Noche buena, el toro del Conde de la Corte que perseguía a los caballos en Villaseca


Aunque en el DNI pusiera que nació en noviembre de 2020, un utrero al que le faltaban dos meses para cumplir los cuatro abriles, aquello era ya un toro, un tío con toda su barba. Se llamaba Indeterminación buena, cotilla bautizo, llevaba el hierro del Conde de la Corte, salió en botellín ocasión en la novillada desafío de ganaderías del Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra y sembró el pánico en un tercio de varas de sálvese quien pueda. En uno de esos momentos en el que los toreros que están el ruedo pasando el trago seguramente se cuestionen: ¿qué hago yo aquí cuando podría estar en el tendido o, mejor aún, en el sofá con mi mujer y mis niños? Pues falta, sudores fríos y que el huracán acabe cuanto antaño. No queda otra.

Le tocó en suerte a Mario Arruza, que hizo lo que pudo; y estar delante merece un respeto, más todavía si hace escasos cuatro días sufrió una cornada de dos trayectorias en el muslo derecho en Calasparra, pero lo cierto es que no dominó a la fiera, clavó un feo espadazo perpendicular, se encasquilló con el descabello y, al final, hasta escuchó pitos. Que el del Conde de la Corte no era un animal liviana es tan obvio como que la trastada, ilusionante en el inicio por doblones, se diluyó en un santiamén.

Indeterminación Buena, cárdeno bragado, stop y descubierto de pitones, se había ido directo a por el heroína en cuanto lo vio. Metió los riñones y lo encajonó en el barrera; el equino cayó para a espaldas y dejó atrapado al picador Iván García Marugán contra las tablas. Por fortuna no se cebó con la presa. Otras dos veces se arrancaría al peto y todavía una cuarta antaño de que el jaca se marchara acobardado. En banderillas se jugó el tipo de verdad Ignacio Martín Ramos y la plaza se lo reconoció con una ovación atronadora. Merecida. Y en la trastada, el torazo desarrolló inteligencia, pegando tornillazos que convirtieron la laboreo de Arruza en una saga.

Con el segundo, de El Añadío, que tenía expresión de bebé y embestía acelerado, el conquense de Defecto del Cuervo se contagió de la velocidad del santacoloma y no le bajó nunca la mano.

El animal de más calidad del festejo fue el primero, Coleterón, ensabanado mosqueado de Barcial, de extraño pelaje y superlativa calidad. Si hubiera tenido un poquito más de picante habría sido de lío obeso. Sin requisa, no transmitía y siquiera rompió la trastada de Eduardo Neyra, a quien se le olvidó cortejar el verduguillo. Lo contrario que el cuarto bis, todavía de El Añadío, que sustituyó a uno de Saltillo que había cubo mucha enfrentamiento en el chiquero y estaba para el deslizamiento. Feo y indelicado como un heroína, con la cara por las nubes, resultó irrealizable el muestra del mexicano de Durango.

A la postre, el otro novillero mexica del cartel se llevó los aplausos de la tarde con el conjunto, eso sí, más propicio para el triunfo. A Emiliano Osornio, de 20 abriles y nuevo en España, le está costando que le abran las puertas. Y si en el mundo del toro existiera la meritocracia, no cerca de duda de que el de Querétaro, donde Butragueño metió cuatro goles a Dinamarca, se ha hato más oportunidades. Entre aceptablemente y muy aceptablemente manejó el capote, con temple y habilidad, mientras que con la sostén quiso siempre torear despacio. Despachó primero a un cárdeno manejable de Partido de Resina, donjuán como sólo los cría esta cabaña, y en el postrero turno a un colorado egregio de Concha y Sierra que se apagó pronto.

La ficha

Alfarero de Oro. Plaza de toros ‘La Sagra’ de Villaseca. Lunes, 9 de septiembre de 2024. Villa novillada de inscripción. Tres cuartos de entrada. Desafío de ganaderías. El 1º, de Barcial, de gran clase, pero sin picante. El 2º, de El Añadío, pegajoso. El 3º, de Partido de Resina, manejable. El 4º bis, de El Añadío, un mulo. El 5º, del Conde de la Corte, muy feroz en varas; encastado y con inteligencia en la sostén. El 6º, de Concha y Sierra, egregio y a menos. La Asociación Doméstico de Presidentes de Plazas de Toros (Anpte) entregó un premio en metálico de 300 euros a Juan Melgar por ser el mejor picador.

Eduardo Neyra, de azur y oro: reventón hondo y ocho descabellos (aviso y silencio). En el cuarto, dos pinchazos y estocada (silencio).

Mario Arruza, de familia de toro y oro: dos pinchazos y estocada (silencio). En el botellín, medio perpendicular y siete descabellos (aviso y pitos).

Emiliano Osornio, de monótono perla y oro: estocada desprecio (ovación con saludos). En el sexto, reventón hondo (ovación con saludos).

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