Los maravillosos años de la ‘movida toledana’


Fernando Riaño ha vuelto a remover sentimientos entre los toledanos con su blog ‘Locales de Toledo’, en el que lleva trabajando desde hace año y medio recordando lugares, locales, empresas y comercios de esta ciudad de los últimos cien primaveras. Un trabajo de un enamorado de esta ciudad que solo rebusca ser un punto en el que poder rescatar la memoria de aquellos sitios, recogiendo los nombres, las ubicaciones y algunos otros datos de los negocios existentes en la ciudad de Toledo durante el siglo XX. Una de sus primeras entregas ya estuvo dedicada a los bares del siglo XX, desde el mítico ‘El Gachupin‘, en la plaza de Zocodover, hasta el ‘Ludeña’, que aún sigue en pie, pero ahora regresa con una época particular, la ‘movida toledana’, los ‘mejores primaveras de nuestra vida’, como decía un profesor en los comentarios del blog. Fernando Riañ ha dedicado una entrada a estos primaveras 80 y 90 del siglo XX, cuando no había que reservar un sábado para ir a un bar del Casco Histórico y no había colas de turistas en las puertas de ‘El Trébol’.

Cuenta Riaño que en esa época surgieron en Toledo numerosos locales «que ofrecían a las generaciones más jóvenes y no tan jóvenes, puntos de reunión donde poder charlar y divertirse desde primeras horas de la tarde hasta correctamente entrada la aurora». La recién creada Sociedad de Comunidades de Castilla-La Mancha y la nueva Universidad llenaron la ciudad de aires nuevos, lo que propició el éxito del ocio noctámbulo de la ciudad centrado en el centro histórico que cambió la indeterminación toledana para hosteleros, clientes y vecinos.

En la primera entrada de ‘Noches toledanas’ ya se adentró en las primeras discotecas y los locales del Miradero, y ahora «toca ahora rememorar los bares y locales nocturnos repartidos por las estrechas calles del centro, donde se tomaban cervezas en vasos de litro, submarinos, cerebritos, lactosa de pantera, calimocho, tequila, cubatas… pero sobre todo, se charlaba y se pasaban muy buenos ratos».

Y en el blog, rajado a todo el mundo en internet ( se recuerda, entre otros, al bar Los Monteros, de Javier Montero, en la plaza conocida por los Jesuitas y la moda de succionar calimocho en ‘El Alcarreño’, en un plaza que «se ponía de tumbo en tumbo» a principios de los primaveras 80.


‘La Viñal’, en la calle Chapinería

No se olvida de dos clásicos en la calle Santa Fe de la mano de Pronóstico del Chopo, que abrió a finales de los primaveras 80 abrió ‘El Trébol’, con sus famosas bombas y pulgas y el ‘Sildavia’ (flagrante La Tabernita). Y, muchos más, como el ‘Enebro’, ‘la Viñal’, el ‘Corralito’, que sigue activo, el ‘Amsterdam’, el Delfín (ahora Del Fin) y el Broadway Jazz Club, el único particular dedicado a Jazz en la ciudad.

Recuerda incluso que la calle Rojas, en el número 3 estuvo un tiempo ‘El Rojas 3’, de Teresa Castanedo y Marta. Luego fue La Escondida, el Copy Copa y La Taberna de Garcilaso. Y, según iba avanzando la hora, en aquellos primaveras la calle Alfileritos y «sus alrededores se llenaban de gentío y era difícil, casi irrealizable, que un coche se atreviese a circular por allí». Era el turno de el ‘Macondo’, donde actualmente está el Oki Oki, con música venida de Sudamérica de la mano de los hermanos Fernández Andino (Toni, Leonardo y Octavio). Cerca de allí estaba el ‘Kaya’, que actualmente es ‘La Esencia’. En la cuesta del Cristo de la Luz se encontraba uno de los más recordados, ‘La Taberna’, rajado por Alfonso Ramírez Bea, llamado así por activo sido en presencia de la taberna del señor Fortuna. Fue el bar pionero de la zona y era conocido por todos como el ‘BarTolo’. Muy cerca de allí, el Jacaranda, otro de los pioneros (sigue activo con sus tablas de patés y quesos), rajado en 1978 por Ramón de Pablos. Y, entre otros, en la plaza de San Ginés estaba La Sal, de Encanto Mora.

En la calle de la Sal tuvieron mucho estirón ‘Los Toneles’ y ‘El Cómic’, y en la calle Chapinería estaba ‘La Viñal’, rajado en 1981 por María José y Gabriel, el bar que se hizo conocido con los barriles de sidra. Otro conocido bar de la calle Chapinería era la Chapi, de Jany, un poco más hacia lo alto de La Viñal. Luego pasó a ser El Café de Louise, y más tarde el Evil Rock. Y no se olvida del bar Scorpion´s a principios de los 90 y de que, al finalizar la indeterminación, era un clásico comerse unos churros en La Suiza, que regentaba Rosa Clamagirand.

Las terrazas de verano

Y no se olvida de citar incluso las terrazas veraniegas que hubo a finales de los 80 en la ribera del Tajo, en la zona de la Barca de Pasaje. Eran Nabumboo, Reina Ribera y Pikiki´s Playa. «A principios de los 90 la discoteca Sithon´s tuvo terraza veraniega en los jardines del Alcázar. En el paseo Recaredo incluso hubo varias terrazas como Ala Delta, Máscara, Pachá, Niebla o Paradise. Página parágrafo merece incluso el Puesto Colchoneta, con «una de las vistas mejores del mundo», afirma.


Rosa Clamagirand regentaba ‘La suiza’


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Pero, «poco a poco, el suburbio de Santa Teresa se fue haciendo con la clientela. La Plaza de Cuba y sus alrededores se convirtieron en un punto de batalla habitual, a la vez que un suplicio para el vecindario. Pero eso debería ser objeto de otra entrada», concluye.

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