«Ser actor es la única manera legal de usurpar una personalidad»

Juanlu vivió hasta la mayoría de momento en Córdoba, donde compaginó sus estudios -primero en el colegio Vistalegre y a posteriori en el Instituto Séneca- con clases de piano en el Conservatorio, así como con el estudios de idiomas y el deporte, sobre todo el baloncesto. Su primera experiencia como actor fue en la serie ‘La otra observación’, producida por Boomerang TV pegado a RTVE, donde encarnó a Ramón. Posteriormente protagonizó el corto ‘Detox, el poder de la red’, de Daniel Monzón dio el brinco al cine con ‘Operación Camarón’ (Telecinco Cinema), dirigida por Carlos Therón. Entre sus trabajos para la gran pantalla se encuentra todavía ‘Políticamente incorrectos’ (Atresmedia), de Arantxa Echevarría. Ha participado en series como ‘Marbella‘ (Movisar+), ‘Valeria‘ (Netfllix), ‘La caza. Guadiana’ (TVE) y ‘Dos vidas’ (TVE). Juanlu González, el beocio de dos hermanos, es hijo de una farmacéutica y de un profesor de Música que ha desempeñado casi toda su carrera en el IES Góngora. Su progenitor es el director de Fanfarria Plectro de Córdoba y está por otra parte al frente de un coro.

-Usted iba para arquitecto.

-Sí. Estudié Edificación en Sevilla. Cuando tenía diecisiete primaveras y me obligaron a nominar una carrera estaba más perdido que el barco del arroz. No tenía Edificación en la persona desde siempre, ésa es la verdad. Llegó el momento de tomar una intrepidez y mi principio me dijo: ‘Bueno, qué vas a nominar’. Y yo le contesté que lo mejor era que nos sentáramos a verlo… A mí me gustaban las carreras técnicas, siempre he tirado más por las Ciencias que por las Trivio, y no me sentía suficientemente preparado para meterme en Ingeniería, así que me decidí por Edificación, que tiene la parte técnica y todavía la artística. Hice los cinco primaveras de la carrera más el plan, fui del extremo año del plan de 1998. Y la verdad es que muy aceptablemente, fue una etapa maravillosa.

-Estudiando en Sevilla se le cruzó Red Bull, que le cambió la vida, ¿no?

-La empresa de bebida energética me contrató cuando estaba en Segundo de carrera porque tiene o tenía un puesto para que los estudiantes fueran embajadores de la marca interiormente de la Universidad. Es un trabajo superchulo: estás todo el día viajando, estás en contacto con una empresa multinacional desde muy zagal, te tratan muy aceptablemente, te dan muchas oportunidades. Y yo era básicamente eso, el enlace entre los universitarios y la marca. Fue un complemento a mis estudios proporcionado interesante, porque tenía otra cosa en la que pensar, un trabajo que me enseñaba un poco sobre la vida, porque en la carrera estudias mucho pero en realidad no te preparas para el mundo que te calma cuando acabas. Ese trabajo me abrió muchas puertas.

-Red Bull le dio alas. Disculpe, pero no he podido evitar el comentario.

-Sí, la verdad es que me dio alas. Eso fue un punto de inflexión en mi vida. Cuando acabé mis estudios me ofrecieron un puesto en la sede central de Red Bull en Madrid, y para coordinar a nivel doméstico todo el software universitario del que le hablo. Como estaba haciendo el plan fin de carrera y no sabía qué iba a hacer con mi vida, pues me subí a Madrid y trabajé con ellos.

-Y de ahí pasó al mundo de la interpretación.

-Sí. Un par de primaveras a posteriori, y siguiendo en el puesto que he comentado en Madrid, yo sentí que era un momento de cambio en mi vida, y me llegó la oportunidad de una forma un poco loca. Yo estaba presentando una aderezo doméstico de la empresa como músico de ceremonias, a ella morapio concurrencia de toda España. Me propusieron que la presentara yo, no sé por qué, si porque no tenían presupuesto para contratar a otra persona o porque querían meterme en el trola, o porque les pareció que yo era la persona idónea… Quién sabe. El caso es que lo hice, quedó todo muy chulo, muy atún, y cuando acabó el acto se me acercó el director de Fortuna Humanos, que era amigo y me dijo: ‘Juanlu, yo no sé tu sitio dónde está, pero desde luego que no está aquí, que tú tienes que hacer poco de presentar eventos, poco que sea de cara al divulgado, en la tele’. Lo primero que pensé fue que me estaba despidiendo.

-Y era todo lo contrario…

-Él se rio y me contestó que no era eso, que lo quería era ponerme en contacto con una amiga suya que era representante de actores que estaba siempre en búsqueda de nuevos talentos. Como no tenía muy claro qué hacer con mi vida, le dije que vale, y me la presentó. Esta chica es Carmen Carcelén, estuve con ella y me pidió un video para poder compartirlo con una directora de casting, que en este caso eran Eva Leira y Yolanda Serrano, y a su vez ellas me pusieron en contacto con otra empresa que me hizo otra casting y allí me cogieron: ésa fue mi primera oportunidad interiormente de este mundo: era para ‘La otra observación’ y estamos hablando del año 2018.

