Valdeorras elevó el godello, de ser una uva casi extinguida al éxito mundial



En 2022 un godello de Valdeorras se convirtió en el primer morapio gallego en conseguir cien puntos Parker. En 2023, un godello del Ribeiro ganó el premio Alimentos de España al mejor morapio blanco y otro godello, esta vez de Valdeorras, logró ese premio en la publicación de 2024. Son tres datos que revalidan el éxito que están logrando los vinos elaborados con esta variedad que hace poco más de medio siglo estaba prácticamente extinguida y que Valdeorras, la tierra de la que es originaria, consiguió no solo recuperar sino además convertir en uno de los vinos más apreciados del mundo.

La uva no es el único ingrediente que hace el morapio. Por eso desde el consejo regulador de esta región vinícola se mantienen al ganancia de la polémica entre El Bierzo y Rueda por el cultivo de godello. “Es una uva muy versátil con la que se pueden elaborar vinos de primer nivel no solo en Galicia, además a nivel franquista e internacional”, explica José Ramón Rodríguez Castellanos, presidente del consejo regulador de Valdeorras. “Pero a quienes elaboren fuera de esta comarca les faltarán el clima y el suelo que son característicos de aquí”, apunta Rodríguez Castellanos, quien recuerda que en Valdeorras se da una casuística única en España: “enemos tres climas diferentes, atlántico, mediterráneo y continental, y tres tipologías de suelo: pizarroso, arcilloso y pétreo”. Para el presidente de la DO Valdeorras, las características del suelo, clima y “el buen hacer de los viticultores, que llevan décadas cuidado de una variedad tan delicada como es el godello”  explican por qué el de Valdeorras es tan apreciado.

Rodríguez Castellanos recuerda que la puesta por el godello en Valdeorras no es fruto de una moda pasajera sino un ejemplo de visión a abundante plazo que comenzó con el plan Revival en 1974 y que ha supuesto un constante incremento de superficie de cultivo dedicada a esta uva. Incremento que ha supuesto duplicar la superficie en una término al suceder de 306 hectáreas en la campaña 2012-2013 a 616 hectáreas en la de 2022-23, a pesar de que el incremento de superficie cultivada en Valdeorras fue de solo 28 hectáreas en una término. Pero el godello está ganando contorno en viñedos ayer ocupados por variedades foráneas y uvas tintas. 

Revival, el plan que revolucionó el viñedo y recuperó el godello del olvido

En 1974, palomino y garnacha dominaban el panorama vitivinicultor gallego. Eran tiempos en los que lo que importaba era una viticultura de gran producción por hectárea para surtir a una sociedad que todavía tenía el morapio entre sus alimentos básicos y el éxito dependía de ganar la maduro cantidad de morapio al último precio. En Valdeorras tan pronto como quedaban unas cepas de godello, una variedad que se daba por extinguida al ser la superficie cultivada con el último del 0,005 por ciento del total del viñedo de Valdeorras.

Horacio Fernández Presa, entonces responsable del campo de acción en la oficina de Extensión Agraria de O Barco, decidió impulsar el plan de Reestructuración del Viñedo de Valdeorras, que a partir de ese momento se conoció como Plan Revival, con la colaboración de Luis Hidalgo, la maduro autoridad en vitivinicultura de España en aquel momento.

El Plan Revival no solo supuso redimir el godello de la cese. Consiguió poner en marcha un cambio de canon que fue calando en la viticultura valdeorresa hasta ganar que las variedades autóctonas fuesen desplazando a las foráneas. En el curso de las décadas siguientes, la transformación se materializó cuando garnacha y palomino pasaron de ser hegemónicas a minoritarias y la uva godello se convirtió en la reina indiscutible de Valdeorras. 

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