.

Son varios los factores que influyen en esta escasez de camareros. Durante la pandemia, muchos trabajadores del sector decidieron cambiar de actividad o averiguar empleos en otras más estables. Este éxodo dejó a muchos establecimientos con menos personal del que necesitaban, sin que la recuperación económica hubiese eliminado las dificultades para atraer a estos trabajadores de reverso.

Por otra parte, las condiciones laborales en la hostelería, que a menudo incluyen largas jornadas, salarios bajos y un stop nivel de estrés, provocaron que muchos se decidiesen a optar por oportunidades en otros sectores que ofrecen mejor contrapeso entre trabajo y vida personal. Estas condiciones, si admisiblemente han mejorado en algunos aspectos, siguen siendo un obstáculo significativo para atraer y retener talento.

Frustración

Desde el propio sector, la frustración es palpable. Propietarios de bares y restaurantes se lamentan de la dificultad para encontrar personal cualificado. “Muchos vienen a traer el currículo, pero no cumplen con las condiciones”, comentaron fuentes empresariales barquenses. Esta situación no es monopolio de un único negocio, sino que es una existencia compartida en la comarca. “En algunos locales buscan cocineros, en otros extras para los días de más trabajo, y ningún encuentra”, agregaron.

La demanda de personal en municipios como O Barco aumenta estas semanas con las Festas do Cristo asomando en el horizonte, cuando las terrazas están llenas. Sin confiscación, incluso con el aumento de clientes, los propietarios subrayan que la imagen de un sector donde se paga poco y se trabaja mucho ya no se ajusta a la existencia coetáneo. “Ayer sí que podía ser efectivo, pero hoy en día las condiciones han cambiado”, afirmaron las fuentes consultadas, que aseguran que los salarios son más competitivos y los horarios más flexibles para adaptarlos a las demandas de los trabajadores.

A pesar de estos esfuerzos, otro desafío significativo que enfrenta la hostelería es la aspecto de los trabajadores. “Muchos vienen sin voluntad. Los contratas y duran cinco días porque se van”, detalló el dueño de un bar.

Menos jóvenes

Un divisor que ha contribuido a esta dinámica es el cambio en la situación económica de los jóvenes. Hace unos abriles, era popular que los estudiantes que residían fuera de la comarca durante el año regresaran a sus pueblos en verano para trabajar y atesorar mosca para el curso escolar. “Ahora los chavales vienen con más mosca para pagar que sus padres. Creo que no quieren que sus hijos vivan lo que ellos vivieron”, comentó un hostelero lugar.

Uno de los locales consultados por este diario lleva meses exhibiendo sin éxito un cartel en el que solicita camareros durante tres meses. “Los camareros que teníamos encontraron trabajo en otros sectores”, explicó su responsable. El futuro de la hostelería en Valdeorras es incierto. A pesar de la progreso en las condiciones laborales, la escasez de personal amenaza con demarcar la capacidad de los bares y restaurantes para emplear los días de las fiestas locales.

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