-Ahí empezó todo. Y usted pensaría entonces: ¿Qué hago yo siendo actor?

-En ese momento y mucho a posteriori todavía. Sabe… Al principio me lo tomé como una experiencia más en la vida que no sabía adónde me iba a sobrellevar y en la que, la verdad, no tenía puestas muchas expectativas, porque claro, sabes que hay concurrencia que se dedica profesionalmente a esto. Lo que me planteaba en ese momento era pasármelo aceptablemente y conocer ese mundo por interiormente. Pero una cosa fue llevando a la otra y las expectativas se fueron cumpliendo poco a poco. Y aquí estoy, a veces preguntándome qué hago aquí, aunque la verdad que cada vez menos.

-¿Qué le ha legado la interpretación que no le dé la bloque?

-Todo esto me llegó en un momento importante de mi vida, en el que ya eres adulto pero estás aún terminando de formar tu personalidad. Una experiencia de este tipo te cambia mucho. Todo esto me ha legado la tranquilidad que no tuve hasta entonces. Desde que probé el mundo de la interpretación no me planteo hacer otras cosas. Mientras me sigan dando oportunidades…

-Y la bloque se queda en el cajón, entonces.

-Bueno, en un segundo plano. Sigo teniendo contacto con la bloque, porque me gusta, y a modo de hobby. Tengo un estudio de bloque con un compañero, mi mejor amigo de la carrera, que está a ‘full time’, y yo cuando puedo aparezco para sobrellevar clientes o para echar un rato para lo que haga desidia. Pero no vivo de la bloque

.-¿Ser actor es la mejor forma de existir otras vidas?

-Claro. Esto se dice mucho y es que es verdad. Se comercio de una forma lícito, la única creo, de hacerte sobrevenir por otro, de usurpar otra personalidad, de ponerte en pieles o pensamientos que no son los tuyos. Es poco muy atún.

-Ahora está usted en las pantallas de TVE con ‘Cicatriz’, basada en la novelística de Juan Gómez-Comisión.

-Sí, está en difusión. Es lo que está en el candelero: ahora en La1 y en breve estará en la plataforma de Amazon, que es para la que en realidad se ha figura el plan.

-¿Cuál ha sido el papel en el que le ha costado más meterse?

-Seguramente en el de ‘Cicatriz’, porque cuantas más diferencias tiene un personaje con la persona que lo interpreta creo que es más complicado, porque tienes que estar más alerta para no caer en el uso de las herramientas que a todos nos salen de una forma natural a la hora de interpretar: te obliga a ser una persona nueva. Con ‘Cicatriz’ es la primera vez que hablo sin acento andaluz, he tenido que coger peso, he cambiado mi imagen. Simón, a quien interpreto, es un tipo introvertido, cosa que no me considero yo. Y luego está el peso de hacer el papel protagonista.

Las plataformas

-Las plataformas están siendo eso, una plataforma de oportunidades para jóvenes talentos.

-Sí. Están siendo una catapulta. Esto no ha existido nunca, y gracias a ellas más actores tenemos la oportunidad de trabajar. Antiguamente los actores o actrices eran muy pocos. Ahora muchas más personas pueden existir de la industria audiovisual, todavía de la parte técnica, porque ha crecido mucho.

-En Córdoba le parará la concurrencia por la calle…

-La verdad es que es muy atún, porque casi todo el mundo que te para hacerte un comentario o para tomar una foto te da mensajes muy bonitos, muy positivos, muy reconfortante. Todos los profesionales, de un sector o de otro, hacemos nuestro trabajo lo mejor que sabemos, pero a casi nadie se le agradece, pero a los actores sí por la visibilidad que tenemos de cara al divulgado. En Córdoba especialmente me cuidan mucho.

-¿Cuántas horas de trabajo hay detrás de los cincuenta minutos de un capítulo de una serie?

-Un capítulo se graba aproximadamente en diez días, grabando diez horas al día. Estamos hablando de que para una hora de difusión se graban cien. Y luego hay muchísimo más: están la preproducción, los ensayos, el montaje, el sonido, la posproducción, el talonaje, la fotografía, el vestuario, la iluminación… Para cada minuto de video que uno ve en su casa hay un montón de trabajo detrás.

-¿El brinco de las plataformas al cine es muy complicado?

-No le sabría opinar. Es que las plataformas todavía hace cine. Lo que ocurre es que el cine es poco a todos los que estamos en esta profesión nos apetece. Nuestra parte más romántica está en el cine.

-¿Porque como el cine no hay nulo, no?

-Claro que no. El resto es un poco una imitación. Quizás le pase que las series que ves en televisión no se escuchan aceptablemente. A mí me ocurre. Y por otra parte, en los tiempos en los que estamos no estamos preparados para nutrir la atención en poco vigésimo minutos seguidos, y no digamos ya dos horas y medio. El cine nos obliga a hacer una inmersión: un director hace una película para que se vea de un crecer, no a trozos, yendo al baño, tomándote una caña en medio y mirando el wasap, y al día posterior seguir. Para eso no está hecho el cine, sino para verla en silencio sin platicar con nadie y luego, cuando salgas de la sala, reflexionar sobre ella, coger el móvil e investigar sobre ella. Es una experiencia única.