la víctima de una agresión homófoba narra su brutal agresión


Había hecho una parada en una máquina de vending para retomar fuerzas antaño de poner rumbo a sus amigas. El represión no era por calles oscuras ni vacías. Aunque eran las seis de la mañana, en plenas fiestas de Valladolid el pasado 1 de septiembre aún eran muchos los que apuraban las últimas horas de la amanecida. Fue entonces cuando al torcer una cantón se topó de frente con el odio. Varios chicos abordaron a esta chavea de 21. «Estaba completamente sola y ellos eran tres». Le preguntaron su nombre y cuando respondió uno de ellos le dio un puñetazo al chillido de «torta de mierda». Así lo relata la víctima desde la cama del hospital en el que se recupera de una doble fractura en la mandíbula por la que tuvo que ser intervenida y frente a la que le calma una larga recuperación.

Tras el impacto, explica la chavea, los tres chicos «se largaron y yo me quedé escupiendo matanza». «Gracias a Altísimo unos chicos en el momento del puñetazo giraron la cantón, les siguieron mientras otro pequeño se quedó a ayudarme. Se coordinaron con la Policía y les localizaron, si no, se hubiesen ido a casa contándoselo entre risas como una historieta más«, explica en un mensaje remitido vía Whatsapp, ya que ese impacto la impide por el momento poder contarlo a viva voz. En 40 días no puede balbucir y tiene que engullir con pajita.

En el mismo narra cómo «dieron por sentado que yo era torta por mi corte de pelo y decidieron creerse con el poder de agredirme solo por apariencias, aunque para este tipo de familia, les da igual que tengas pelo corto, pelo espléndido, pequeño o chica solo buscan el conflicto«. La seso se impone hoy en su nubilidad frente a un hecho traumático en el que tiene claro que »no fue delito mi condición sexual que dieron por sobre entendida, no fueron delito mis vestimentas (jeans negros y sudadera negra) y mucho menos fue mi delito cruzarme con ellos. Luchamos continuamente por no existir con miedo precisamente por familia así, pero a mis 21 primaveras de vida me parece inasequible irme sola a casa otra vez«.

«Desde pequeñas siempre nos meten el miedo en el cuerpo de cuidado de ir sola por la calle, por como te vistas (mini faldas, vestidos, maquillajes) o nos enseñan como poder defenderte en ciertas ocasiones (las llaves de casa en la mano, hablando por teléfono todo el rato, compartir ubicaciones etcétera) pero nosotras no tenemos la delito. Pero debe ser que a ellos no les enseñan que no se agrede y que las calles son suyas y pueden hacer lo que quieran con cualquier persona», concluye la chavea.

Uno de esos tres jóvenes fue detenido por los hechos y este viernes ha pasado a disposición legal, según ha explicado el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, quien ha rechazado de nuevo «con firmeza los discursos de odio, intolerantes y antidemocráticos y alentar el compromiso del Gobierno de España con la defensa de los Derechos Humanos y las diferentes sensibilidades de orientación sexual o de condición«.

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